SERIE LAMENTI DIVINI
Parole di Gesú a suoi sacerdorti
Traducción: María Dolores Briceño
La mano a quien ha caído - La comodidad es superficial
Sexta Parte
LAMENTOS DIVINOS
XI
LA MANO A QUIEN HA CAÍDO
Soy Dios de infinita Misericordia:
no quiero la muerte del pecador,
sino que se convierta y viva.
Ya que el pecado contra la pureza endurece el corazón, lleva al
sacrilegio, a la pérdida de la Fe y a la contumacia final,
este es el pecado que mis
sacerdotes deben odiar más.
Sacerdotes
fieles, vosotros que
cultiváis la pureza y sois celosos al buscar mi Gloria, vosotros que sois
todavía un discreto número de mi Iglesia y formáis mi preciosa corona,
¡tened piedad de vuestros
hermanos del Sacerdocio!
¡Sostened a los que están en
peligro y dad la mano a los que han caído!
A vosotros confío este deber urgente de caridad. Un gran pecador podría
convertirse en un gran santo; la historia de mi Iglesia está llena de estos
ejemplos. Recordadlos cada
día en la celebración de la Misa.
Exhortad a los fieles para que oren y ofrezcan sacrificios
por ellos. Decidles a ellos una buena palabra para que no se aflijan.
Recordadles que Yo soy Jesús, el Salvador que en un solo instante cancela toda
iniquidad.
Soy el Buen Pastor; soy el Padre amoroso del hijo pródigo. Camino
inquieto para buscar a la oveja perdida, para abrazarla y traerla al rebaño.
Mi Amor por las almas es
infinito, especialmente por las almas sacerdotales.
El abismo de mi Amor cubre el abismo de toda iniquidad. Si hay lamentos tan
fuertes por tantos consagrados,
es porque los amo con un Amor de
predilección.
XII
LA COMODIDAD ES SUPERFICIAL
Yo nací en una pobre gruta. Mis tiernos miembros tocaron la
paja, mientras el más pobre de los pobres en el mundo nació por lo menos en una
cuna y fue acogido con todo cuidado. El mundo no piensa más en Mí que nací en un
pesebre, es decir en el vacío de todo lo que es humano.
Y las almas no me poseen porque
no han vaciado del todo su corazón.
Se prefiere el placer más que a Mí y casi siempre se prefieren las
cosas más insignificantes de la tierra que a Mí. Es por este motivo que son
pocas, poquísimas las
almas que me dejan libre la entrada en sus corazones para hacer mi morada.
¡Cuán lejanas están las almas de
mi pobreza! El espíritu de pobreza ya no es apreciado; se desea la vida cómoda,
el gozo, el lujo; se quiere aparecer mejores, los primeros y por esto se hace
desaparecer toda huella de pobreza. En el mundo aletea el rechazo total del
espíritu de pobreza.
¿Y mis sacerdotes aman la pobreza?
¿Es el amor de las almas que los mueve en sus actividades, o es el deseo del dinero?
¡Oh ministros del altar, no meditáis suficientemente mis palabras:
"Los lobos tienen sus cuevas, los pájaros su nido, pero el Hijo del Hombre no
tiene donde reclinar su cabeza"
¿Qué será, cuando partáis de este mundo, del dinero que habéis
acumulado? Os daréis cuenta de haber acumulado para otros.
En tu habitación, contentaos con lo necesario.
Evitad lo superfluo y no desperdiciéis el dinero en diversiones inútiles.
¡Dad lo superfluo a los necesitados y sostened las obras de caridad!
El dinero guardado es para vosotros
un grave peligro espiritual,
porque apegáis vuestro corazón y porque dais un mal ejemplo a los fieles, que
aman ver al sacerdote desinteresado, también en esto, diferente de los demás
hombres.
El dinero os lleva a las comodidades,
a daros todos aquellos placeres
que comúnmente se dicen lícitos
(lícitos porque no son evidentemente malos), pero que sin embargo
no siempre están libres de culpa
o por el abuso o por el apego exagerado. ¡Cuántos pecados veniales deben dar
cuenta a la Divina Justicia!
¿Dónde descontarán mis sacerdotes estas miserias morales?...
Existe el Purgatorio, que es una dolorosísima reparación para todos, pero sobre todo para los consagrados.
En vuestra predicación habéis tratado el tema del Purgatorio
describiendo con vivos colores las penas de las almas que se purifican en la
ultratumba. De lo que
habéis dicho, habéis dicho poco,
porque del Purgatorio sólo pueden hablar apropiadamente aquellos que están allí
(actualmente ya ni siquiera hablan del Purgatorio: para la inmensa mayoría de
los sacerdotes actuales, 2003, 2011, el Purgatorio, en la práctica, no existe,
cuando realmente sí existe, es dogma de fe, y los sufrimientos que se sufren
allí son verdaderamente horrorosos, casi los del Infierno, de los que sólo se
diferencian en la eternidad, y en que en el Infierno se odia, y en el Purgatorio
se ama a Dios y a todos los que están allí...)
¡Pero no pensáis, vosotros sacerdotes, especialmente vosotros que
sois más libres, no pensáis que el Purgatorio es hecho sobre todo para vosotros?
Allí seréis purificados
por la Justicia Divina, antes de ser admitidos en mi Gloria.
Poco amor de Dios,
poca delicadeza de conciencia,
satisfacción del corazón y de los sentidos, especialmente de la gula,
curiosidad malsana,
tiempo desperdiciado, porque no es utilizado para la Gloria de Dios,
frialdad con el prójimo, indiferencia para con las necesidades de los demás...
Todo es pesado por
la Justicia Divina en la hora del Juicio Final y todo se deberá pagar.
SERIE LAMENTI DIVINI
Primera Parte: Introducción - Escuchad
Segunda Parte: Abrid los ojos - Preaviso
Tercera Parte: Prisionero... Solitario - El Crucifijo ¿devoción pasada?
Cuarta Parte: La Virgen Madre - Habla San José - Reina de los Ángeles
Quinta Parte: Saber negarse a sí mismo - Dios es Justo
Sexta Parte: La mano a quien ha caído - La comodidad es superficial (usted está aquí)
Séptima Parte: Busco almas - Verdadera Vida
Octava Parte: Cristo Rey - Yo olvidaré - Por los sacerdotes difuntos
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