DIOS PADRE
XV.
EL DESCUIDO Y VUESTROS HIJOS
(HABLA DIOS PADRE)
Escucha criatura. Como os lo Hemos dicho, Todo es por un Bien Mayor. Las almas
que estamos preparando para entrar al Cielo, no son personas que ustedes vean
como normales porque lo que hacen es alejarse, esconderse, resguardarse. El alma
intuye que ya tiene entre manos un gran tesoro y siente, “ve” con los ojos del
alma que el mundo es un enemigo que se lo quiere quitar, y el alma se torna
cauta y desconfiada.
¿De qué va a hablar en charlas sociales? Si lo que el alma anhela es lo que los
demás no pueden ni creer, ni contemplar ni siquiera anhelar porque están
anhelando las cosas del mundo.
Así, Mis
Pequeños, que no tratéis de que os entiendan, de que os acepten, ni siquiera que
os amen.
Vosotros
estáis a la
espera y el que
espera al Amado lo hace en preparación, en paciencia
y con la cautela
de no caer.
Os lo hemos dicho: No esperéis del mundo, que el mundo es enemigo vuestro y
estad listos para el Cielo. Vuestro rostro debe estar mirando el Cielo en
actitud orante, pero llenos de esperanza y confiados en lo que vendrá.
Del mundo no vendrá más que mayor cataclismo porque ahora los demonios están
fuera y andan pululando por la superficie de vuestra tierra
viendo qué almas
se han alejado para poderlas atrapar.
Ya no podéis hacer mirada ciega porque es indudable -hasta para los más
renuentes a la fe- que este ya no es el mundo que hace unos años conocíais. No
es el mundo de hace 10 años en el que aún había un poco de amor por las calles,
ahora todo es tragedia y purificación.
Entonces, Mis Niños,
no esperéis
que de pronto todo se arregle en vuestro mundo porque no será así, hasta la
Venida de vuestro Rey y Señor. ¿Lo comprendéis? Pero no sois vosotros los que
habéis de ganar esta batalla final (Armagedón *, oigo que se dice con una voz
profunda que viene de un Ángel) sino que es Batalla para ser ganada por El
Cielo.
Los pequeños se han de resguardar en casa en lo que los padres salen a pelear, a
la batalla. ¿Lo comprendéis?
Vosotros estáis, si no hacéis caso, en medio del campo de batalla entre los
Ángeles buenos y los demonios, así que no os coloquéis donde podéis ser
arrastrados por el mal. (Veo los deslaves que ha habido recientemente en los
pueblos de mi amada patria mexicana). Os encontrareis en el medio del cataclismo
y no tendréis a dónde correr, por eso os insistimos: si no tenéis urgencia de
salir, no lo hagáis. Quedaos en vuestras casas que han sido marcadas y
bendecidas, donde el mal no podrá entrar porque en vosotros reina la Santísima
Trinidad.
No os podéis confiar, que ya veis que
todo cataclismo llega como el rayo, sin
avisar y una vez que os halléis en el medio no tendréis a donde correr.
Resguardos lo más posible y no andéis más entre tumultos, ni en marchas, ni
protestas y mucho menos en eventos multitudinarios que es donde los demonios
aprovechan como un cazador en campo abierto. ¿Lo comprendéis?
Si salís, hacedlo de día, con discreción y muy atentos a vuestro entorno y
derredor y si intuís peligro, no lo penséis dos veces si es razonable o no y
salir de ahí. ¿Lo comprendéis?
Estas precauciones y protecciones os las damos para que podáis vivir lo mejor
posible durante la Gran Tribulación, pero habéis de hacer caso o de nada os
servirán. ¿Lo comprendéis?
Estad atentos porque estáis en medio de la guerra espiritual y aquel que anda
con descuido puede caer. No seáis vosotros los que andéis así.
No es sencillo explicar a vuestros hijos jóvenes que ya hay sitios donde no
podrán ir y eventos de los que no habrán de participar, porque no sólo les
daréis más fuerza al mal, sino que al participar de ellas (ceremonias que se
disfrazan de conciertos de música pop, películas llenas de encantamientos y
celebraciones como el Halloween) os estaréis uniendo a ellas. ¿Lo comprendéis?
EL mal no os
invita, sino que aprovecha vuestro descuido para reclutaros a la fuerza y una
vez atrapados es muy difícil salir y el costo puede ser vuestra propia alma.
Cualquier precaución que toméis es poca, Mis Pequeños.
Necesitáis fortalecer vuestra fe y deberéis, para ello, ver los testimonios de
lo que sucede a vuestro entorno y derredor.
Lo bueno será llamando malo y lo malo bueno; os lo habíamos dicho, y si no lo
creéis, voltead a ver a los muñequitos que vuestros hijos siguen y no me podréis
argüir que son los mismos monstruos infernales disfrazados para niños (Es
verdad, ahora los protagonistas, los héroes de los niños son ogros, brujos,
zombis, vampiros, hombres-lobos, los mismos que antes eran atinadamente
identificados con el mal).
Así que a vuestros hijitos, desde pequeños los están preparando para que el mal
sea lo que imiten, lo que anhelan, lo que sigan.
Y si vosotros, sus padres, no
oponéis Mi Verdad, ¿qué futuro les depara?
Es vuestra responsabilidad educarlos, porque si vosotros no lo hacéis, ¿Quién lo
hará? ¿El estado, vuestros gobiernos vendidos al Maligno?
(HABLA NUESTRA SANTÍSIMA MADRE MARÍA REINA DE LOS ÁNGELES)
Hijitos
¿Santísima Madre?
Pedidme que os abra vuestros ojitos para que veáis la realidad de lo que
vuestros pequeños ven y a los que siguen, son todas figuras puestas por el mal
para prepararlos desde pequeños a aceptar el mal por el bien y rechazar al Bien.
¿Lo podéis ver, ahora que os lo decimos?
Grandísimo trabajo tenéis para contrarrestar toda esta oleada de educación
maléfica que reciben vuestros hijos. Tenéis que estar apegados a vuestros hijos
y hacer lo necesario para abrirles los ojitos. ¿Lo haréis por el bien de
vuestros hijitos?
Sabemos que no os es posible bloquear toda esta corriente maléfica que llega
hasta a vuestros hijos, Hijitos, pero si os lo explicáis a vuestros pequeños, si
les explicáis de esta batalla final que se libra y que debéis estar del lado de
Dios, quien triunfará, podéis aprovechar estas sociedades tan bélicas en las que
habéis crecido para explicarles, en su propio lenguaje, lo que verdaderamente
ocurre. Aprovechad esa mala instrucción que tienen y que sea para que vosotros
les expliquéis con las imágenes que ellos entiendan y comprendan. Hablad con
ellos hasta que vosotros os quedéis tranquilos en vuestro corazón que vuestros
hijitos lo han comprendido.
Y, Mis Pequeños, también deberéis ver todos esos objetos que no son más que
monstruos que vuestros hijos tienen como tesoros, ¿qué haréis con ellos y con
las imágenes de magos y maleficios que tienen en sus habitaciones? No hay
enemigo pequeño, recordáoslo, y el Maligno tiene múltiples disfraces, os lo he
dicho. Tendréis gran trabajo en limpiar lo que habréis de limpiar y abrir los
ojos de vuestros pequeños.
¿Comprendéis esta
difícil labor que tenéis ahora?
Cada momento que tengáis aprovechadlo para ilustrar a vuestros pequeñitos, pero
con el lenguaje que ellos entiendan y no imponiendo a la fuerza lo que no debe
ser sino aceptado con amor.
Pueden colocar esta imagen del Divino Niño Jesús en las habitaciones de sus
pequeñitos, una vez limpias de la inmundicia que vuestra pobres criaturitas
tienen en sus aposentos.
Apocalipsis, 16
1. Y oí una fuerte voz que desde el Santuario decía a los siete Angeles: «Id y
derramad sobre la tierra las siete copas del furor de Dios.»
2. El primero fue y derramó su copa sobre la tierra; y sobrevino una úlcera
maligna y perniciosa a los hombres que llevaban la marca de la Bestia y adoraban
su imagen.
3. El segundo derramó su copa sobre el mar; y se convirtió en sangre como de
muerto, y toda alma viviente murió en el mar.
4. El tercero derramó su copa sobre los ríos y sobre los manantiales de agua; y
se convirtieron en sangre.
5. Y oí al Ángel de las aguas que decía: «Justo eres tú, “Aquel que es y que
era”, el Santo, pues has hecho así justicia:
6. porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas y tú les
has dado a beber sangre; lo tienen merecido.»
7. Y oí al altar que decía: «Sí, Señor, Dios Todopoderoso, tus juicios son
verdaderos y justos».
8. El cuarto derramó su copa sobre el sol; y le fue encomendado abrasar a los
hombres con fuego,
9. y los hombres fueron abrasados con un calor abrasador. No obstante,
blasfemaron del nombre de Dios que tiene poder sobre tales plagas, y no se
arrepintieron dándole gloria.
10. El quinto derramó su copa sobre el trono de la Bestia; y quedó su reino en
tinieblas y los hombres se mordían la lengua de dolor.
11. No obstante, blasfemaron del Dios del cielo por sus dolores y por sus
llagas, y no se arrepintieron de sus obras.
12. El sexto derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y sus aguas se secaron
para preparar el camino a los reyes del Oriente.
13. Y vi que de la boca del Dragón, de la boca de la Bestia y de la boca del
falso profeta, salían tres espíritus inmundos como ranas.
14. Son espíritus de demonios, que realizan señales y van donde los reyes de
todo el mundo para convocarlos a la gran batalla del Gran Día del Dios
Todopoderoso.
15. (Mira que vengo como ladrón. Dichoso el que esté en vela y conserve sus
vestidos, para no andar desnudo y que se vean sus vergüenzas).
16. Los convocaron en el lugar llamado en hebreo Harmaguedón.
17. El séptimo derramó su copa sobre el aire; entonces salió del Santuario una
fuerte voz que decía: «Hecho está».
(Biblia de Jerusalén)
HDDH
(Octubre 02)
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