NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
(Se incluyen dos novenas diferentes)
NOVENA Nº 1
La Dolorosa se celebra el 15 de septiembre, por lo que su novena comienza el 6 de septiembre, pero puede rezarse en el tiempo que se desee.
El misterio de la participación de la Virgen madre dolorosa en la pasión y muerte de su Hijo es probablemente el acontecimiento evangélico que ha encontrado un eco más amplio y más intenso en la religiosidad popular.
Pero el dolor de la Virgen, aunque encuentra en el misterio de la cruz su primera y última significación, fue captado por la piedad mariana también en otros acontecimientos de la vida de su Hijo en los que la madre participó personalmente.
Por la señal …
Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí; pero mucho mas me pesa porque pecando ofendí un Dios tan bueno y tan grande como vos; antes querría haber muerto que haberle ofendido, y propongo firmemente ayudado por tu divina gracia, no pecar mas y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén
ORACIÓN INICIAL
Oh Virgen, la más dolorosa del mundo después de tu Hijo, a cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada: te ruego que me alcances fortaleza para sufrir por mis pecados, como tú sufriste por los nuestros, a fin de que, crucificando mis pasiones y concupiscencias en la Cruz de Cristo, llevando la cruz de mi deber por el camino de mi vida, caminando en pos de mi Señor y perseverando constantemente a tu lado, oh Madre mía, al pie de la Cruz de tu Hijo, viva siempre y muera contigo, redimido y santificado por la sangre preciosísima de nuestro Redentor. También te pido, por tus dolores, que oigas mi petición en esta novena y, si conviene, me la concedas.
DÍA PRIMERO
Oh Virgen Dolorosa, siendo tú árbol florido y fructuoso, fuiste tan afligida, y yo árbol seco e inútil, quiero vivir regalado y soy impaciente de toda molestia y adversidad. Te ruego me concedas espíritu de penitencia, humildad y mortificación cristiana para imitarte a ti y a tu amado Hijo, crucificado por mí.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SEGUNDO
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste cuando el anciano Simeón te profetizó las contradicciones con que el mundo había de perseguir a tu Hijo, te suplico no permitas que yo me encuentre entre los mundanos enemigos de tu Hijo, sino entre los que profesan dócilmente su doctrina y la reflejan en sus costumbres verdaderamente cristianas, para que sea también de aquellos a quienes Él será resurrección y vida.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA TERCERO
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando el soberbio y ambicioso Herodes quiso dar muerte a tu Hijo, que venía a darnos vida, líbrame de toda ambición y soberbia y haz que, en vez de arrojar de mi lado a tu Hijo, le llame a mi, y, pospuestos todos mis intereses, le haga reinar sobre mi, siendo yo su vasallo fiel y obediente, para reinar con él en la gloria.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA CUARTO
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste cuando perdiste a tu Hijo en Jerusalén y estuviste tres días buscándole, te suplico que nunca yo le pierda por el pecado y que, si le pierdo, le busque con arrepentimiento, y buscándole, le halle con la sincera confesión en el templo y le conserve con verdadera religión.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA QUINTO
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando por la calle de la Amargura acompañaste a tu Hijo hasta el Calvario, haz que yo también le acompañe, llevando la cruz que su providencia me ha dado, con humilde paciencia y digna constancia, sufriendo bien todas las molestias que vengan de mis prójimos.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SEXTO
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando viste a Jesús clavado en la cruz, concédeme que yo me aproveche de los frutos de su pasión, que sea un cristiano verdadero, crucificado con Cristo, y que considere como una honra el padecer y sufrir algo por ser cristiano y practicar las virtudes cristianas.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SÉPTIMO
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste al recibir a tu Hijo muerto y bajado de la cruz, te suplico me alcances el perdón de mis culpas, que fueron la causa de su muerte, y que sus heridas se graben profundamente en mi memoria y mi corazón, como testimonio de su amor, para que le ame hasta la muerte.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA OCTAVO
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor con que acompañaste a tu Hijo a la sepultura y allí le dejaste sepultado, concédeme que yo muera con los auxilios de la religión y sea sepultado entre los fieles cristianos con Cristo, para que, en el día del juicio, merezca resucitar con los verdaderos cristianos y ser llevado a la derecha de Cristo.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA NOVENO
Oh Virgen Dolorosa, concédeme que así como tú, por tus dolores, recibes gran gloria en el cielo y triunfas allí como reina gloriosa de los mártires, así yo también, después de una vida mortificada con Cristo, merezca vivir eternamente en la gloria, dichoso con Cristo. Concédeme, oh Reina de los mártires, vivir en la cruz con paciencia, morir en la cruz con esperanza y reinar por la cruz con gloria.
Terminar con la oración final para todos los días.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Acuérdate, Virgen Madre de Dios, cuando estés en la presencia del Señor, de hablar en favor nuestro y que aparte su indignación de nosotros. Oh Santísima Madre, hazme esta gracia: fija en mi corazón con eficacia las llagas de Jesús crucificado. Haz que de Cristo en mí lleve la muerte, que participe su pasión y suerte y medite en sus llagas apenado. Para que no arda en los eternos fuegos, defiéndeme tú, oh Virgen, con tus ruegos, en el día del juicio. Y tú, oh Cristo, al salir yo de esta vida, por tu Madre querida, haz que llegue a la palma de victoria. Cuando mi cuerpo muera, haz que mi alma adquiera del paraíso la gloria.
Rezar tres avemarías.
Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima, que estuviste constantemente junto a la Cruz de Jesucristo. Nuestra Señora de la Buena Muerte, ruega por nosotros.
Oremos.
Te rogamos, Señor nuestro Jesucristo, que interceda ante tu clemencia la bienaventurada Virgen María tu Madre, cuya alma atravesó la espada de dolor en la hora de tu Pasión. Lo pedimos por ti, oh Jesucristo, Salvador del mundo, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
San José, ruega por nosotros.
NOVENA Nº 2
ORACIÓN
INTRODUCTORIA PARA TODOS LOS DÍAS
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo estuviera a su lado junto a
la cruz, participando en sus sufrimientos, concede a tu Iglesia que, asociada
con María a la pasión de Cristo, merezca también participar en su gloriosa
resurrección.
Virgen Santísima de los Dolores, míranos cargando nuestra cruz de cada día.
Compadécete de nuestros dolores, como nosotros nos compadecemos de los tuyos, y
acompáñanos como acompañaste a tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor, en el camino
doloroso del Calvario.
Eres nuestra Madre y te necesitamos. Ayúdanos a sufrir con amor y esperanza, con paciencia y aceptación, para que nuestro dolor, asociado al tuyo y al de tu Hijo, tenga valor redentor y en las manos de Dios, nuestro Padre, se transforme en gracia para la salvación del mundo.
(Se hace la lectura correspondiente a cada día. Luego se medita brevemente el
texto evangélico, tratando de descubrir los sentimientos de la Virgen de los
Dolores y de llenarse de compasión. Se presentan al Señor, en profundo silencio,
los propios sufrimientos y los del mundo entero, pidiendo la gracia de que ellos
no nos aparten de él y se termina con la oración conclusiva.)
Primer día: MARÍA
DA A LUZ A JESÚS EN UN PESEBRE
"José, que
pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se
dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su
esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el
tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en
pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el
albergue". (Lc. 2,4-7)
Segundo día:
MARÍA ESCUCHA AL ANCIANO SIMEÓN
"Su padre y su
madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de
bendecirlos, dijo a María, la madre: 'Este niño será causa de caída y de
elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una
espada te atravesará el corazón'..." (Lc. 2,34-35).
Tercer día: MARÍA
HUYE A EGIPTO
"Después de la
partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
“Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que
yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo'. José se levantó,
tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la
muerte de Herodes". (Mt, 2, 13-15)
Cuarto día: MARÍA
BUSCA A JESÚS PERDIDO EN EL TEMPLO
"Sus padres iban
todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió
doce años, subieron com de costumbre, y acabada la fiesta, María y José
regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta.
Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a
buscarlos entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a
Jerusalén en busca de Él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de
los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que
lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus
padres quedaron maravillados y su madre le dijo: 'Hijo mío, ¿por qué nos has
hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados'. Jesús les
respondió: '¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos
de mi Padre?'. Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres
a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.
Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de
los hombres". (Lc. 2,41-52)
Quinto día: MARÍA
SUFRE PORQUE LOS PARIENTES DE JESÚS NO LO COMPRENDEN
"Se acercaba la
fiesta judía de las Chozas, y sus hermanos le dijeron: 'No te quedes aquí; ve a
Judea, para que también tus discípulos de allí vean las obras que haces. Cuando
uno quiere hacerse conocer, no actúa en secreto; ya que tú haces estas cosas,
manifiéstate al mundo'. Efectivamente, ni sus propios hermanos creían en Él.
Jesús les dijo: 'Mi tiempo no ha llegado todavía, mientras que para ustedes
cualquier tiempo es bueno. El mundo no tiene por qué odiarlos a ustedes; me odia
a mí, porque atestiguo contra él que sus obras son malas. Suban ustedes para la
fiesta. Yo no subo a esa fiesta, porque mi tiempo no se ha cumplido aún'..." (Jn.
7,2-9)
Sexto día: MARÍA
AL PIE DE LA CRUZ
"Junto a la cruz
de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y
María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien Él
amaba, Jesús le dijo: 'Mujer, aquí tienes a tu hijo'. Luego dijo al discípulo:
'Aquí tienes a tu madre'. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su
casa". (Jn. 19,25-27).
Séptimo día:
MARÍA VE A JESÚS MORIR EN LA CRUZ
"Entonces Jesús,
dando un gran grito, expiró. El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba
abajo. Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó:
'¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!. Había también allí algunas
mujeres que miraban de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la
madre de Santiago el menor y de José, y Salomé, que seguían a Jesús y lo habían
servido cuando estaba en Galilea; y muchas otras que habían subido con Él a
Jerusalén". (Mc. 15,37-41).
Octavo día:
SEPULTURA DE JESÚS Y SOLEDAD DE MARÍA |
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Nota nuestra 1: En la fotografía, a la izquierda José de Arimatea junto a Jesús. Efectivamente está confirmada por Dios Padre, la autenticidad de esta fotografía. Los qué allí aparecen son realmente José de Arimatea y Jesús. Recordemos que José de Arimatea es hermano de San Joaquín, tío abuelo de Jesús.
Noveno día: EL
DOLOR DE MARÍA SE CONVIERTE EN ALEGRÍA
"Las mujeres que
habían venido de Galilea con Jesús siguieron a José, observaron el sepulcro y
vieron como había sido sepultado. Después regresaron y prepararon los bálsamos y
perfumes, pero el sábado observaron el descanso que prescribía la Ley. El primer
día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes
que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del Señor Jesús.
Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres
con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían
a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: '¿Por qué buscan entre los
muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que Él les
decía cuando aún estaba en Galilea Es necesario que el Hijo del hombre sea
entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al
tercer día'. Y las mujeres recordaron sus palabras". (Lc. 23,55; 24,1-8).
ORACIÓN
CONCLUSIVA PARA TODOS LOS DÍAS
Junto a la cruz
de su Hijo la Madre llorando se ve, el dolor la ha crucificado, el amor la tiene
en pie.
Quédate de pie, de pie junto a Jesús, que tu Hijo sigue en la cruz.
Cruz del lecho de los enfermos, de los niños sin un hogar, cruz del extranjero
en su patria, del que sufre en soledad.
Cruz de la injusticia y miseria de los marginados de hoy; cruz de tantas falsas
promesas y de la desesperación.
Cruz del abandono de amigos, del olvido y de la traición; cruz de la amenaza y
del miedo, la tortura y la prisión.
Cruz de los que sin esperanza sufren sin saber para qué; cruz de los enfermos
del alma, de los que perdieron la fe.
- Ruega por nosotros, Virgen de los Dolores.
- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor,
Jesucristo.
Padre de todo consuelo, Dios de infinita misericordia y bondad, que nos diste a
María como Madre y Modelo de cristiano, acrecienta nuestra fe, fortalece nuestra
esperanza y enciende nuestra caridad, de tal modo que seamos signo del gran amor
que tienes para con todos. Tú conoces mejor que nadie nuestros sufrimientos y
dolores, te pedimos que si es tu voluntad nos libres de ellos. Pero, sobre todo,
queremos pedirte que ni ellos, ni nada, ni nadie puedan separarnos jamás de tu
amor, ni quitarnos las ganas de vivir.
Te presentamos nuestra oración por medio de Jesucristo, Señor Nuestro, tu Hijo e
Hijo de María, la Virgen Dolorosa, Él vive y reina contigo y el Espíritu Santo
por los siglos de los siglos. Amén.
LAS SIETE GRACIAS
La Santísima
Virgen María manifestó a Santa Brígida que concedía siete gracias a quienes
diariamente le honrasen considerando sus lágrimas y dolores y rezando siete
Avemarías:
1. Pondré paz en sus familias.
2. Serán iluminados en los Divinos Misterios.
3. Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
4. Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de
mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
5. Los defenderé en los combates espirituales contra el enemigo infernal, y lo
protegeré en todos los instantes de su vida.
6. Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte; verán el rostro de su
Madre.
7. He conseguido de mi Divino Hijo que las almas que propaguen esta devoción a
mis lágrimas y dolores sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad
eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo
seremos su consolación y alegría.
Nota nuestra 2:
Se acuerdan que les dijimos en la Portada de nuestro Portal Católico que hay varias llaves para abrir las Puertas de la Patria Celestial. Bueno aquí tiene una de ellas.
Se debe rezar todos los días, se debe estar en Gracia de Dios, pero si comenten pecado mortal sigan rezando y acudan a la brevedad a confesarse con claro propósito de enmienda y arrepentimiento de corazón.
1.- Se comienza rezando un Padrenuestro.
2.- Se medita cada dolor y luego de cada uno se rezan 7 Avemarías
3.- Al final, después del 7º Dolor y de haber rezado las 7 últimas Avemarías, se rezan tres más en honor a las lágrimas derramadas por nuestra Santísima Madre.
Se pueden repartir durante el día, en la mañana temprano, el primer dolor y las siete Avemarías y así durante el día.
Los Dolores se aprenden fácilmente de memoria y son los siguientes:
1.- La Profecía de Simeón: " Una espada de dolor atravesará tu corazón.
2.- La huida de Egipto: Escapando de la persecución de Herodes que quería matar a su Hijo amado.
3.- El niño perdido y hallado en el templo.
4.- Jesús y María se encuentran en el Calvario.
5.- Jesús muere en la Cruz.
6.- Jesús es bajado de la Cruz y depositado en sus brazos.
7.- Cuando contempló el cuerpo de su Divino Hijo acostado en el sepulcro.
(No olviden las tres Avemarías finales)
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