Llamado urgente de San Miguel

a los sacerdotes

 

   

 


QUIÉN COMO DIOS, QUIÉN COMO DIOS, QUIÉN COMO DIOS. ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA, GLORIA A DIOS, GLORIA A DIOS, GLORIA A DIOS



Soy Miguel, Arcángel del Reino de mi Padre. Os hago un llamado urgente a vosotros pastores del rebaño de mi Padre. Ejerced vuestro ministerio sacerdotal como os lo enseñó Jesús, Eterno y Sumo Sacerdote. No os apartéis de las enseñanzas del Evangelio; volved a retomar el rezo de la Liturgia de las horas, que ha llevado a tantos sacerdotes a la santidad; practicad la justicia y el derecho con el rebaño que os fue confiado.



Preocupaos por la evangelización de las ovejas de vuestro rebaño, pues el lobo a través de las sectas, viene confundiendo y haciendo perder a muchas de ellas.


Hermanos Sacerdotes: El Ministerio de la Eucaristía, sólo puede ser ejercido por vosotros, no lo deleguéis en mis hermanos laicos, a ellos no les fue dada esa potestad; fue a vosotros a los que se os encomendó tan grande honor.
No os hagáis reos de culpa ante mi Padre, pues este sacrilegio cometido por los laicos es una afrenta al Dios Uno y Trino, presente en cada Eucaristía.



Hermanos Sacerdotes: Pedid mi protección ante mi Padre; acordaos que soy protector de la Iglesia y Guardián del Vicario de Jesús y de cada uno de vosotros; encomendaos a Mí, y yo permaneceré a vuestro lado en todos vuestros caminos y empresas espirituales.



Hermanos Sacerdotes, mi Padre os pide que tengáis más caridad y humildad con las ovejas de vuestro rebaño; pues muchas vienen perdiendo la fe por la apatía y displicencia de muchos de vosotros. De nuevo os digo, que retomad la senda de la evangelización, formando brigadas de casa en casa; prestando más atención al llamado de las ovejas; más disponibilidad para el Sacramento de la Confesión; acordaos que seréis juzgados en el amor por la Justicia Divina. Os recuerdo las palabras del Evangelio de Jesús. Al que mucho se le da, mucho se le exigirá; vosotros pastores de la Iglesia, sois discípulos muy amados por mi Padre y por nuestra Señora y Reina María, no los defraudéis con vuestro comportamiento; pues muchos de vosotros, se han entregado a la vida fácil y a los placeres mundanos, descuidando el rebaño y lo más triste perdiendo su alma.



Hermanos Sacerdotes, vienen días en que la casa de mi Padre será cerrada por la abominación del ser de iniquidad. Leed todo el capítulo de Daniel 12 para que entendáis mejor lo que os estoy diciendo; es por eso, que mi Padre os está haciendo este llamado angustioso, para que cada uno de vosotros reúna el rebaño que le fue confiado y lo lleve seguro al redil eterno. No desatendáis pues a este llamado, porque la hora de la justicia divina está por comenzar y ya no habrá más tiempo de misericordia.



Que la paz del Dios altísimo os acompañe. Que nuestra protección e intercesión permanezca siempre con vosotros. Soy Miguel Arcángel y los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre. Gloria a Dios, Gloria a Dios, Gloria a Dios. Aleluya, Aleluya, Aleluya. Amén.



Dad a conocer nuestros mensajes, hombres de buena voluntad, especialmente a nuestros hermanos Sacerdotes.

 

 

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