La fascinación del
pecado de la carne
Habla Jesús
Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: La Fascinación del Pecado de la Carne.
Hijitos Míos, hoy os quiero hablar sobre la fascinación del pecado de la
carne.
El ser humano fue creado para compartir la Vida Divina de Mi Padre, de su
Creador. El hombre debía mantener su vida humana
unida
a su vida espiritual y de este forma su alma no sufriría ningún cambio, todo se
iba a desarrollar en el ámbito de lo Divino, de tal forma que la vida en la
tierra sería muy similar
a la vida del Cielo, la diferencia sólo la daría el cuerpo utilizado para poder
estar sobre la Tierra.
Como os he explicado ya, el alma, cubierta por un cuerpo o sin él, debe
mantenerse siempre unida a la Vida de su Dios.
La naturaleza del alma es divina,
¡fuisteis creados a Imagen y Semejanza de vuestro Dios!
Las Sagradas Escrituras os explican la caída de vuestros Primeros Padres.
El demonio, en forma de serpiente, engaña a la mujer prometiéndole que serán
como dioses si lo escuchan y, al caer,
él fascina los sentidos de la
mujer, quien a su vez,
fascina los sentidos del
hombre.
¿Qué es lo que ha provocado esta fascinación en el género humano?
El don de la vida, el don de la procreación,
la Gracia más preciada que Mi
Padre concedió al hombre,
la fascinación del pecado
cometido lo convirtió en el vicio más bajo y deplorable de la Creación.
Fuisteis creados por Amor y se
os dio una tarea de amor,
la procreación, don Divino, que al ser usado
en el recto sentido
sublimaría, ya que le estaría dando a su Dios el regalo más preciado:
nuevas vidas, nuevos seres que Lo
amarían eternamente. La
fascinación al pecado aceptado por vuestro Primeros Padres atrajo, para sus
descendientes, la muerte a la Gracia Perpetua y la lucha tremenda que de ahí en
adelante tendría que sufrir todo el género humano.
Hijitos Míos, esta
fascinación a pecar en la carne es tan fuerte
que, prácticamente, nadie
se ha podido salvar de
caer en ella. A todas las edades, en todos los pueblos de la tierra, a ambos
sexos, a todos niveles culturales, religiosos y laicos de todas las
denominaciones, todos, alguna vez, han sufrido de la fascinación del pecado de
la carne, ya sea el deseo, ya sea de obra.
Ahora, en los tiempos que estáis viviendo, este vicio, este veneno para
el alma, os ataca
continuamente y,
desgraciadamente, cobra muchísimas almas, porque el hombre, al haberse separado
de su Dios, no encuentra
fuerzas en otro lugar como
para protegerse
de su ataque tan grande.
Los jóvenes, atacados por otros jóvenes o por adultos, van creando una
cadena que va rompiendo los vínculos más sagrados. El adulterio se ha vuelto de
lo más natural y normal en este tiempo. Las relaciones prematrimoniales, se
habla y se practican como lo más normal, aceptándose y recomendándose para que
“se conozcan” antes de casarse. Se dan clases de sexo, arguyendo que de esta
forma no llegan con los ojos vendados al matrimonio. Se aconseja “la planeación
de los hijos” para hacer más feliz a la pareja.
Se os habla de tantas
aberraciones, hijitos
Míos, que ya no sabéis si lo que os dicen es bueno o no. La fascinación del sexo
sigue cobrando víctimas día a día y todo porque
el hombre no ha seguido lo que Yo
os vine a enseñar.
Es triste, muy triste, ver cómo los matrimonios jóvenes no duran casados.
Sus ideales matrimoniales, en gran parte, se han rebajado sólo al goce sexual y
al acopio de bienes materiales, los hijos…, pueden esperar. Pero todavía, es más
triste ver matrimonios de muchos, muchos años unidos, que se destruyen porque
caen en la fascinación de la carne.
¿Por qué os ha sucedido todo esto, Mis pequeños? La respuesta es simple:
OS HABÉIS OLVIDADO DE VUESTRO DIOS.
El demonio os ha llevado a endiosar vuestro cuerpo y a sus sentidos. El
goce del sexo que Mí Padre os concedió, para la procreación:
- Obviamente no es malo y éste se vuelve santo al llevarlo dentro del matrimonio y procreando.
- Se vuelve vicio y grave pecado cuando se lleva fuera del matrimonio, por el egoísmo de una o de ambas partes, ya que no lleva la finalidad por la que fue creado.
El alma, sostenida por las virtudes del espíritu, debe saber dominar el
goce desmedido que lo lleve a volverse vicio y así darle la espalda a vuestra
naturaleza divina, ¡fuisteis creados a Imagen y Semejanza de Dios!, esto quiere
decir, que es la virtud,
el poder del Espíritu en el alma, la que debe vencer.
Si el demonio os enseña a fascinar vuestro instinto carnal,
Mí Santo Espíritu os enseña a
dominarlo, para así
mantener
vuestra naturaleza divina.
Os he dicho muchas veces que vuestra alma
es el tesoro más preciado
que poseéis y de vuestra espiritualidad va a depender
hacia
dónde la dirijáis.
Cuando el hombre, a través de su historia, se ha dejado vencer por la
carne, los pueblos han sufrido grandemente. Guerras, calamidades,
purificaciones, han sufrido los hombres y los pueblos por causa de endiosar el
cuerpo y de olvidarse de su Dios. La fascinación de la carne
os lleva de vicio en vicio
y así os va rebajando el demonio hasta haceros caer en esa vorágine sin salida.
Cuando la
espiritualidad es débil o nula,
el ser humano se desespera o se suelta totalmente al pecado, en otras palabras,
muchos, al no encontrar salida a su mal, o se suicidan o se depravan mayormente,
ocurriendo esto en ambos sexos.
Cuando se ha tenido un soporte espiritual en su primera educación, en el
hogar, a pesar de caer se pueden levantar, porque saben valorar al bien y al
mal. El alma que escoge el
bien, a pesar de haber caído, se vuelve triunfadora y difícilmente volverá a
caer en lo mismo. Por eso
os he insistido tanto sobre la vida espiritual en familia, dándola a los
pequeños desde los primeros meses de edad. No os imagináis lo que esto ayuda a
las almas contra los ataques de toda una vida.
¿Por qué creéis que el demonio
ataca tanto a las familias?
Este es el gran poder que tenéis y que lo vence fácilmente: la oración y
la vida en la virtud dentro de la familia, las cuales se vuelven armas
poderosísimas para quienes la practican.
Cuando no se han vivido Mis
Enseñanzas dentro del hogar, difícilmente esas almas podrán defenderse contra la
fascinación del pecado, el cual prontamente atacará a sus vidas.
Muchos de los que no han tenido ese contacto con Mis Enseñanzas o que no
las han querido aceptar,
ahora se han vuelto grandes instrumentos de Satanás.
Algunos de ellos,
utilizando los medios de comunicación,
ofrecen la fascinación de la carne como algo divertido y necesario para todo ser
humano.
Hijitos Míos, Mis pequeños, el demonio siempre ha sido el gran engañador
y ha sabido engañar hasta a los más sabios de la tierra. Sólo con Mí Gracia, con
Mí Ayuda, con Mí Aliento de Vida, podréis hacerle frente y vencer.
Un soldado no se puede presentar
al frente de batalla sin armas y sin armadura, sino, prontamente sucumbiría.
Yo os doy todo lo
necesario para vencer. El alma que confía en Mí y se deja guiar por Mí, tendrá
muchas más probabilidades de vencer en esta batalla terrena que aquella que está
alejada de Mí.
La maldad ya es
mucha y no puede seguir así. Orad intensamente para que Yo pueda interceder ante
Mí Padre por todos vosotros y aun por todos aquellos que han caído fuertemente
en la fascinación del mal.
Yo os bendigo en Nombre de Mí Padre, en Mí Santo Nombre y en el Nombre del Amor
de Mí Santo Espíritu.
Jesús
Nota nuestra:
Estamos bombardeados con pornografía por todos lados, especialmente en la Internet. Aparecen fotos provocativas en páginas de cualquier tipo. La publicidad, el cine, la música, las revistas, en fin por todas partes. Como esto es imposible de evitar, como nos dice Jesús, la única forma de no sucumbir es acercándonos a Él. Estar confesados, comulgando y ya con la costumbre de rezar todos los días. Sólo entonces estaremos blindados. Las imágenes igual nos llegarán y sentiremos los dardos pero no producirán ningún efecto pernicioso en nosotros. El Amor de Dios nos sella.
Los pecados de la carne son peligrosos porque nos pueden llevar a depravaciones gravísimas, difíciles de poder salir. Y la muerte nos puede sorprender en ese estado, entonces nuestra alma estará en grave peligro.
Como lo hemos dicho otras veces, Dios no es un Dios represivo, el acto sexual es bendecido por Él, cuando se realiza dentro del matrimonio, pero Jesús más arriba nos dice claramente que el sexo se vuelve vicio y grave pecado cuando se realiza fuera de la unión conyugal bendecida por Dios.
Por último, es interesante como Jesús nos explica la fascinación de los sentidos, causa del pecado original de Adán y Eva.
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