ÁLVARO BARROS
A MODO DE PRÓLOGO SEGUNDA PARTE
Del Libro de Álvaro Barros, Por qué creo en Peñablanca? extracto del prólogo.
Continuación...
Luego vino la segunda comisión, cuyos miembros dijeron cosas como aquello que la
Virgen había afirmado que Ella era el Alfa y la Omega, cosa jamás dicha por
Ella. Jesús sí lo es.
Poco a poco surgió la convicción que, del primero al último, los investigadores
episcopales tomaban como cierta cualquiera afirmación que le hiciese toda
persona que se les cruzó en el camino, sin aquilatar la condición del testigo.
Cinco profesores, alejados de las técnicas y metodología más elemental de una investigación científica, sin encuestas serias, amplias ni profundas, habiendo millares y millares de testigos… Uno de ellos escribe de “signos tan absurdos como… hostias con sangre y otros”.
En relación con los estigmas del vidente, que de alguna forma fueron controlados
reiteradamente hasta por seis médicos, sacerdotes y diversas personas, me
escribe: “¿No sabes tú que la causa del estigmatizado Padre Pío fue detenida en
la Santa Sede por sospecha de ser un fenómeno psicológico de tipo histérico?”. Y
hoy Juan Pablo II lleva a los altares a ese “histérico”…
Tal sumatoria de debilidades inexplicables en investigadores serios, malas
interpretaciones, torpezas, falsedades tal vez sin proponérselas pero producto
de un trabajo superficial, apresurado e incompleto, me convencieron aún más que
las apariciones de Peñablanca eran ciertas.
Como profesores tal vez no se les dio el tiempo necesario para estudiar a fondo. Debimos pedirle al Obispo que asistieran a las apariciones para investigarlas. Habían apariciones y no estaban presentes los investigadores…!
Carmen Freymuth y José Barrera, vecinos de Peñablanca, como muchos de nosotros, vieron cómo durante 1984 los hermanos protestantes, al pie del cerro en los días de aparición, hablaban en grupo contra ellas, cantaban y predicaban adversamente de lo que sucedía en el Cerro. También vieron a miembros de la Segunda Comisión Investigadora acercarse a ellos y entrevistarlos…
Supimos que “de orden superior”, videos de las apariciones sacados por el Canal
de Televisión de la Universidad Católica de Valparaíso,
fueron mandados destruir.
En algunos de ellos, se nos dijo, aparecían evidencias extraordinarias en el
sol, luces y tomas valiosas del vidente en éxtasis y el público a su alrededor,
apareciendo sacerdotes y religiosas con sus hábitos…
También se nos comentó que uno de los 5 profesores investigadores, no quiso firmar la declaración negativa presentada al Señor Obispo y a la prensa, callando tal decisión…
El Padre Luis Fernández Carnero cierto día nos confidencia que casualmente se
encontró presente en la oficina del Señor Obispo de Valparaíso cuando éste
recibió una llamada personal telefónica
de su amigo Augusto
Pinochet, con
posterioridad a Septiembre de 1984, y que ambos habían llegado al acuerdo de dar
vuelta la página y ya ni por los medios de comunicación ni de viva voz, de ambos
lados, nadie hablara más del asunto “aparición de Peñablanca”.
¡Qué triste para la Iglesia chilena no reconocer la visita de su Madre!
¡Qué triste para Jesús! ¡Qué mediocridad de investigación!
Posteriormente, la caída grave del muchacho, (“no elijo siempre a los mejores”,
dijo María en Medjugorje) y que gente nueva llegue por primera vez al Cerro sin
haber sido testigo de las apariciones, me vino a confirmar aún más la veracidad
de la Presencia de María Santísima en el Monte Carmelo de Chile. Más cuando un
Secretario de la Conferencia Episcopal de Chile me dijo que él le había dicho al
Obispo de Valparaíso: “Pancho, manda a toda la Universidad a estudiar esos
fenómenos de Peñablanca”…
No le hizo caso.
Lo sucedido entre nosotros en algo ha reflejado cómo el hombre ha recibido la
visita de Dios y sus enviados, y cómo a veces se han portado éstos hasta
nuestros terribles días, comenzando con Balaam, siguiendo con Jonás, Judas y más
de 30 falsos papas, varios de los cuales eran monjes, obispos y cardenales,
hasta el tomar preso a San Juan de la Cruz y matar a Santa Juana de Arco, siendo
Obispo el que hizo cabeza en el martirio.
¡Y las cosas que hemos sabido en estos días!… María nos avisó en Peñablanca de las “cloacas de impureza”… en referencia a algunos sacerdotes!!!
¡Perdón, Dios mío!, porque uno no es quién para lanzar la primera piedra. Orar,
orar, orar. Pedir perdón por las heridas que hemos hecho y perdonar al que nos
ha herido. ¡Gracias, Señor, por Peñablanca!
En parte, por lo que he narrado, creí y sigo creyendo en Peñablanca, pero a ello
se le suman innumerables experiencias, evidencias y testimonios
que llenarían libros… ¡y que continúan sucediendo!
Del Libro Por qué creo en Peñablanca de Álvaro barros escrito en el año 2003
Nota nuestra: Está en lo cierto el señor Barros, nosotros los autores de este modesto sitio web lo comprobamos (2016) "in situ", que la Virgen efectivamente se apareció en el cerro Montecarmelo de Peñablanca durante los años ya mencionados.
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