CONVERSACIÓN CON CRISTO EN EL SAGRARIO

   Mi muy amado Jesús, que suerte tengo, pues me encuentro contigo, cerca de Ti, casi dentro de tu corazón. Ahora si que puedo abrirte el mío, hablarte con toda confianza, implorar tu misericordia, pedirte todas las gracias que necesito, y encomendarte el gran negocio de mi salvación.

   ¡Cuánto deseaba visitarte en tu soledad, mi dulce y amado Jesús, y conversar algunos instantes contigo! Lejos de Ti me encuentro como fuera de mi centro, pero cerca de Ti, fácilmente olvido el mundo y todas sus criaturas.

   Mi dulce Redentor. Tu me presentaste la Llaga Santa de tu divino Corazón, y me invitaste a descansar en él, y a enriquecerme del tesoro de tus gracias. ¡Qué bueno eres, Jesús mío!, y que misericordioso es tu corazón. ¡Yo no merecía más que tu indignación por todas las ofensas que te he hecho, y no obstante, Tu me amas todavía, y con qué amor!….Me permites arrepentirme cerca de Ti, llamarme dulcemente y decirme con una ternura divina: "Hijo (a) mío (a), dame tu corazón.

   Mi dulce Jesús, Tu me pides mi corazón, pues bien, aquí lo tienes, te lo doy todo entero. Dígnate tomar posesión de él para reinar en él, y reinar de un modo tan absoluto, que ningún objeto creado encuentre en él lugar en adelante, cierra de tal modo su entrada, que nada pueda penetrar jamás en él, sino solamente Tú. Jesús, mío, si algo quisiera entrar, le diré francamente: Mi corazón no es ya mío, es de Jesús solamente, se lo he consagrado sin división ni reserva. Mi dulce y tierno Jesús, este corazón no es, pues, mío, es todo tuyo y para siempre. Purifícalo, llénalo de los sentimientos celestiales que animan a vuestro Corazón, y sobre todo, consigue que arda en el fuego de amor, el mismo fuego que arde en el tuyo.

Si, mi amable Jesús, quiero amarte durante los pocos días que me restan de vida, mas quiero amarte con el amor más tierno, generoso y ardiente. Quisiera amarte como te han amado en la tierra los corazones mas fervorosos, como te ama el Corazón de la Santísima Virgen, quien por el ardor y la constancia de su amor mereció ser ensalzada sobre los Angeles y Santos.

Y tu divina Madre, Madre querida del incomparable Amor, tu que tanto quieres que tu divino Hijo sea amado por todos los hombres, consigue con vuestra poderosa intercesión que reciba y acepte la solemne consagración que le hago en este día de mi corazón y de toda mi persona, para que mi nombre sea escrito con letras indelebles en el número de aquellas almas fieles y constantes, que jamás se separaron del amor de tu amado y venerado Hijo.

Cristo Jesús, acuérdate de mí, en la hora de mi muerte.

Oración

Señor Jesús, clementísimo salvador del mundo, te suplicamos por tu santo Corazón que todas las ovejas hoy descarriadas se conviertan a Ti. Pastor y Obispo de sus almas, que vives y reinas con Dios Padre, en unión del Espíritu Santo. Por todos los siglos de los siglos. Así sea.

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HIMNO AL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Pange, lingua, gloriosi

Corporis mysterium,

Sanguinisque pretiosi,

Quem in mundi pretium

Fructus ventris generosi

Rex effudit gentium

 

 

Tantum ego Sacramentum

Veneremur cernui:

Et Antiquum documentum

Novo ceda ritui;

Praestet fides suplementum

Sensuum defectui.

 

 

Genitori Genitoque

Laus et jubilatio,

Salus, honor, virtus quoque

Sit et benedictio,

Procedenti ab utroque

Comprar sit laudatio. Amén

 

 

V. Panem decoelo praestitisti eis.

R. Omne delectamentum in se habentem.

 

Cante la voz del cuerpo más glorioso

El misterio sublime y elevado,

Y de la sangre excelsa que amoroso,

En rescate del mundo ha derramado,

Siendo fruto de un vientre generoso

El Rey de todo el orbe, más sagrado.

 

Se arrodilla:

Demos, pues, a tan alto Sacramento

Culto y adoración todos rendidos,

Y ceda ya el antiguo documento

A los ritos de nuevo instituidos:

Constante nuestra fe de suplemento

Al defecto de luz los sentidos.

 

Se levanta:

Al Padre con el Hijo sea dado

Júbilo, aplauso y gloria eternamente;

Salud, virtud y honor interminado.

Bendición y alabanza reverente:

Y al espíritu, de ambos aspirado,

Sea gloria y loor no diferente.

 

 

V. Les diste, Señor, el pan venido del cielo.

R. Que en si contiene toda suerte de espirituales delicias.

 

Loor: Elogios, alabanzas.

 ¡Oh Dios! Que en el admirable sacramento nos dejaste la memoria de vuestra Pasión: os rogamos Señor, nos concedas el que de tal manera veneremos los misterios de vuestro Cuerpo y Sangre, que siempre sintamos en nosotros el fruto de vuestra Redención. Tu que vives y reinas con Dios Padre, en unión del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

A estas solemnidades tan sagradas

Corresponda el placer y alegría;

suenen las alabanzas publicadas,

Que a la voz generoso el pecho envía:

Huyan las cosas viejas ya veloces;

Sea nuevo ya, todo en este día,

El corazón, las obras y las voces.

 Jesús Sacramentado, dame lo que necesito para hacer lo que tu quieras de mí

 

 

 

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