DEVOCIÓN
A LOS SANTOS ÁNGELES
El Angel del cielo
El Angel del cielo anunció a María que Dios la escogía, toda la tierra callada porque un lirio florecía. En mi Dios, mi salvador me salta el alma de gozo, pues el santo y poderoso ha hecho en mí maravillas, por ser pequeña y sencilla. ¿Cómo le tendré si no estoy casada y solo desposada con el señor san José? Más a mi Dios creeré. El Angel contesta: No temas, María para su venida, te cubrirá con su manto el Espíritu Santo. Se inclinó la Virgen con santo temor en adoración y respondió: Que así sea según el Señor desea. Y el Verbo divino encontró morada en Niña guardada, entre todas las mujeres una sola inmaculada.
Dios ha creado no sólo las cosas que vemos, sino también otras que no vemos: los Angeles. Son más perfectos que nosotros, porque son espíritus, sin cuerpo, pero son igualmente criaturas de Dios. Como las demás criaturas, los Ángeles han sido creados para la gloria de Dios, para que le alaben, para que le obedezcan, para que sean sus mensajeros y para el cielo, donde está la felicidad eterna de los ángeles y de los hombres junto a Dios nuestro Padre. Ellos también fueron adornados con la gracia santificante, elevados al orden sobrenatural. Algunos se revelaron contra Dios, su Creador y Padre, y en castigo de su pecado fueron condenados al Infierno eterno. Perdieron la gracia, perdieron a Dios y perdieron el Cielo. Son los demonios.
Los que llamamos ángeles son los que permanecieron fieles a Dios. Algunos de ellos fueron encomendados por Dios para la guarda de los hombres. Cada hombre tiene un Angel de la Guarda (nos protegen en la tierra y nos ayudan a llegar al cielo). Debemos honrar a nuestro Angel de la Guarda, encomendándonos a él, sobre todo en las tentaciones y peligros, siguiendo sus inspiraciones y respetando su presencia.( la Iglesia celebra la fiesta de los arcángeles San Miguel, San Rafael y san Gabriel el 29 de septiembre, de los Santos Angeles Custodios el 2 de Octubre)
Ángel de mi guarda,
dulce compañía,
no me desampares
ni de noche ni de día;
ni en la hora ( o "no me dejes solo")
de mi muerte. ( o "que me perdería")
Amén.
Palabras
memorables de la Santísima Virgen a Sor María de Jesús, referente al amor y
respeto que debemos tener a los Espíritus angélicos.
“La
Santísima Virgen dijo un día a su piadosa servidora: “Hija mía, no puede
admirarse suficientemente el amor, la fidelidad, el cuidado con que los Espíritus
angélicos proveen a todas las necesidades de los hombres. ¿Cómo no censurar
la ingratitud y el olvido que éstos pagan las bondades de sus celestiales
custodios? Sabe, hija mía, que por ministerio de los Ángeles recibirían los
hombres del Señor infinitas luces y gracias si no pusieran obstáculos, con sus
pecados e indiferencia, a este beneficio inestimable”
EN
HONOR DE TODOS LOS ÁNGELES
Santos
Ángeles, Arcángeles, Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades, Virtudes
celestiales, Querubines y Serafines, Patriarcas y Profetas, Santos Doctores de
la ley, Apóstoles, todos los Mártires de Cristo, Santos confesores, Vírgenes
del Señor, Anacoretas y todos los Santos, interceded por nosotros.
V.
Todos los Santos y Santas del Señor.
R.
Interceded
por nosotros.
ORIGEN
DE LA CORONA ANGÉLICA
El Arcángel San Miguel se apareció un día a la sierva de Dios Antonia de Astonac, y le dijo que deseaba ser honrado con nueve salutaciones, correspondientes a los nueve coros de los Ángeles. Cada una de ellas consiste en rezar un Padre Nuestro y tres Ave María en honor de las tres jerarquías angélicas. Al fin se dicen cuatro Padre Nuestro: el primero en honor de San Miguel y los otros tres en honor de San Gabriel, San Rafael y del Santo Ángel Custodio (de la Guarda).
Tal es el
obsequio que el príncipe mismo de la celestial milicia sugirió a la sierva de
Dios, prometiéndole que todos cuantos la practicasen antes de la Comunión, serían
acompañados a la Sagrada Mesa de un ángel de cada uno de los nueve coros. Además,
prometió, a quien rezase cada día estas nueve salutaciones, su asistencia
continua y la de los santos ángeles durante la vida, y, para ellos como para
sus parientes, la pronta libertad de las penas del Purgatorio después de su
muerte. (Vidas de la sierva de Dios Antonia de Astonac, libro 3°, capítulo 74)
MODO
DE REZAR LA CORONA ANGÉLICA
V. Deus in adjutorium meum intende.
R. Domine, ad
adjuvandum me festina.
Gloria
al Padre, etc.
1ª
Salutación
Por
la intercesión de San Miguel y del coro celestial de los Serafines, dignaos, Señor,
hacernos dignos de una caridad perfecta. Así sea.
2ª
Salutación
Por
la intercesión de San Miguel y del coro celestial de los Querubines dignaos, Señor
concedednos la gracia de abandonar el camino del pecado, y de correr en el de la
perfección cristiana. Así sea.
3ª
Salutación
Por
la intercesión de San Miguel y del Coro sagrado de los Tronos, concedednos, Señor,
el espíritu de una humildad verdadera y sincera. Así sea.
4ª
Salutación
Por
la intercesión de San Miguel y del coro celestial de las Dominaciones,
concedednos, Señor, la gracia de dominar nuestros sentidos y corregirnos de
nuestras malas pasiones. Así sea.(Un
Padre Nuestro y tres Ave María al cuarto coro de Ángeles
5ª
Salutación
Por
la intercesión del glorioso Arcángel San Miguel y del celeste coro de
Potestades, dígnese el Señor librar nuestras almas de las asechanzas y
tentaciones del demonio. Así sea.
6ª
Salutación
Por
la intercesión del glorioso Arcángel San Miguel y del Coro de las admirables
virtudes celestiales, no permita el señor que caigamos en las tentaciones, sino
que nos libre de todo mal. Así sea.
7ª
Salutación
Por
la intercesión del glorioso Arcángel San Miguel y del Coro celeste de los
Principados, dígnese el Señor llenar nuestras almas del espíritu de verdadera
y sincera obediencia. Así sea.
8ª
Salutación
Por
la intercesión del glorioso Arcángel San Miguel y del Coro Celeste de los Arcángeles,
quiera el Señor concedernos el don de la perseverancia en la fe y en las obras
buenas para que podamos conseguir la gloria del paraíso. Así sea.
9ª
Salutación
Por
la intercesión de San Miguel y del coro celestial de los Ángeles, dignaos, Señor,
concedernos la gracia de ser guardados por ellos durante esta vida mortal, para
ser conducidos enseguida a la gloria eterna del cielo. Así sea.
Al fin se rezan cuatro Padre Nuestro:
el primero a San Miguel;
el segundo a San Gabriel;
el tercero a San Rafael;
y el cuarto al Ángel Custodio.
Se
termina este ejercicio como sigue:
ANTÍFONA
Oh
Glorioso
Príncipe San Miguel, jefe y conductor de los Ejércitos Celestiales,
depositario de las almas, vencedor de los espíritus rebeldes, servidor de la
real casa de Dios, nuestro guía admirable después de Jesucristo, cuya
excelencia y virtud son sobrehumanas, dignaos librarnos de todos los males, a
todos los que acudimos a Vos con una entera confianza, haced que, por medio y
con el auxilio de vuestra incomparable protección, sirvamos siempre fielmente a
nuestro Dios, y adelantemos cada día más en su servicio.
V.
Rogad por nosotros, bienaventurado San Miguel, Príncipe de la Iglesia de
Jesucristo.
R. Para que podamos ser hallados dignos de sus promesas.
ORACIÓN
Omnipotente y
Eterno Dios
Padre,
Os adoramos y bendecimos, que con un prodigio de bondad y misericordia por la salvación
de todos los hombres elegiste por Príncipe de vuestra Iglesia al Glorioso San
Miguel Arcángel, te suplicamos Padre Celestial, nos hagas dignos de que su benéfica protección
nos libre de todos nuestros enemigos para que ninguno de ellos se nos acerque
para perjudicar nuestras almas y no nos moleste en la
hora de nuestra muerte; sino que seamos conducidos por él a la presencia de
Vuestra Excelsa y Divina Majestad. Por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo. Así sea
El Papa Pío IX confirmó la Coronilla de San Miguel y la enriqueció con
abundantes indulgencias (Remisión de las penas de los pecados ya
perdonados), estas son:
- Indulgencia parcial a quien rece la Coronilla con el corazón contrito.
- Indulgencia parcial a quien cada día llevare consigo la corona o besaren
la medalla de los Santos Ángeles que de ella cuelga.
- Indulgencia Plenaria, una vez al mes, a aquellos que la rezaren
diariamente, el día que escogieren, verdaderamente contritos, confesados y
comulgados, y rogando por las intenciones de Su Santidad.
Indulgencia plenaria, con las mismas condiciones - contritos, confesados,
comulgados y habiendo rezado por las intenciones de Su Santidad y la
Coronilla- en las fiestas de:
a) La aparición de San Miguel Arcángel (8 de mayo).
b) La dedicación de San Miguel Arcángel (29 de Septiembre).
c) La fiesta de los Santos ángeles custodios (2 de octubre).
Antonia de Astonac
ORACIÓN AL ÁNGEL DE LA GUARDA PARA TODOS LOS DÍAS
(Santa Gertrudis)
Oh santo Angel de Dios a cuya guarda he sido confiado por una providencia misericordiosa, te doy gracias por la protección con que habéis rodeado mi vida temporal y la vida, aún más preciosa de mi alma. Te doy gracias por lo fielmente que me ayudas, por tu protección constante, por tus defensas del los ataques del ángel de las tinieblas. Bendita sea la hora desde la cual trabajas en mi salvación; que el corazón de Jesús lleno de amor por sus hermanos, te recompense. ¡Oh! mi Angel tutelar; cuánto me arrepiento de mis resistencias a vuestras inspiraciones, de mi poco respeto por vuestra santa presencia, de tantas faltas con las cuales os he contristado. Tú, mi mejor y más fiel amigo, perdóname, no dejes de iluminarme, de guiarme y de reprenderme. No me abandones un solo instante hasta aquel que sea el último de mi vida y que entonces mi alma llevada sobre vuestras alas, encuentre misericordia ante su Juez y la eterna paz entre los elegidos por Dios. Así sea.
ORACIÓN AL ÁNGEL DE LA GUARDA ENTREGADA POR JESÚS
“Oh
bienaventurado Ángel de mi Guarda; os confío el cuidado de mi cuerpo, alma y
espíritu; combatid conmigo toda fuerza del mal; en la batalla espiritual contra
el enemigo de mi alma no me desamparéis; de día y de noche permaneced a mi lado;
libra mi cuerpo de venganzas, accidentes, violencia, etc. Protege mi mente,
sentidos, pensamientos y potencias de todo dardo incendiario y guarda mi
espíritu de caer en pecado. Tómame de la mano y alláname el camino que me lleva
a la Gloria de Dios”. Amén.
Consagración al Santo Ángel de la Guarda
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