Son pocos los laicos que creen en Mí
Son pocos los laicos que creen en Mí y en Mis Obras Providenciales. Pero la mayoría Me ha abandonado, a Mí, su Dios. Y en las profundidades de Mi Sagrado Corazón, se encuentra la hoja de la lanza, esta lanza que es la causa de tanta Sangre derramada. Hoy, les digo que ellos son parte de la causa de Mis sufrimientos.
Yo,
El Señor, vendré sobre ellos por sorpresa. Repentinamente, sin que nadie Me
espere, entraré a Mi Templo. Estos días están contados. Yo descenderé como el
Relámpago purificando a Jerusalén, que caerá en un montón de polvo, arrastrando
consigo a aquellos que no Me aman. Yo tengo la intención de ser su Juez y de
juzgarla severamente.
Pero a todos aquellos que han permanecido fieles bajo Mi Santo Nombre,
Yo, El Señor, los elevaré y los colocaré en Mi Nueva Jerusalén. Ellos no deben
temer, porque estaban siguiendo Mis instrucciones y Mi Ley. Aunque estaban
reprimidos y sus clamores hacia Mí estaban amortiguados por Mis enemigos, aún
así los escuché. Mis Ojos nunca se apartaron de aquellos santos que Me temían,
ellos Me alababan, manteniéndose fieles a Mi Palabra, compartiendo todos los
recursos que Yo les había dado y haciendo buenas obras que Me complacen.
Creación bienamada, están viviendo en el Fin de los Tiempos. Les he advertido que en estos tiempos habrá personas que se burlen de la religión, reprimiendo el Espíritu de profecía, para que ellos puedan seguir sus propias doctrinas engañosas, por maldad. Sus habilidades se han transformado en invenciones pervertidas que los han extraviado. Amantes del mal, no pueden retener ninguna pureza de mente. Como una locura, son arrastrados en ceremonias desviadas y misas negras, adorando a Satanás. Ya sea esto o llevan vidas de gran perversidad, porque su ignorancia es tal, que sólo por eso, condenan sus propias vidas. Ya que han cerrado sus oídos y rehúsan ver la Verdad reconociéndome a Mí, su Dios, su pecado los ha arrastrado a la depravación y a la podredumbre de su misma alma.
Los vapores de Satanás son, en estos días, como la bruma, que penetra a través de las cerraduras y entre las bisagras. Ya que sus vapores son mortales, Yo les pido, solemnemente, que redoblen sus sacrificios y sus oraciones. Grandes reparaciones deben hacer aquellos que Me aman.
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