EL ROSARIO DEL ENFERMO
Para ti hermano que sufres, rezar el Rosario es una manera excelente para vencer
tu soledad, aprovechar tu tiempo y pedir a Jesús y a la Santísima Virgen,
fuerzas y valor para llevar tus sufrimientos. Pero sobretodo, meditando la vida
de Jesús y de María, es como puedes comprender el valor del dolor para la
redención humana.
En las reflexiones que haremos en cada Misterio, pondremos de relieve esos
ejemplos y esas enseñanzas. De esta manera el rezo del Santo Rosario tendrá más
sentido y más vida para ti. En esos acontecimientos verás reflejada tu misma
vida. Dios te hablará por medio de ellos. Y, ofreciendo tu rezo diario para las
misiones, encontrarás una manera más para ser cooperador de salvación con Jesús,
con María, en comunión con los misioneros.
El Santo Rosario es un conjunto de Avemarías, Padrenuestros y Glorias que se
rezan en honor de la Virgen María y que van acompañados de meditaciones de los
principales misterios de nuestra fe.
Por cada misterio, se rezan: 1 Padre Nuestro, 10 Ave María y 1 Gloria
Se llama Rosario, pues las oraciones entrelazadas con las meditaciones de los
misterios, forman una "corona de rosas" que se ofrece a Nuestra Santísima Madre.
Está formado por:
La señal de la cruz...
Acto de contrición...
El enunciado del misterio...
La escucha de la Palabra de Dios...
El silencio...
El Padre Nuestro...
Las 10 Ave María...
El Gloria...
La jaculatoria...
Los lunes y los sábados corresponde rezar los misterios gozosos.
Los jueves corresponde rezar los misterios luminosos.(*)
Los martes y los viernes corresponde rezar los misterios dolorosos.
Los miércoles y los domingos corresponde rezar los misterios gloriosos.
(*)El 16 de Octubre de 2002, con motivo de cumplir 24 años de pontificado, el
Papa ha publicado la Carta Apostólica "Rosarium Virginis Mariae" (El Rosario de
la Virgen María); donde además de hacer una hermosa reflexión del Rosario y su
importancia en la vida de la Iglesia, agregó cinco misterios más a los quince
que ya tenía el rosario.
Estos misterios son los misterios de luz o luminosos, que reflexionan sobre la
vida pública del Señor.
El Rosario como oración contemplativa
• María es una compañera privilegiada en el camino de la fe, que nos permite
acercarnos a Jesús, conocerlo más, comprender su vida y hacernos mejores
discípulos.
• El Rosario nos va conduciendo a una verdadera experiencia del amor de Dios y
nos ayuda a procurar una vida cristiana más evangélica y auténtica.
Nos dice el Papa que el Rosario es una presentación orante y contemplativa del
Misterio de Cristo. Por eso los cristianos no debemos olvidar que rezarlo
implica modelar nuestro corazón según el corazón de Jesús, manifestación única
de todo el amor que Dios nos tiene.
En el Santo Rosario corresponde rezar los:
MISTERIOS GOZOSOS
En los cuales meditamos la anunciación a María y la infancia de Jesús
ORACIONES PARA
ANTES DEL ROSARIO
VEN ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo ven, ven por medio de la dulce y poderosa intercesión del
corazón inmaculado de María tu amadísima esposa.
Puedes sentirte solo en muchos momentos de tu vida, pero Nuestro Señor
Jesucristo nos descubre el misterio de la soledad, cuanto más sólo estés, más
dependes de Él, después de recorrer tu camino en la enfermedad, el cuerpo sufre
y el dolor purifica el espíritu, así comprenderás que al rezar el Santo Rosario
junto con María a los pies de la cruz, llegaremos a Jesús, que nos llevará al
Padre.
PADRE NUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal. Amén
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
R. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
V. Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a ti en este día, ya
que fuiste Tú la que dijiste SI a la vida, ante el anuncio del Ángel. Sin
importar la sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría, Tu dijiste “SI”;
“Hágase en mi según tu Palabra: Santa María, oramos hoy por todos los enfermos,
por su salud física y espiritual, por una vida digna y bendecida.
PEDIMOS POR
Por todos los enfermos y por todos sus cuidadores y amigos, para que la fuerza
del Espíritu Santo les ayude a sobrellevar la enfermedad.
Por todas las personas que sufren, por los pobres, los que se sienten solos y
por todos los enfermos: para que con ayuda de la luz de Cristo encuentren las
fuerzas para afrontar el sufrimiento y los demás sepamos acompañarlos.
Por todas las personas que rezan esta oración, por sus necesidades personales y
espirituales.
INVOCACIÓN ESPECIAL A SANTA MARÍA POR LOS ENFERMOS
Madre y Señora Nuestra intercede especialmente ante tu Querido Hijo, Nuestro
Señor Jesucristo, por estos enfermos que ponemos en tus manos. Que el mismo
Jesucristo les de fuerzas para resistir su enfermedad y fueran curados de sus
dolencias si así lo quiere su Divina Providencia. Amén
ORACIÓN
Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho: «vengan a mí todos los que están
cansados y cargados y Yo los aliviaré».
Venimos a tu presencia junto con aquellos que ahora atraviesan momentos de
dificultad, que padecen alguna enfermedad, que se sienten incomprendidos,
olvidados; que están alejados de ti, que necesitan de tu paz y de tu alivio
celestial, te suplicamos Señor Dios Padre, bendícelos a todos. Pon tu mano Señor
Jesús, de buen pastor sobre cada uno de ellos y por los méritos de tu pasión y
tu cruz sánalos y alívialos física y espiritualmente, en la santa Voluntad del
Padre y en tu Santo nombre. Dales el consuelo que cada uno busca en ti.
Y a los enfermos que Tú no vas a sanar hoy porque en tu plan providencial, tú
tienes algo distinto para ellos, te pedimos que les des fortaleza a ellos y a su
familia para que nunca desesperen y que sepan ofrecer sus sufrimientos
uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz, para darle un valor de redención. Te
lo pedimos en Tu Santo Nombre Señor Jesús, orando con el Espíritu Santo y con la
intercesión de la Santísima Virgen.
Gracias Señor porque has escuchado nuestras oraciones. Amén
SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES
R. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio
Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al
tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la
derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y
muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de
los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén
ACTO DE CONTRICIÓN
V. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío;
por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis
castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia,
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me
fuere impuesta. Amén
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
3 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
PRIMER MISTERIO
La Anunciación del Ángel a la Virgen María y la encarnación del Hijo de Dios.
Lectura bíblica: Lucas 1, 26-38
Reflexión
Dios envía un Ángel a María para darle a conocer sus designios para la salvación
humana y para pedirle su consentimiento y su cooperación. Dios nos habla
continuamente también a nosotros: nos envía sus mensajeros y sus mensajes,
Buenas inspiraciones, buenas lecturas, una palabra de una persona amiga y hasta
la enfermedad; son mensajeros de Dios.
Hermano que sufres: a través de estas circunstancias Dios nos envía sus mensajes
para que comprendamos su designio sobre nuestra vida y demos nuestro
consentimiento como María.
Rezo de Padre Nuestro, 10 Ave María, 1 Gloria al Padre y Salve
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren
SEGUNDO MISTERIO
La visita de María a su prima Isabel y la santificación del precursor Juan
Bautista
Lectura bíblica: Lucas 1, 39-56
Reflexión
María comunica a Jesús a los demás, porque lo posee en su corazón y lo lleva en
sus entrañas.
Hermano, tú también, desde tu enfermedad y por medio de tus dolores y penas,
podrás comunicar a Jesús a los demás. Con una sonrisa podrás transmitir su
gracia y su amor a los demás.
Rezo de Padre Nuestro, 10 Ave María, 1 Gloria al Padre y Salve
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren
TERCER MISTERIO
El nacimiento de Jesús en la pobreza de Belén
Lectura Bíblica: Lucas 2, 1-14
Reflexión
En la pobreza de un establo, de una cueva, María da a luz a Jesús. Los Santos
Peregrinos habían pedido posada en otras casas. Pero nadie les había abierto las
puertas. Jesús pide posada en tu corazón. Eres Pobre, estás enfermo, a veces te
sientes desanimado... Sin embargo en esa pobreza Jesús quiere nacer, y por medio
tuyo, quiere comunicarse a los demás. Ábrele tu corazón: no lo rechaces.
Hermano, si le permites nacer en ti, también tu pobreza y tu enfermedad tendrán
una nueva luz, un nuevo significado. Comprenderás y sentirás cosas que nunca
habías experimentado antes.
Rezo de Padre Nuestro, 10 Ave María, 1 Gloria al Padre y Salve
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren
CUARTO MISTERIO
La presentación del Niño Jesús al Templo
Lectura bíblica: Lucas 2, 22-32
Reflexión
Simeón reconoce al Salvador: era un anciano recto y santo. Esperaba con ansia la
venida del Mesías. Dios colmó sus aspiraciones e ilusiones. Simeón pudo
estrechar entre sus brazos al que tanto había esperado.
En tierras de misiones hay ancianos que desean ver al Salvador, hay hombres y
mujeres que buscan quién de sentido a su trabajo, hay jóvenes y niños que
esperan a alguien que oriente sus pasos y de luz a sus vidas. Todavía esperan al
Mesías...
Hermano: tú, con tus oraciones y sufrimientos puedes otorgarles la luz de la
salvación...
Rezo de Padre Nuestro, 10 Ave María, 1 Gloria al Padre y Salve
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren
QUINTO MISTERIO
La pérdida y el hallazgo del niño Jesús en Jerusalén
Lectura Bíblica: Lucas 2, 41-52
Reflexión
María y José están hundidos en una profunda tristeza, porque han perdido a
Jesús. De repente parece que su vida haya perdido luz y significado sin Jesús.
Hay muchas personas que nunca han conocido a Jesús. Pero hay otras que los han
perdido. Hay enfermos que en el dolor se han desesperado, han renegado, y se han
apartado de Dios.
Tú también hermano, busca a Jesús en la oscuridad de la prueba y el dolor. Pero
ayuda también a quienes no saben buscarlo: con tu ejemplo de paz y serenidad,
con tus oraciones y sufrimientos, con tu sonrisa, tú puedes echar una mano a
otra persona para ayudarla a buscar y encontrar a Jesús.
Rezo de Padre Nuestro, 10 Ave María, 1 Gloria al Padre y Salve
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren
LETANÍAS DE LOS ENFERMOS
Para implorar salud de cuerpo y alma.
Señor Jesús, que curaste al ciego de Betsaida (Mt 8,22). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús que curaste a dos ciegos en Cafarnaúm (Mt 9,27). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a dos ciegos en Jericó (Mt 20,29). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un ciego y mudo (Mt 12,22). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste al sordomudo en Decápolis (Mt 7,34). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un leproso en Galilea (Mt 1,41). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a diez leprosos en Galilea (Lc 17,11). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al paralítico de Cafarnaúm (Mt 9,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al paralítico de la piscina (Jn 5,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a la mujer hemorroísa (Lc 8,42). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un hombre hidrópico (Lc 14,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al siervo del centurión (Mt 8,5). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al hijo del funcionario real (Jn 4,50). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a la suegra de San Pedro (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un niño lunático (Mt 17,18). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste al poseso de Cafarnaúm (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un poseso mudo (Lc 11,14). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste a una joven posesa de Canaán (Mc 7,24). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a dos posesos de Gerasa (Mt 8,28). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste a la hija de Jairo (Mc 5,41). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste al hijo de una viuda (Lc 7,14). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste a tu amigo Lázaro (Jn 11,1-43). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste Tú mismo del sepulcro (Mc 16,6). Ten compasión de
nosotros.
MISTERIOS DOLOROSOS
ORACIONES PARA ANTES DEL ROSARIO
VEN ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo ven, ven por medio de la dulce y poderosa intercesión del corazón inmaculado de María tu amadísima esposa.
Puedes sentirte solo en muchos momentos de tu vida, pero Nuestro Señor
Jesucristo nos descubre el misterio de la soledad, cuanto más sólo estés, más
dependes de Él, después de recorrer tu camino en la enfermedad, el cuerpo sufre
y el dolor purifica el espíritu, así comprenderás que al rezar el Santo Rosario
junto con María a los pies de la cruz, llegaremos a Jesús, que nos llevará al
Padre.
PADRE NUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal. Amén
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
R. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
V. Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a ti en este día, ya
que fuiste Tú la que dijiste SI a la vida, ante el anuncio del Ángel. Sin
importar la sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría, Tu dijiste “SI”;
“Hágase en mi según tu Palabra: Santa María, oramos hoy por todos los enfermos,
por su salud física y espiritual, por una vida digna y bendecida.
PEDIMOS POR
Por la santificación de
todos los sacerdotes del mundo, consagrados, religiosos y servidores.
Por todos los enfermos y por todos sus cuidadores y amigos, para que la fuerza
del Espíritu Santo les ayude a sobrellevar la enfermedad.
Por todas las personas que sufren, por los pobres, los que se sienten solos y por todos los enfermos: para que con ayuda de la luz de Cristo encuentren las fuerzas para afrontar el sufrimiento y los demás sepamos acompañarlos.
Por todas las personas que rezan esta oración, por sus necesidades personales y
espirituales.
INVOCACIÓN ESPECIAL A SANTA MARÍA POR LOS ENFERMOS
Madre y Señora Nuestra intercede especialmente ante tu Querido Hijo, Nuestro
Señor Jesucristo, por estos enfermos que ponemos en tus manos. Que el mismo
Jesucristo les de fuerzas para resistir su enfermedad y fueran curados de sus
dolencias si así lo quiere su Divina Providencia. Amén
ORACIÓN
Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho: «vengan a mí todos los que están
cansados y cargados y Yo los aliviaré».
Venimos a tu presencia junto con aquellos que ahora atraviesan momentos de
dificultad, que padecen alguna enfermedad, que se sienten incomprendidos,
olvidados; que están alejados de ti, que necesitan de tu paz y de tu alivio
celestial, te suplicamos Señor Dios Padre, bendícelos a todos. Pon tu mano Señor
Jesús, de buen pastor sobre cada uno de ellos y por los méritos de tu pasión y
tu cruz sánalos y alívialos física y espiritualmente, en la santa Voluntad del
Padre y en tu Santo nombre. Dales el consuelo que cada uno busca en ti.
Y a los enfermos que Tú no vas a sanar hoy porque en tu plan providencial, tú
tienes algo distinto para ellos, te pedimos que les des fortaleza a ellos y a su
familia para que nunca desesperen y que sepan ofrecer sus sufrimientos
uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz, para darle un valor de redención. Te
lo pedimos en Tu Santo Nombre Señor Jesús, orando con el Espíritu Santo y con la
intercesión de la Santísima Virgen.
Gracias Señor porque has escuchado nuestras oraciones. Amén
SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES
R. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén
ACTO DE CONTRICIÓN
V. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío;
por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis
castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia,
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me
fuere impuesta. Amén
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
3 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
PRIMER MISTERIO
Oración de Jesús en el
huerto Lc. 22,40-44.
Llegados al lugar, les dijo:
Después se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y doblando
las rodillas oraba con estas palabras;
Entonces se le apareció un ángel del cielo para animarlo. Entró en agonía y
oraba con mayor insistencia. Su sudor se convirtió en gotas de sangre que caían
hasta el suelo.
Reflexión:
Aún cuando Jesús iba acompañado de sus discípulos en los momentos de la prueba y
sufrimiento, experimentó la soledad, no había nadie a su lado, los discípulos le
amaban, pero distraídos o cansados se habían dormido, sólo un ángel del cielo
vino a animarlo.
Hermano(a), hoy tu puedes ser también un ángel para el enfermo o anciano, que no
tiene a nadie, para acompañarlo y animarlo en su soledad, y ayudarle a
levantarse del desánimo o vacío, en que se encuentra.
Cuando las lágrimas son iluminadas por el sol de la fe, se forma en el alma, un
hermoso arco iris de la paz.
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que
sufren
SEGUNDO MISTERIO
La flagelación del Señor. Lc. 23, 20-24
Pilato, que quería librar a Jesús, les dirigió de nuevo la palabra, pero seguían
gritando: Por tercera vez les dijo: Pero ellos insistían a grandes voces
pidiendo que fuera crucificado, y el griterío iba en aumento. Entonces Pilato
pronunció la sentencia que ellos reclamaban.
Reflexión:
Jesús, perseguido y azotado injustamente por una multitud, que contradicción
entre tanta gente, no tiene a nadie que le ayude.
Hermano(a), hoy como ayer, también nosotros manipulados por las apariencias
dejamos al anciano o al enfermo, sólo esto nos hace reflexionar que debemos
acompañar al enfermo, sin hacer juicios o condenar el origen o causa de la
enfermedad, hoy como Iglesia, es el momento para practicar la caridad y la
solidaridad.
Si amas Jesús, ¡qué fácil es sufrir por él!, porque, porque donde reina el amor,
no hay dolor, y si lo hay se le ama (San Agustín).
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.Ruega por nosotros y todos los que
sufren
TERCER MISTERIO
La coronación de
espinas. Mc. 15,17-19
Lo vistieron con una capa roja y le colocaron en la cabeza una corona que
trenzaron con espinas. Después comenzaron a saludarlo: Y le golpeaban en la
cabeza con una caña, le escupían y se arrodillaban ante él para rendirle
homenaje.
Reflexión:
Jesús, una vez más experimenta la soledad y el abandono, pues está solo, los que
lo habían seguido primero se durmieron, después corrieron y ahora son
espectadores del dolor y humillación, que son de los más crueles sufrimientos.
Hermano(a), tú no seas espectador del enfermo o anciano que en ocasiones se
avergüenzan de la enfermedad o discapacidad que tienen y se sienten excluidos,
sin nadie que los atienda, sé valiente y recuerda que Jesús dijo: Mt. 25,40
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.Ruega por nosotros y todos los que
sufren
CUARTO MISTERIO
Jesús con la cruz acuestas. Lc. 23,26
Cuando lo llevaban, encontraron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo,
y le cargaron con la cruz para que la llevara detrás de Jesús.
Reflexión:
Maestro hasta el final, Él que es el camino, Jesús camina solo con la cruz del
dolor y sufrimiento, siempre tomando la iniciativa para enseñarnos como se debe
llevar. Él, para nosotros es como el Simón de Cirene para llevar nuestra cruz,
signo de vida donde se vence el mal con la plenitud del bien.
Hermano(a): Necesitas ser como Simón de Cirene con los enfermos o ancianos,
ayudarles a cargar con esa cruz que cada uno tenemos y que no podemos ni debemos
renunciar a ella, pues es nuestro medio de salvación pero con la ayuda de otra
persona, podemos hacer que sea más ligera. (San Francisco de Sales)
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren
QUINTO MISTERIO
Jesús muere en la cruz.
Lc. 23,46-47
“Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron. Jesús decía: Padre,
perdónales, porque no saben lo que hacen. Era ya cerca de la hora sexta cuando,
al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
Jesús, dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
y, dicho esto, expiró.” “Como le vieron muerto, no le quebraron las piernas,
sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza y al instante
salió sangre y agua” (Lc 23, 33-34, 44-46; Jn 19, 33-35).
Reflexión:
Jesús, hasta el final se sintió solo por los del mundo, pero siempre estuvo
cerca de su Padre, por eso sus últimas palabras son para el Padre Dios.
En un grito que resuena en toda la humanidad, grito de amor, que hizo se
reconociera al verdadero hijo de Dios y se arrepintieran de lo que habían hecho.
Hermano(a): No tenemos que esperar a que se muera nuestro enfermo o familiar,
para acompañarle o resaltar sus cualidades, sino que en vida es nuestra
oportunidad que no se sienta solo y encuentre en nuestra compañía un sentido
cristiano al sufrimiento, con la esperanza de que el mañana será mejor. ¡Qué
triste es el lamento de Jesús: ! (Sal. 68, 21)
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.
ORACIÓN FINAL
Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste
asumir nuestra condición humana, mira con piedad a todos los enfermos, a todos
que necesitan ser curados en el cuerpo y en el espíritu.
Reconfórtalos con tu poder para que levanten su ánimo y puedan superar todos sus
males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíen en
la eficacia del dolor para la salvación del mundo.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
OREMOS
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Sálvanos, Señor.
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Óyenos, Señor.
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Ten piedad y Misericordia de nosotros.
V. Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las suplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los
peligros, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén
R. Dios todopoderoso, Tú has creado todo por medio de tu Hijo Jesucristo. El
venció el poder de la muerte por medio de su Misterio Pascual. Que todos los que
se confiesan ser cristianos, promuevan la Santidad de la Vida y que te sirvan
fielmente, por Jesucristo Nuestro Señor. Amen
V. Ave María Purísima,
R. sin pecado concebida.
LETANÍAS DE LOS ENFERMOS
Para implorar salud de cuerpo y alma
Señor Jesús, que curaste al ciego de Betsaida (Mt 8,22). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús que curaste a dos ciegos en Cafarnaúm (Mt 9,27). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a dos ciegos en Jericó (Mt 20,29). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un ciego y mudo (Mt 12,22). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste al sordomudo en Decápolis (Mt 7,34). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un leproso en Galilea (Mt 1,41). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a diez leprosos en Galilea (Lc 17,11). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al paralítico de Cafarnaúm (Mt 9,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al paralítico de la piscina (Jn 5,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a la mujer hemorroísa (Lc 8,42). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un hombre hidrópico (Lc 14,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al siervo del centurión (Mt 8,5). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al hijo del funcionario real (Jn 4,50). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a la suegra de San Pedro (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un niño lunático (Mt 17,18). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste al poseso de Cafarnaúm (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un poseso mudo (Lc 11,14). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste a una joven posesa de Canaán (Mc 7,24). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a dos posesos de Gerasa (Mt 8,28). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste a la hija de Jairo (Mc 5,41). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste al hijo de una viuda (Lc 7,14). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste a tu amigo Lázaro (Jn 11,1-43). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste Tú mismo del sepulcro (Mc 16,6). Ten compasión de
nosotros.
EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN
MISTERIOS LUMINOSOS
ORACIONES PARA ANTES DEL ROSARIO
VEN ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo ven, ven por medio de la dulce y poderosa intercesión del
corazón inmaculado de María tu amadísima esposa.
Puedes sentirte solo en muchos momentos de tu vida, pero Nuestro Señor
Jesucristo nos descubre el misterio de la soledad, cuanto más sólo estés, más
dependes de Él, después de recorrer tu camino en la enfermedad, el cuerpo sufre
y el dolor purifica el espíritu, así comprenderás que al rezar el Santo Rosario
junto con María a los pies de la cruz, llegaremos a Jesús, que nos llevará al
Padre.
PADRE NUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal. Amén
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
R. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
V. Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a ti en este día, ya
que fuiste Tú la que dijiste SI a la vida, ante el anuncio del Ángel. Sin
importar la sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría, Tu dijiste “SI”;
“Hágase en mi según tu Palabra: Santa María, oramos hoy por todos los enfermos,
por su salud física y espiritual, por una vida digna y bendecida.
PEDIMOS POR
Por todos los enfermos y por todos sus cuidadores y amigos, para que la
fuerza del Espíritu Santo les ayude a sobrellevar la enfermedad.
Por todas las personas que sufren, por los pobres, los que se sienten solos y
por todos los enfermos: para que con ayuda de la luz de Cristo encuentren las
fuerzas para afrontar el sufrimiento y los demás sepamos acompañarlos.
Por todas las personas que rezan esta oración, por sus necesidades personales y
espirituales.
INVOCACIÓN ESPECIAL A SANTA MARÍA POR LOS ENFERMOS
Madre y Señora Nuestra intercede especialmente ante tu Querido Hijo, Nuestro
Señor Jesucristo, por estos enfermos que ponemos en tus manos. Que el mismo
Jesucristo les de fuerzas para resistir su enfermedad y fueran curados de sus
dolencias si así lo quiere su Divina Providencia. Amén
ORACIÓN
Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho: «vengan a mí todos los que están
cansados y cargados y Yo los aliviaré».
Venimos a tu presencia junto con aquellos que ahora atraviesan momentos de
dificultad, que padecen alguna enfermedad, que se sienten incomprendidos,
olvidados; que están alejados de ti, que necesitan de tu paz y de tu alivio
celestial, te suplicamos Señor Dios Padre, bendícelos a todos. Pon tu mano Señor
Jesús, de buen pastor sobre cada uno de ellos y por los méritos de tu pasión y
tu cruz sánalos y alívialos física y espiritualmente, en la santa Voluntad del
Padre y en tu Santo nombre. Dales el consuelo que cada uno busca en ti.
Y a los enfermos que Tú no vas a sanar hoy porque en tu plan providencial, tú
tienes algo distinto para ellos, te pedimos que les des fortaleza a ellos y a su
familia para que nunca desesperen y que sepan ofrecer sus sufrimientos
uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz, para darle un valor de redención. Te
lo pedimos en Tu Santo Nombre Señor Jesús, orando con el Espíritu Santo y con la
intercesión de la Santísima Virgen.
Gracias Señor porque has escuchado nuestras oraciones. Amén
SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES
R. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio
Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al
tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la
derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y
muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de
los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén
ACTO DE CONTRICIÓN
V. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío;
por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis
castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia,
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me
fuere impuesta. Amén
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
3 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
PRIMER MISTERIO
El bautismo del
Señor
“Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser
bautizado por él (…). Salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y
vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una
voz que salía de los cielos decía: Este es mi Hijo amado, en quien yo me
complazco” (Mt 3, 13, 16-17)
Reflexión:
Hermano(a), hoy tu puedes ser un ángel para el enfermo o anciano, que no tiene a
nadie, para acompañarlo y animarlo en su soledad, y ayudarle a levantarse del
desánimo o vacío, en que se encuentra.
Cuando las lágrimas son iluminadas por el sol de la fe, se forma en el alma, un
hermoso arco iris de la paz.
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.
SEGUNDO MISTERIO
Su autorevelación
en las bodas de Caná
“Se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue
invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino,
porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: No tienen
vino. Jesús le responde: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi
hora. Dice su madre a los sirvientes: Haced lo que él os diga” (Jn 2, 1-5).
Reflexión:
Hermano(a), hoy como ayer, también nosotros manipulados por las apariencias
dejamos al anciano o al enfermo, sólo esto nos hace reflexionar que debemos
acompañar al enfermo, sin hacer juicios o condenar el origen o causa de la
enfermedad, hoy como Iglesia, es el momento para practicar la caridad y la
solidaridad.
Si amas Jesús, ¡qué fácil es sufrir por él!, porque, donde reina el amor, no hay
dolor, y si lo hay, se le ama (Sn. Agustín).
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.
TERCER MISTERIO
El anuncio del
Reino de Dios, invitando a la conversión
“Marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: El tiempo se ha
cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva
(…). [Luego] llegan a Cafarnaúm (…) y le vienen a traer a un paralítico. (…) Al
no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo (…) y a través
de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.
Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son
perdonados (…), a ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” (Mc
1, 15, 21; 2, 3-11).
Reflexión:
Hermano(a), tú no seas espectador del enfermo o anciano que en ocasiones se
avergüenzan de la enfermedad o discapacidad que tienen y se sienten excluidos,
sin nadie que los atienda, sé valiente y recuerda que Jesús dijo: ”En verdad les
digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de mis hermanos, me
lo hicieron a mí”. Mt. 25,40
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.
CUARTO MISTERIO
La transfiguración
“Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan,
y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su
rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la
luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él. (…) [Y]
una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía:
Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle” (Mt 17, 1-3, 5).
Reflexión:
Hermano(a): Necesitas ser como Simón de Cirene con los enfermos o ancianos,
ayudarles a cargar con esa cruz que cada uno tenemos y que no podemos ni debemos
renunciar a ella, pues es nuestro medio de salvación pero con la ayuda de otra
persona, podemos hacer que sea más ligera.
“Plantad en vuestra alma a Jesús crucificado y todas las cruces de este mundo os
parecerán rosas”. San Francisco de Sales
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.
QUINTO MISTERIO
La institución de
la Eucaristía
“Sabiendo Jesús, que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre,
habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Y
“mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo
a sus discípulos, dijo: Tomad, comed, éste es mi cuerpo. Tomó luego una copa y,
dadas las gracias, se la dio diciendo: bebed de ella todos, porque ésta es mi
sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados” (Jn,
13, 1; Mt 26, 26-29).
Reflexión:
Hermano(a): No tenemos que esperar a que se muera nuestro enfermo o familiar,
para acompañarle o resaltar sus cualidades, sino que en vida es nuestra
oportunidad que no se sienta solo y encuentre en nuestra compañía un sentido
cristiano al sufrimiento, con la esperanza de que el mañana será mejor.
¡Qué triste es el lamento de Jesús:”Esperé que alguien se compadeciese de mí, y
no hubo nadie; alguien que me consolase y no hallé”! (Sal. 68, 21)
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.
ORACIÓN FINAL
Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste
asumir nuestra condición humana, mira con piedad a todos los enfermos, a todos
que necesitan ser curados en el cuerpo y en el espíritu.
Reconfórtalos con tu poder para que levanten su ánimo y puedan superar todos sus
males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíen en
la eficacia del dolor para la salvación del mundo.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
OREMOS
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Sálvanos, Señor.
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Óyenos, Señor.
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Ten piedad y Misericordia de nosotros.
V. Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las suplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los
peligros, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén
R. Dios todopoderoso, Tú has creado todo por medio de tu Hijo Jesucristo. El
venció el poder de la muerte por medio de su Misterio Pascual. Que todos los que
se confiesan ser cristianos, promuevan la Santidad de la Vida y que te sirvan
fielmente, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
V. Ave María Purísima,
R. sin pecado concebida.
LETANÍAS DE LOS ENFERMOS
Para implorar salud de cuerpo y alma
Señor
Jesús, que curaste al ciego de Betsaida (Mt 8,22). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús que curaste a dos ciegos en Cafarnaúm (Mt 9,27). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a dos ciegos en Jericó (Mt 20,29). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un ciego y mudo (Mt 12,22). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste al sordomudo en Decápolis (Mt 7,34). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un leproso en Galilea (Mt 1,41). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a diez leprosos en Galilea (Lc 17,11). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al paralítico de Cafarnaúm (Mt 9,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al paralítico de la piscina (Jn 5,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a la mujer hemorroísa (Lc 8,42). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un hombre hidrópico (Lc 14,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al siervo del centurión (Mt 8,5). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al hijo del funcionario real (Jn 4,50). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a la suegra de San Pedro (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un niño lunático (Mt 17,18). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste al poseso de Cafarnaúm (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un poseso mudo (Lc 11,14). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste a una joven posesa de Canaán (Mc 7,24). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a dos posesos de Gerasa (Mt 8,28). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste a la hija de Jairo (Mc 5,41). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste al hijo de una viuda (Lc 7,14). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste a tu amigo Lázaro (Jn 11,1-43). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste Tú mismo del sepulcro (Mc 16,6). Ten compasión de
nosotros.
EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN
MISTERIOS GLORIOSOS
ORACIONES PARA ANTES DEL ROSARIO
VEN ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo ven, ven por medio de la dulce y poderosa intercesión del
corazón inmaculado de María tu amadísima esposa.
Puedes sentirte solo en muchos momentos de tu vida, pero Nuestro Señor
Jesucristo nos descubre el misterio de la soledad, cuanto más sólo estés, más
dependes de Él, después de recorrer tu camino en la enfermedad, el cuerpo sufre
y el dolor purifica el espíritu, así comprenderás que al rezar el Santo Rosario
junto con María a los pies de la cruz, llegaremos a Jesús, que nos llevará al
Padre.
PADRE NUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal. Amén
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
R. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
V. Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a ti en este día, ya
que fuiste Tú la que dijiste SI a la vida, ante el anuncio del Ángel. Sin
importar la sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría, Tu dijiste “SI”;
“Hágase en mi según tu Palabra: Santa María, oramos hoy por todos los enfermos,
por su salud física y espiritual, por una vida digna y bendecida.
PEDIMOS POR
Por todos los enfermos y por todos sus cuidadores y amigos, para que la
fuerza del Espíritu Santo les ayude a sobrellevar la enfermedad.
Por todas las personas que sufren, por los pobres, los que se sienten solos y
por todos los enfermos: para que con ayuda de la luz de Cristo encuentren las
fuerzas para afrontar el sufrimiento y los demás sepamos acompañarlos.
Por todas las personas que rezan esta oración, por sus necesidades personales y
espirituales.
INVOCACIÓN ESPECIAL A SANTA MARÍA POR LOS ENFERMOS
Madre y Señora Nuestra intercede especialmente ante tu Querido Hijo, Nuestro
Señor Jesucristo, por estos enfermos que ponemos en tus manos. Que el mismo
Jesucristo les de fuerzas para resistir su enfermedad y fueran curados de sus
dolencias si así lo quiere su Divina Providencia. Amén
ORACIÓN
Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho: «vengan a mí todos los que están
cansados y cargados y Yo los aliviaré».
Venimos a tu presencia junto con aquellos que ahora atraviesan momentos de
dificultad, que padecen alguna enfermedad, que se sienten incomprendidos,
olvidados; que están alejados de ti, que necesitan de tu paz y de tu alivio
celestial, te suplicamos Señor Dios Padre, bendícelos a todos. Pon tu mano Señor
Jesús, de buen pastor sobre cada uno de ellos y por los méritos de tu pasión y
tu cruz sánalos y alívialos física y espiritualmente, en la santa Voluntad del
Padre y en tu Santo nombre. Dales el consuelo que cada uno busca en ti.
Y a los enfermos que Tú no vas a sanar hoy porque en tu plan providencial, tú
tienes algo distinto para ellos, te pedimos que les des fortaleza a ellos y a su
familia para que nunca desesperen y que sepan ofrecer sus sufrimientos
uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz, para darle un valor de redención. Te
lo pedimos en Tu Santo Nombre Señor Jesús, orando con el Espíritu Santo y con la
intercesión de la Santísima Virgen.
Gracias Señor porque has escuchado nuestras oraciones. Amén
SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES
R. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio
Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al
tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la
derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y
muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de
los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén
ACTO DE CONTRICIÓN
V. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío;
por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis
castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia,
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me
fuere impuesta. Amén
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
3 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
PRIMER MISTERIO
La Resurrección de
Jesús
“El Ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: Vosotras no temáis, pues sé que
buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había
dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y ahora id en seguida a decir a sus
discípulos: Ha resucitado de entre los muertos” (Mt 28, 5-6).
Reflexión:
Hermano(a), hoy tu puedes ser un ángel para el enfermo o anciano, que no tiene a
nadie, para acompañarlo y animarlo en su soledad, y ayudarle a levantarse del
desánimo o vacío, en que se encuentra.
Cuando las lágrimas son iluminadas por el sol de la fe, se forma en el alma, un
hermoso arco iris de la paz.
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.
SEGUNDO MISTERIO
La Ascensión de
Jesús a los cielos
Jesús “los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y
sucedió que, mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo.”
Después “salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y
confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban” (Lc 24, 50-51; Mc 16,
20).
Reflexión:
Hermano(a), hoy como ayer, también nosotros manipulados por las apariencias
dejamos al anciano o al enfermo, sólo esto nos hace reflexionar que debemos
acompañar al enfermo, sin hacer juicios o condenar el origen o causa de la
enfermedad, hoy como Iglesia, es el momento para practicar la caridad y la
solidaridad.
Si amas Jesús, ¡qué fácil es sufrir por él!, porque, donde reina el amor, no hay
dolor, y si lo hay, se le ama (Sn. Agustín).
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.
TERCER MISTERIO
La venida del
Espíritu Santo
“Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en de los
compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. (…)
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De
repente vino del cielo un ruido (…) que llenó toda la casa en la que se
encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y
se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y
se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía
expresarse” (Hch 1, 14; 2, 1-4)
Reflexión:
Hermano(a), tú no seas espectador del enfermo o anciano que en ocasiones se
avergüenzan de la enfermedad o discapacidad que tienen y se sienten excluidos,
sin nadie que los atienda, sé valiente y recuerda que Jesús dijo: ”En verdad les
digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de mis hermanos, me
lo hicieron a mí”. Mt. 25,40
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.
CUARTO MISTERIO
La asunción de
Nuestra Señora
“¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente! Porque, mira, ha pasado ya el
invierno, han cesado las lluvias y se han ido. (…) Muéstrame tu semblante,
déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y bello tu semblante” (Ct 2, 10-11,
14).
Reflexión:
Hermano(a): Necesitas ser como Simón de Cirene con los enfermos o ancianos,
ayudarles a cargar con esa cruz que cada uno tenemos y que no podemos ni debemos
renunciar a ella, pues es nuestro medio de salvación pero con la ayuda de otra
persona, podemos hacer que sea más ligera.
“Plantad en vuestra alma a Jesús crucificado y todas las cruces de este mundo os
parecerán rosas”. San Francisco de Sales
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.
QUINTO MISTERIO
La coronación de
Nuestra Señora
“Toda espléndida, la hija del rey, va adentro, con vestidos en oro recamados;
con sus brocados es llevada ante el rey.” Y “una gran señal apareció en el
cielo; una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de
doce estrellas sobre su cabeza” (Sal. 45, 14-15; Ap 11, 19;12, 1).
Reflexión:
Hermano(a): No tenemos que esperar a que se muera nuestro enfermo o familiar,
para acompañarle o resaltar sus cualidades, sino que en vida es nuestra
oportunidad que no se sienta solo y encuentre en nuestra compañía un sentido
cristiano al sufrimiento, con la esperanza de que el mañana será mejor.
¡Qué triste es el lamento de Jesús: ”Esperé que alguien se compadeciese de mí, y
no hubo nadie; alguien que me consolase y no hallé”! (Sal. 68, 21)
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.
ORACIÓN FINAL
Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste
asumir nuestra condición humana, mira con piedad a todos los enfermos, a todos
que necesitan ser curados en el cuerpo y en el espíritu.
Reconfórtalos con tu poder para que levanten su ánimo y puedan superar todos sus
males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíen en
la eficacia del dolor para la salvación del mundo.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
OREMOS
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Sálvanos, Señor.
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Óyenos, Señor.
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Ten piedad y Misericordia de nosotros.
V. Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las suplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los
peligros, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén
R. Dios todopoderoso, Tú has creado todo por medio de tu Hijo Jesucristo. El
venció el poder de la muerte por medio de su Misterio Pascual. Que todos los que
se confiesan ser cristianos, promuevan la Santidad de la Vida y que te sirvan
fielmente, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
V. Ave María Purísima,
R. sin pecado concebida.
LETANÍAS DE LOS ENFERMOS
Para implorar salud de cuerpo y alma
Señor
Jesús, que curaste al ciego de Betsaida (Mt 8,22). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús que curaste a dos ciegos en Cafarnaúm (Mt 9,27). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a dos ciegos en Jericó (Mt 20,29). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un ciego y mudo (Mt 12,22). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste al sordomudo en Decápolis (Mt 7,34). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un leproso en Galilea (Mt 1,41). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a diez leprosos en Galilea (Lc 17,11). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al paralítico de Cafarnaúm (Mt 9,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al paralítico de la piscina (Jn 5,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a la mujer hemorroísa (Lc 8,42). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un hombre hidrópico (Lc 14,1). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al siervo del centurión (Mt 8,5). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al hijo del funcionario real (Jn 4,50). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a la suegra de San Pedro (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un niño lunático (Mt 17,18). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste al poseso de Cafarnaúm (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un poseso mudo (Lc 11,14). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste a una joven posesa de Canaán (Mc 7,24). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a dos posesos de Gerasa (Mt 8,28). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste a la hija de Jairo (Mc 5,41). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste al hijo de una viuda (Lc 7,14). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste a tu amigo Lázaro (Jn 11,1-43). Ten misericordia de
nosotros.
Señor Jesús, que resucitaste Tú mismo del sepulcro (Mc 16,6). Ten compasión de
nosotros.
EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN
(acompáñenos los días 25)
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