Remordimientos vivirán eternamente

 quienes pudiendo haberse salvado;  se condenaron

 

 

      

    

  Remordimientos intensos vivirán eternamente quienes pudiéndose haber salvado con facilidad, se condenaron también con facilidad porque no hicieron absolutamente nada para evitar el pecado. Yo, Jesús, os hablo. 

 

  Hijos Míos, vosotros que leéis estos y otros muchos mensajes y conocéis lo que el Cielo os pide para vuestra salvación, no seáis necios desoyendo todo lo que os pedimos y sed conscientes con lo que leéis, para que podáis poner en práctica lo que os pedimos. Yo, Jesús, os hablo.

 

  Debéis ser almas que practiquéis los mandamientos y las virtudes, y pongáis en práctica en cada circunstancia de la vida Mi Evangelio. No oigáis la voz del mundo, ni de los malos espíritus que tratan de perderos y, en muchísimos casos lo consiguen, porque oís la voz fácil del mundo que os insta al placer, al goce, a la comodidad y os hace rechazar toda clase de sacrificio.

 

  Hijos de Dios, Soy el Redentor del mundo y Mi vida no fue fácil. Caminando por las tierras de Palestina evangelizando, bajo el peso del calor, del cansancio, del hambre y de la sed, no dejé de cumplir en todo momento la voluntad de Mi Padre, y vosotros os cansáis, ponéis mil pegas cuando se trata de ir a Misa, cuando se trata de cumplir con algún acto de piedad, todo son excusas para evadiros de ello. Hijos Míos, Me exponen a la adoración (en el Santísimo) en algunas iglesias y ¿quienes van a adorarme? ¿Quienes? Os pido que os esforcéis mucho más por cumplir con Mis mandamientos, no solo los de la Ley de Dios sino los de la Santa Madre Iglesia, y debéis de ayunar y sacrificaros también más, porque no soportáis para nada un mínimo esfuerzo si para darme gloria se trata. Yo, Jesús, os hablo.

 

  Pensad que dentro de nada estaréis dándome cuentas y, según lo que hayáis sembrado, así será vuestra cosecha. Yo no os negaré Mi gracia para todo aquello que sea cumplir con actos de piedad y compromisos espirituales, pero nos seáis tan flacos y os dejéis vencer en seguida por la desidia, el cansancio, la pereza. Yo, Jesús, os hablo. Haced lo que haría Mi Santa Madre en vuestro lugar, imitadla y haced lo que Ella haría, y veréis como os resulta mucho más fácil cumplir con lo que Mi Santo Espíritu os pide para darme gloria, adoración, reparación y consuelo. Yo, Jesús, os hablo. Mi paz a todo aquel que lea y ponga en práctica estos mensajes.

     

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