HIMNO

 

      Oh Luz, oh Bienaventurada Trinidad, y la primera de todas las Unidades! Mientras que el sol retira de sobre nosotros sus rayos visibles, derramad vuestra Divina Luz sobre nuestros corazones. Permitid que por mañana y tarde os ofrezcamos el sacrificio de nuestras alabanzas y de nuestros ruegos; y que los humildes vasallajes que os rendimos duren por toda la eternidad.

 

V:. Señor, oíd mis súplicas.

R: Mis voces lleguen a vos.

 

 

 

SALMO 90 (91)

 

1. Todo el que espera el socorro del cielo, permanecerá en la protección del Altísimo.

 

2. Dirá al Señor: vos sois mi guarda segura, y el fuerte donde me retiro: en vos, mi Dios, he puesto toda mi esperanza.

 

3. Porque el Señor me ha librado de los lazos del enemigo cazador: ha frustrado el encono y rabia que tiene contra mí  y de ningún modo me causará perjuicio.

 

4. Es cierto: el Señor os pondrá a la sombra de sus alas, y estaréis con seguridad al abrigo de sus plumas.

 

5. La verdad de sus promesas será el broquel que os preserve: y si os halláis cercado, no seréis cogido de los temores de la noche.

 

6. No podréis temer ni a las flechas que os disparen de día, ni a las tentaciones que os acometan de noche: ni aun al mismo demonio, que rueda a. todas horas para combatiros.

 

7. Mil enemigos con mil saetas tendréis a vuestra siniestra, y diez mil a vuestra diestra y ninguno os herirá, ni se os acercará.

 

8. Veréis con vuestros propios ojos todos los males que os preparan vuestros enemigos y veréis también como reciben estos la recompensa de su desmerecimiento.

 

9. El Señor será vuestra única esperanza, porque habéis puesto vuestra confianza en el Altísimo y esperáis de él vuestro socorro.

 

10. Por este motivo no caerán las aflicciones sobre vuestra cabeza, ni recibiréis ninguna herida, por muchas piedras que os tiren en vuestra habitación.

 

11. En efecto, os ama el Señor tan tiernamente, que ha dado orden a sus ángeles que os conduzcan en todos vuestros caminos.

 

12. Os sostendrán estos entre sus manos, a fin de que vuestro pie no tropiece contra alguna piedra.

 

13. Caminareis sin peligro sobre el áspid y el basilisco y magullareis la cabeza del león y del dragón.

 

14. Siendo así que este hombre ha esperado en mí (dice el Señor), yo le defenderé, seré su protector, solo porque ha conocido  y ha invocado mi nombre.

 

15. Clamará a mí, y no le desampararé en sus tribulaciones y cuando le haya sacado de ellas, le colmaré de gloria.

 

16. Prolongaré sus días hasta la duración de la eternidad y le haré conocer los efectos de mi misericordia infinita.

 

 Gloria al Padre….

 

 

 

 

      Santísima Trinidad, llenad mi corazón de un tierno amor de vuestra voluntad, de un odio eficaz de mis pecados, de; un celo y caridad para con mis próximos y de un firme menosprecio del mundo.

 

     Santísima e indivisible Trinidad, os bendecimos y confesamos vuestro adorable nombre de corazón y de boca: Dios Padre no engendrado vos Jesucristo su único Hijo, y vos Espíritu Santo consolador. .

 

V: Señor, oíd mis súplicas.

R: Y concédeme esta petición.

 

 

ORACIÓN

 

      Amantísimo Dios mío, cuya misericordia se ostenta en perdonar arrepentidos pecadores: humillado y rendido me postro delante de vuestra soberana Majestad, donde quisiera adoraros, amaros, y alabaros con todo aquel amor que os adoran, os aman y os alaban los coros Angélicos, y órdenes de los justos, confesándoos por su Dios, su Señor,  su Padre, su Creador, su Salvador y su Glorificador.

 

      Os suplico, Dios mío, me concedáis una grande, firme e intensa contrición, con la cual llore mis culpas, como lloró la suya vuestro amante Apóstol San Pedro, que enriquezcáis mi pobre y desnuda alma de todas las virtudes, a fin de que oiga siempre vuestras amantes inspiraciones y auxilios, para que en todo os sirva, y continuamente os adore, os ame y os glorifique en esta vida , y después os goce en la eterna gloria, donde con vuestro Hijo Jesucristo vives y reinas, en unidad del Espíritu Santo , por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

     Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Cantemos sus alabanzas, y exaltemos su gloria siempre y las almas de los fieles difuntos y de nuestros parientes, descansen en paz. Amén

 

 

 

Agradecimientos: M. C. Bustamante

 

 

 

 

 

 

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