LA CRUCIFIXIÓN
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Nota: Lo que está escrito en amarillo corresponde a revelaciones de la Santísima Virgen.
Hay detalles desconocidos contados por Jesús en marzo de 2012.
En estos primeros párrafos, Jesús nos habla directamente en español, son sus palabras exactas en nuestro idioma.
Si sabré Yo lo que es ser víctima de la violencia… Siempre escarnecido, nunca bastante ofendido, como si fuese un muñeco que se tira y se maltrata, pasé de manos de los soldados de Herodes a los de Pilato. Eran hombres habituados a todas las aventuras y osaron llevar su crueldad hasta decirme, en jerga de soldados: “¿Cómo así Te Has quedado sin fuerzas? ¿Tal vez Te Has fatigado demasiado?”
Uno, más que los otros, porque estaba poseído por Satanás se ensañó en Mi carne y fue quien Me clavó en la cabeza las crueles espinas. Tenían en sus manos a un ser casi condenado y el permiso tácito de Herodes primero y luego de Pilato, de hacerme lo que quisieran.
"Después de haber sido "coronado", le escupían en el Rostro, dábanle puñetazos y puntapiés... Sus risas y carcajadas diabólicas, lo mataban antes de la hora. Decían soldados y fariseos:
" Salve Rey de los Judíos, ¿dónde están Tus súbditos? ¿Será que Tus súbditos son tan fieles a Ti? ¡Oh el Rey de los Judíos va a morir!
¡Ciegos! El hombre se embrutece o se vuelve angelical en forma indebida. El deber de esos bellacos era custodiarme, lo demás lo hacían instigados por Satanás y por un feroz placer que era reducir a un Hombre a poco más que un miserable estropajo.
Se contentó mucho Herodes al verme adornado como un rey de burla; la vestidura que Me hizo poner lo incitó hasta la blasfemia y Mi silencio lo frustró hasta el despecho. Nada tiene que decir a la criatura el Creador que ve la obstinación en la culpa; nada, porque el obstinado es, en ciertos casos, ya un condenado.
"Reían, le daban palazos (con palos) y más palazos en Su cabeza. Le arrojaron un manto púrpura en la espalda, a modo de rey. Jesús ya estaba aturdido de tanto golpe y de tanto dolor. La sangre que escurría de la Corona de Espinas, se le pegaba en los ojos y le impedía ver".
Tal era en efecto Herodes, inmerso en vicios que no se repiten, además de asesino de los más feroces. Sus soldados eran dignos de él e imitaban sus hechos, por cierto nada heroicos. En manos de esos esbirros Mi Humanidad era azotada hasta sangrar sin poder abrir la boca.
En cuanto a los soldados romanos, puestos al servicio de Pilato, diré que eran menos bestiales, pero con todo siempre malvados. Pero entre ellos estaba el poseído de Satanás, el que Me coronó para siempre, con Mi Corona de espinas, Corona sangrienta y diadema de valor
estimable.Mi poder lo superó todo y venció a todos. Soy todavía y siempre el vencedor de toda especie de violencia y no acepto de nadie la lucha sino para obtener victoria.
He aquí uno más de Mis Dolores desconocidos por los hombres que te doy a conocer. Cuando Me prendieron en el calabozo, calentaron un hierro a rojo ardiente y marcaron Mis Espaldas con él. El Dolor que Yo sentí Me hizo casi desfallecer.
Gotas de sudor Me bañaron todo el Cuerpo, Mi Visión oscureció, Mis Piernas se aflojaron… Mi Madre veía todo por Visión Sobrenatural, y Sus Lágrimas de Sangre traspasaron como una lanza Mi Alma.
Más tarde, en la Flagelación, aquella parte de Carne quemada de Mis Espaldas, fue arrancada por los golpes de los verdugos, aquel Dolor que Yo y Mi Madre sentimos fue tan grande que ninguna mente podrá jamás entender plenamente. Bienaventurada el alma que honre este gran Dolor Nuestro, pues Nosotros apagaremos para ella las llamas del Purgatorio, y la libraremos de las llamas del Infierno.”
Sigue en inglés.
Después de
flagelarme, Me
escupieron y Me dieron varios golpes violentos en Mi Cabeza,
dejándome aturdido. Me dieron patadas en el Estómago, dejándome sin aliento, y
que Me hicieron caer al suelo, gimiendo de dolor.
Se divirtieron Conmigo, turnándose para patearme. Estaba irreconocible. Mi
Cuerpo estaba destrozado y también lo estaba Mi Corazón. Mi Carne, desgarrada en
pedazos, colgaba de todo Mi Cuerpo.
Uno de ellos Me levantó y Me arrastró, porque Mis Piernas ya no podían
sostenerme. Después, Me pusieron una de sus vestiduras, Me arrastraron y
continuaron golpeándome. Me golpearon el Rostro, Me rompieron la Nariz,
hostigándome. Escuchaba sus injurias, ¡Sus gritos y sus burlas resonaban con tal
odio, que aumentaban Mi Cáliz! Les oía decir: "¿Dónde están tus amigos mientras
que su Rey está aquí, con nosotros? ¿Todos los judíos son tan traidores como
ellos? ¡Miren a su Rey!". Y Me coronaron con una Corona de Espinas trenzada. "¿Dónde están tus judíos para aclamarte? Tú eres Rey, ¿no es
así? ¿Puedes entonces imitar a un rey? ¡Ríete! No llores. Tú eres rey, ¿no? Pues
compórtate como tal".
Me ataron
los Pies con cuerdas y Me dijeron que caminara hacia donde se encontraba Mi
Cruz. Pero Yo no podía ir, porque Me habían atado los Pies. Me tiraron,
entonces, al suelo y Me arrastraron del Cabello, hasta Mi Cruz. Mi dolor era
intolerable. Algunos pedazos de Mi Carne, que habían quedado colgando después de
la flagelación, fueron desgarrados.
Desataron, entonces, las ataduras de Mis Pies y Me dieron patadas para
obligarme a levantar y a llevar Mi carga sobre Mis Hombros.
Yo no podía ver donde estaba Mi Cruz, ya que
Mis Ojos estaban llenos
de Sangre que goteaba a causa de las Espinas, que habían penetrado Mi Cabeza.
Entonces, levantaron la Cruz, la pusieron sobre Mis Hombros y Me empujaron hacia
la puerta.
¡oh, qué pesada era la Cruz que tuve que llevar!
Avancé, a tientas, hacia la puerta, guiado por el látigo detrás de Mí. Yo
intentaba ver el camino a través de la Sangre, que Me quemaba los Ojos.
Sentí, entonces, alguien que Me enjugaba el Rostro. Mujeres, en agonía, se
acercaron para lavar Mi Rostro hinchado. Yo las oí llorar y lamentarse, las
sentía: "¡Benditas sean!" les dije. "Mi
Sangre lavará todos los pecados de la humanidad.
Vean, hijas, el tiempo de su salvación ha llegado". Me levanté con dificultad.
La multitud se había enfurecido.
No podía ver a ningún
amigo a Mi alrededor; nadie estaba allí para consolarme.
Mi Agonía parecía aumentar y caí al suelo.
Temiendo que Yo muriera antes de la Crucifixión, los soldados ordenaron a
un hombre, llamado Simón, que llevara Mi Cruz.
No fue un gesto de
bondad o de compasión, sino sólo para conservarme ¡¡vivo!! hasta la Cruz.
"Apareció un hombre llamado Cireneo y los soldados con miedo que Jesús muriese por el camino, lo obligaron a cargar la Cruz atrás de Jesús. Corrí al encuentro de Mi Hijo y lo esperé en un punto del camino con Juan, María Magdalena y mi hermana (pariente), María de Cleofás. Se aproximó el cortejo sangriento, ninguna palabra, hablaron los ojos, habló el corazón, Él me miró en el fondo de los ojos y habló: ¡Madre Mía! y yo en un ímpetu de dolor y de amor, le dije: Hijo Mío".
"Los soldados lo empujaron para andar más de prisa. El pueblo lo empujaba de un lado para otro con la Cruz. Esto me causaba angustia moral, sin que supiese que hacer".
"Una mujer Verónica, pasa
entre los soldados con coraje heroico y limpia el Rostro de Jesús, Él le deja la
Faz impresa en el paño. Mostró a todos el paño con el Rostro impreso, los
soldados la empujan y cae al suelo. María Magdalena la ayuda a levantarse y yo
le decía:" Dios la bendiga, por su testimonio en medio de los lobos voraces.
¡Dios le dé la Vida Eterna!
Cuando llegamos al monte,
Me aventaron al suelo,
arrancándome Mis Vestiduras, dejándome desnudo, exponiéndome a la vista de
todos. Mis
Heridas se volvieron a abrir y Mi Sangre fluía sobre la tierra.
" Habiendo llegado a la cima del Calvario, crucificaron a los dos ladrones. Arrancaron con brutalidad la túnica de Jesús. ¿Pueden imaginar lo que fue para Mi Hijo Jesús, el arrancarle las ropas pegadas a Sus Llagas?"
"Los soldados decían entre sí:
¡Vamos a dejarlo desnudo para que todos lo vean! Cuando escuché eso, corrí
y le di Mi Velo, para que se cubriese su desnudez. Me apartaron, pero al ver Mi
aflicción, extrañamente, comprendieron Mi gesto y desolación, y no le arrancaron
completamente su vestimenta, dejándole lo que Él traía por debajo de la túnica".
Los soldados Me ofrecieron vino mezclado con hiel. Yo lo rechacé, pues
dentro de Mí, tenía la amargura que Me dieron Mis enemigos.
Rápidamente, Me
clavaron primero las Manos, y después de haber permitido que los Clavos
traspasaran Mi Cruz, estiraron Mi Cuerpo destrozado y, violentamente, Me
atravesaron los Pies también.
(Textual:
They quickly nailed My Wrists first; and after allowing the nails to set in My
Cross, they stretched My broken Body, and with violence, pierced My Feet through).
(El texto original dice
wrists, que significa muñecas y no manos como aparece en la traducción del
inglés al español).
"Comenzaron la Crucifixión. Empujaron a Jesús y lo extendieron en la Cruz con gran brutalidad. Le estiraron las manos y los pies y con fuertes martillazos claváronle manos y pies. La Sangre corría sin parar. Mi doloroso e Inmaculado Corazón sentía los mismos martillazos, partiéndolo, triturándolo e hiriéndolo. Clavado ya en la Cruz, le daban puñetes, palazos y patadas en el Cuerpo".
"Comenzaron a levantar la Cruz con cuerdas amarradas a ella. Suspendieron la Cruz y la soltaron en un hueco preparado... Escuché el fuerte estruendo de ella sobre el terreno que hizo a Jesús estremecer violentamente de dolor".
Había una distancia de 3 metros entre cruz y cruz, la mía al medio, y un ladrón a cada lado. Mi Cruz estaba más alta. Estando una persona abajo de pié, mis pies comenzaban donde terminaba la cabeza de esa persona. Eso se hizo deliberadamente para exponerme frente a todos.
Los romanos vallaron el sector para que la turba los dejara trabajar tranquilos, no por consideración a mi persona. Solamente dejaron pasar a Mi Madre y a Juan. Se oía gritar a la turba, insultos y blasfemias.
" De lo alto de la Cruz, Él miraba toda la multitud que se juntó en el Calvario. Nadie vino a consolarlo, sólo a juzgar, a condenar. Los soldados y fariseos decían entre sí y después gritaban, tentando a Jesús:
Tú que salvaste a los otros, sálvate a Ti mismo y nosotros acreditaremos. ¡Baja de la Cruz! Todos reían.
Jesús murmuró de lo alto de la Cruz: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.
Fuimos aceptados al pie de la Cruz, por ser la familia del agonizante. Uno de los ladrones también insultaba a Jesús diciendo: ¿No eres Tú el Cristo? Sálvate a Ti mismo y a nosotros también. Pero el otro; Dimas, vio la paciencia de Jesús soportando los insultos, rezando por sus enemigos, vio su propia vida sin Dios y pensó: Este hombre que hasta perdona a sus enemigos, que soporta todo esto, es el Hijo de Dios.
Dimas, me miró al pie de la
Cruz y murmuró pidiéndome que le obtuviese el perdón de Mi Hijo. Miré a Mi Hijo
pidiéndole que lo perdonase.
Entonces Dimas
respondió al otro ladrón y le dijo: ¿Tú estando a la vera de la muerte no temes
a Dios? Nosotros estamos sufriendo porque merecemos, más Jesús nada hizo de
malo. Y volviéndose a Mi Hijo le dijo: Señor, acuérdate de mí, cuando esté en Tu
Reino.
¡Qué sufrimiento! ¡Qué agonía! ¡Qué tormento para Mí Alma!
Abandonado por Mis bienamados, renegado por Pedro sobre el que Yo Mismo fundaría
Mi Iglesia; renegado por el resto de Mis amigos, dejado completamente solo,
abandonado a Mis enemigos, lloré. Mi Alma estaba llena de dolor.
Los soldados levantaron Mi Cruz y la colocaron en el agujero preparado.(Textual: The
soldiers erected My Cross, setting it in the furrow).
Miré a la multitud, intentando ver, con dificultad. Con Mis Ojos hinchados,
contemplé entonces el mundo.
No vi ningún amigo,
entre todos los que se burlaban de Mí. Nadie vino a consolarme. "¡Dios Mío, Dios
Mío! ¿Por qué Me has abandonado?" Abandonado por todos aquellos que Me amaban.
Mi Mirada se posó entonces sobre Mi Madre. Yo la miré y nuestros corazones
hablaron. "Te
entrego a Mis hijos bienamados, para que sean, también, tus hijos. Tú serás su
Madre".
"Desde aquel momento Yo me
convertí en la Madre de todos los hombres. La Sangre que escurría de Su Cuerpo
Sagrado, juntábase a Mis lágrimas de sangre que goteaban en el piso polvoriento
del Calvario". En aquel instante, Mi dolor alcanzó un vértice tan alto, que
jamás ninguna mente humana o angelical podrá escrutar..."
Todo estaba terminando, la Salvación estaba cerca. Vi abrirse los Cielos y
todos los ángeles estaban erguidos, de pie, en silencio. "Padre Mío, en Tus
Manos encomiendo Mi Espíritu. Estoy Contigo ahora".
"Tengo sed. Un soldado tomó
una esponja, la humedeció en vinagre, la colocó en la punta de una lanza y se la
dio para que la probase. Exclamó entonces Jesús: Todo está consumado. Padre en
Tus Manos entrego Mi Espíritu. Jesús dio aun un fuerte grito diciendo: ¡Madre! y
enseguida expiró. Se abandonó al peso de su cuerpo, dejando caer la cabeza sobre
el pecho".
Yo,
Jesucristo, te he dictado Mi Agonía.
Hija, penetra más profundamente en Mis Llagas. Escucha los Latidos de Mi
Corazón... Mi cariño por ti ha llegado a ser locura, hasta el grado de que ahora
quiero hacerte que participes Conmigo, de Mi Pasión. Ámame como Yo te amo.
Mi Pasión se
repite cada día.
Cada día Soy
arrastrado por el camino del Calvario por aquellos que no siguen ya Mi Senda.
Mis Agonías son multiplicadas cuando veo a Mis hijos dirigirse al fuego eterno.
Mi Corazón se hunde en intolerables dolores al observar tanta ingratitud en esta
tierra. Mi Cuerpo es flagelado sin piedad.
Yo sufro.
Sin embargo, he llenado sus casas con cosas buenas. Les he dado Mi Paz. Yo los
he amado y los amo todavía hasta la Pasión, y sin embargo,
soy coronado con una
Corona de espinas por ellos mismos.
Yo estoy ante ellos como un Mendigo, con Mi Corazón en la Mano, suplicándoles.
Pero, a cambio de una mirada amable, ellos se burlan de Mí, Me escupen, se mofan
de Mí, golpean Mi Cabeza y Me llevan con violencia al Monte, donde Me vuelven a
crucificar. Yo Me consumo lentamente y Mi Sangre se derrama sin cesar.
Soy crucificado de nuevo
cada día por los pecadores.
Yo necesito descansar. ¿Me dejarás descansar? Toma Mi Corona de espinas, Mis
Clavos y Mi Cruz... ¿No tienes nada que decirme?
Mi Señor, mi Amado,
Tú que me has confiado Tus Joyas más Sagradas,
Tú que me has cubierto con Tu Amor y Tu Ternura,
Tú que has derramado en mi Tus Enseñanzas,
como mirra y que me has llenado del aroma de Tu Perfume,
yo me regocijo en Tu Presencia.
Tú me has dado el Don de Tu Amor.
Tú me has dado el Don de Tu Pasión
y yo, en mi pobreza, no puedo ofrecerte
sino más que mis bendiciones, mi voluntad,
mi alma y mi corazón.
Hija Mía ¿has comprendido plenamente Mi Pasión? Yo soy El
que te ha librado de la muerte. Fui perseguido por tu causa... desfigurado por
los golpes, escupido, despreciado, mofado y burlado por tu salvación; flagelado
sin piedad a causa de Mi Gran Amor por ti. He llevado tus pecados sobre Mis
Hombros sin pronunciar queja alguna, "como cordero llevado al matadero, como una
oveja muda ante los trasquiladores, no abrí Mi Boca". Y por liberarte,
bienamada, Me dejé traspasar por aquellos mismos a quienes creé. Sí, ellos
perforaron las Manos que los crearon, y a través de Mis Llagas yo te he
sanado... Por amor a ti, soporté horas de sufrimientos para sacar tu alma del
abismo. Yo soy tu Santo, sin embargo les he permitido extenderme en la Cruz
hasta que Mis Huesos se dislocaron. Siente hoy Mi Agonía, siente Mi sed por
falta de amor, un amor que ningún raudal podrá jamás apagar y ningún torrente
podrá jamás ahogar.
¿Te veré a ti que todavía estás errante en el desierto? Vuelve a Mí, a
reconciliarte Conmigo, y vive santamente abandonando tus caminos.
Con dolor y lágrimas he visto a esta generación impía alejarse, siguiendo
el Vicio en vez de la Virtud; la Muerte en vez de la Vida, porque esta
generación ha confiado en la mentira, concibiendo así el racionalismo que dio a
luz al ateísmo. ¿Por cuánto tiempo deberé
permanecer abandonado y solitario detrás de cada Tabernáculo, mientras corren
por Mis Mejillas Lágrimas de Sangre, dejando desgarrada cada fibra de Mi
Corazón? Mis Agonías
de Getsemaní se repiten en Mi Alma, hora tras hora; entra en Mis Llagas y
comprenderás Mis Agonías.
Yo había previsto desde el principio cómo, a pesar de Mi Sacrificio, se
levantarían clanes contra Mí y dividirían Mi Cuerpo, dando pie a tantas nuevas
doctrinas; y que una vez que su sentido de lo que es cierto y falso estuviera
embotado por su discordia, perderían el sentido de la fraternidad... y el gemido
de Mis ovejas, desde entonces, ha perforado Mis Oídos... y ahora, como un eco,
Mi Clamor desde la Cruz sale a diferentes naciones para llamarlos de regreso y
hacerlos uno. Así que, a quien Me pregunte: "¿Por
qué corren a torrentes estas Lágrimas de Sangre por Tus Mejillas?", Yo le
responderé: Éstas se derraman por ti, hijo Mío, son Lágrimas causadas por los
pecados y las impurezas. Y si Me preguntan:
"¿Y qué son estas marcas de Tu Cuerpo? ¿Por qué están
abiertas Tus Heridas de par en par?, les responderé: "Estas Heridas, hijo Mío,
Me las causan diariamente, sin piedad, aquellos a quienes más amo, pero que
ahora se han vuelto contra Mí, dejando Mis Heridas abiertas de par en par.
Sin embargo ellos fueron los que una vez dijeron: "Nosotros quisiéramos aprender
Tus Caminos y seguirte". Intelectualmente, ellos están en la oscuridad y
hasta que no mueran a sí mismos, no serán capaces de ver la Luz.
Hoy, nuevamente, en estos días de Cuaresma, vengo a ti, hijo Mío pecador,
justo o injusto, o rechazado por la humanidad o zarandeado de un lado a otro, en
este mundo, vengo a pedir de ti, tu
reconciliación.
Ve a
reconciliarte con tu hermano, porque al reconciliarte con él, te estás
reconciliando Conmigo, tu Dios. Ofréceme tu paz como Yo te ofrezco Mi Paz.
Imítame y sé santo; sacrifícate y ayuna para que puedas crecer en Mi Espíritu
que es: Amor, Santidad y Verdad.
Lo que Yo necesito de ti es la santidad,
¡no seas como los chacales que viven su vida en la noche! ¡Porque Yo conozco tus
intenciones desde mucho antes de que nacieras!
En estos días, estoy derramando Mi Espíritu en sus naciones para que
crezcan como la hierba, donde hay abundancia de agua. Yo desciendo de esta
manera para llenar sus reservas con Mi fruto. Vengo a despertarlos de su letargo
y a alejarlos de sus malos caminos.
Y ahora, hago un llamado especial para todos aquellos que están bajo Mi Nombre y
trabajan por la Unidad y por la Paz. Les pido que vengan a Mí como niños, que Me
miren de frente y Me respondan estas preguntas:
Hermanos, ¿han hecho todo lo que han podido para preservar la unidad de Mi
Cuerpo?
Díganme, hermanos, ¿dónde está la Paz que Yo les he
dejado, el Don que les he dado?
¿Por qué se están diferenciando, continuamente, en Mí?
¿Están, sinceramente, tratando de estar unidos nuevamente en sus
creencias y en sus prácticas?
Yo les digo, solemnemente, que renueven su mente a través de una revolución
espiritual, una revolución de amor. Perdonen los
rencores que tienen unos contra otros y vengan a Mí renovados, vengan a Mí
puros. ¡Despierten de su sueño! Yo estoy a sus
puertas y llamo. No sean como la sal que ha perdido su sabor; sean como un árbol
del que brotan hermosos retoños y que lleva los frutos de la santidad. Cumplan
Mi Ley uniéndose y ayudándose unos a otros.
Como ayer, alzo Mis Ojos al Padre y Le ruego:
Padre Santo, conserva a
los que Tú Me has dado,
fieles a Tu Nombre, para que sean uno como Nosotros.
Para que todos sean uno
Padre Recto, recuérdales Mi docilidad,
Mi humildad, Mi sinceridad y Mi gran Amor,
para que ellos puedan poner fin a Mi Agonía,
esta Agonía que es la causa
del derramamiento de tanta Sangre en Mi Cuerpo.
Permite que reconozcan sus errores y se reconcilien,
para que cuando vengan a recibirme,
al beberme y comerme, vengan dignamente.
Padre, llama a los pastores
y enséñales a ser capaces de ceder y a ser dóciles
los unos con los otros, sencillos y humildes.
Que en este tiempo de Cuaresma
comprendan Mi Expiación y
busquen en Mí la verdadera Sabiduría.
Amén.
Dichoso el hombre que Me escucha. Dichosos aquellos que siguen Mis
Caminos. Dichoso el hombre que se humilla. Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Yo, su Señor, los bendigo a ustedes y a sus familias, dejando Mi Suspiro de Amor
en sus frentes y Mi Paz en sus pequeños corazones; y no olviden nunca que el
Amor está siempre con ustedes. Sean uno.
Que se sepa:
El número de soldados armados: 150
Los que me arrastraron atado: 23
Los verdugos: 83
Los golpes recibidos en Mi cabeza: 150
En Mi estómago: 108
Las patadas en Mis hombros: 80
Atado, fui arrastrado por el pelo: 24 veces.
Escupieron sobre Mi rostro: 180 veces.
Fui apaleado en el cuerpo: 6666 veces.
En la cabeza: 100 veces.
Fui brutalmente empujado y a las 12 en punto, alzado por el pelo, pinchado con espinas y tirado de la barba: 23 veces.
Recibí en la cabeza: 20 heridas.
De púas de cecina: 72
Pinchazos de espinas en Mi cabeza: 110
Espinas mortales en la frente: 3
Después fui azotado y vestido como un rey de burla, las heridas en el cuerpo: 1000
Los soldados que me llevaron al Calvario: 608
Me miraron 3 y se burlaron de Mí: 1008
Las Gotas de Sangre que perdí: 28430
Notas:
Siempre se pensó que fue de la forma acostumbrada en la época: Le cargaban el travesaño a la espalda y le hacían llevarlo hasta el lugar de la ejecución, donde el madero vertical estaba clavado de manera fija, esperando a su víctima. El hombre era tendido en el suelo boca arriba y sus brazos clavados al travesaño (no podían clavarles las palmas de las manos porque el peso desgarraría la carne fácilmente, por eso se clavaban los brazos del reo por debajo de las muñecas, entre los dos huesos del antebrazo: el cubito y el radio. Entonces se subía el travesaño y se fijaba al madero vertical.
Jesús aquí nos dice que lo clavaron primero en la Cruz y luego lo subieron, es decir por alguna razón Él no llevó el travesaño, sino la Cruz completa. Ana Catalina Emmerich también en sus visiones lo ve así, cargando la Cruz completa. Además, Jesús utiliza la palabra muñecas (wrists), en cambio el traductor o traductora utilizó la palabra manos. Jesús ya nos dijo que el Santo Sudario de Turín es verdadero, allí queda más que claro que los clavos atravesaron las muñecas y no las manos. Analizando el mismo Santo Sudario se pudo comprobar que la Corona de Espinas fue realmente un casquete, que le incrustaron mutilando Su cabeza de mala manera, rompiendo carne, venas y nervios.
La Santísima Virgen muestra en una visión durante la Semana Santa del año 1994 a Marco Tadeu (Jacareí - Brasil), lo siguiente. Ella va relatando mientras muestra las imágenes al vidente:
"No se trataba de una viga, como muchos piensan, mas sí de una Cruz entera. Jesús era para ellos como el “criminoso” mas procurado en toda la región, por eso, visto que consiguieron Prenderlo, le colocaron todo el odio posible. Le pusieron una Cruz entera a llevar" - dice la Virgen.
Uno se pregunta, ¿por qué tanta violencia contra Jesús? Aquí Él nos dice como la influencia demoníaca estuvo presente en la Pasión. Nos habla incluso de un poseso, que fue quien le clavó la corona o casquete de espinas. Satanás participa activamente para lograr el triunfo, humillar a Jesús y verlo crucificado y muerto. Lo que parece como una victoria del mundo demoníaco, fue realmente una derrota, en el momento mismo de la muerte del Cristo crucificado, se darán cuenta que no ganaron, sino todo lo contrario, fueron absoluta y totalmente derrotados.
El Padre José Antonio Fortea nos lo explica de la siguiente manera:
"Allí, delante de la Cruz, estuvo el infierno entero. Todos y cada uno de los demonios estaban allí, rodeando la Cruz, contemplando con delectación su triunfo: ¡Dios crucificado!
Era el mayor de sus sueños, el más acariciado de sus anhelos, ¡hecho realidad!
Lo que ellos no podían imaginar en ese momento de venganza y odio, era que la mayor derrota era su mayor victoria. La mayor derrota en este mundo, era la mayor victoria del Reino de los Cielos. La Redención estaba consumada. Y posteriormente la Resurrección fue algo que les dejó sin habla. Su victoria demoníaca no había servido absolutamente para nada, y encima regresaba embellecido con todos los tesoros del amor logrados en su Pasión. La derrota era como un guante al que se le daba completamente la vuelta del revés. Y ellos, los demonios, habían sido los instrumentos de esa victoria del amor.
Pero para acabar de complicarles más las cosas había un hecho para ellos tan espantoso o más que la victoria del Amor, y era que de pronto se hicieron conscientes de que Dios Padre no había perdonado la Pasión ni a su mismo Hijo. Este hecho tenía consecuencias tremendas. Si Dios Padre en pago de reparación por los pecados de la humanidad, no había perdonado ni al Justo, entonces podían olvidarse los demonios de ser perdonados al final de los tiempos. La Pasión en la Cruz suponía la prueba palpable de que la Justicia Divina no era trasgredida en vano. Fue en ese momento cuando se hicieron plenamente conscientes todos los demonios de que su condenación no tendría indulto alguno por los siglos de los siglos. Por eso ellos de estar contemplando la Cruz con la alegría de su victoria maligna, pasaron a entender que para ellos sería para siempre el recuerdo terrible de la Justicia Divina. Y por eso por encima de todo, los demonios odian la imagen de la cruz, más que la imagen de la Santísima Virgen María o la imagen de cualquier otro santo o la representación de otro misterio sagrado. El recuerdo de lo que ellos contemplaron como testigos hace dos mil años, presentes, allí, es un recuerdo que quieren borrar de sus mentes y no pueden. En la visión de cualquier cruz recuerdan su derrota y recuerdan que allí perdieron la esperanza de cualquier amnistía".
Los párrafos de la Virgen corresponde a los detalles entregados a Marcos Tedeu en Jacareí. En la siguiente página las revelaciones de la Virgen a Santa Brígida.
Jesús revela detalles de su crucifixión
29 de marzo de 2012
Mi muy querida y amada hija, Mi tiempo para más sufrimiento sucederá mientras Mi Pasión en la Cruz sea conmemorada. Ningún hombre entiende lo extenso de Mi sufrimiento durante Mi crucifixión o la manera en que fui azotado. Mi flagelación fue lo peor. Fui golpeado salvajemente por diez hombres y cada centímetro de Mi cuerpo fue cortado. La carne de Mi espalda fue desgarrada y Mis omóplatos eran visibles. Apenas Me podía poner en pie y un ojo fue magullado y aplastado. Yo solo podía ver por Mi ojo izquierdo.
En el momento en que Me llevaron delante de Poncio Pilato y Me colocaron la
corona de espinas en Mi cabeza, apenas podía tenerme en pie. Ellos entonces Me
desnudaron antes de colocarme una vestidura roja corta sobre Mi cabeza y
entonces colocaron una hoja de palma en Mi mano derecha. Cada espina era como
una aguja muy puntiaguda. Una de las espinas también traspasó Mi ojo derecho, la
cual Me dejó apenas capaz de ver.
Perdí tanta sangre que vomité y estaba tan mareado, que cuando Yo empecé a
ascender el Calvario, no podía sostener la Cruz. Caí tantas veces, que tomó
horas alcanzar la cima de la colina. Fui flagelado y azotado en cada paso del
camino. Mi cuerpo estaba todo ensangrentado y cubierto con un grueso sudor
producido por un sol abrasador. Me desmayé varias veces.
Mucho de esto era doloroso y agonizante, lo más espantoso de todo fue el odio
mostrado hacia Mí, no solo por los adultos a lo largo del camino, sino por los
niños pequeños, que Me pateaban, porque ellos estaban siguiendo el ejemplo de
sus padres. Los gritos que brotaban de sus bocas y el odio, eran nada comparado
al miedo que tenían de Mí. Porque, detrás de todo esto, ellos todavía no estaban
seguros si era o no, de hecho, el Mesías que estaban esperando por tanto tiempo.
Era más fácil, por lo tanto, odiarme, denunciarme en vez de aceptarme por lo que
habría significado que ellos habrían tenido que cambiar sus modales.
Mi momento más angustioso fue cuando Me tendí en el suelo sobre Mi costado,
habiendo sido pateado en la espalda de nuevo y vi a Mi amada Madre mirándome.
Ella estaba desolada y siendo sostenida por dos de Mis discípulos. Yo solo la
podía ver a través del único ojo restante y casi no podía soportar mirar su
tormento.
Las burlas, los gritos y los rugidos de las multitudes de cientos podían ser
sentidos desde el suelo en que Yo yacía y tomó seiscientos soldados para
organizar y supervisar la crucifixión Mía y de otros seis. Yo era el foco
principal de su atención y los otros no sufrieron como Yo lo hice. Cuando Mis
muñecas, en la base de Mis pulgares, fueron clavadas a la Cruz, Yo ya no podía
sentir. Mi cuerpo estaba tan maltratado y golpeado, que Yo estaba en estado de
shock. Mis hombros estaban dislocados y Mis brazos arrancados de sus órbitas. El
daño físico peor, fue infligido sobre Mi cuerpo antes de que fuera clavado a la
Cruz.
No dejé escapar ni un grito. No protesté. Solo un susurro. Esto enfurecía a Mis
ejecutores, que querían una reacción para satisfacer sus deseos. Nunca Me
comprometí con ellos, porque hacer eso habría significado que Yo hubiera tenido
que comprometerme con Satanás y sus demonios, quienes infestaban sus almas. Esto
es por lo que su maldad hacia Mí era tan intensa.
Estuve colgado en la Cruz por cinco horas. El sol estaba abrasador, sin nubes
que ayudaran a reducir la quemadura de Mi piel. Cuando tomé Mi último aliento,
Mi Padre envió nubes negras, así también truenos y relámpagos. La tormenta que
se llevó a cabo fue de magnitud aterradora y tan de repente que Mis espectadores
quedaron sin duda en esta etapa de que Yo era, de hecho, el Salvador que había
sido enviado por Dios Padre.
Revelo esto a ti, hija Mía, como un don a ti a cambio del inmenso acto de
sufrimiento que Me has ofrecido. Dile a Mis hijos que Yo no lamento Mi Pasión en
la Cruz. Lo que lamento es que Mi sacrificio ha sido olvidado y que muchísimos
niegan que Mi crucifixión se llevara a cabo. Muchos no tienen idea de lo que Yo
tuve que sufrir, porque muchos de Mis apóstoles no presenciaron Mí subida
al Calvario.
Lo que Me hiere hoy día es que tantos todavía Me niegan. Mi llamado a ustedes,
Mis seguidores, es a no permitir que Mi crucifixión se desperdicie.
Yo morí por TODOS los pecados, incluso por los que se cometen hoy. Yo quiero y
necesito salvar a aquellos que Me niegan incluso hoy día.
Su Amado Salvador, Jesucristo
Nota:
Hay muchos momentos de La Pasión de Nuestro Señor, que no fueron relatados porque no hubo testigos, estaba solo frente a los verdugos, o bien no había nadie que posteriormente los escribiese. Como por ejemplo su pasada por la cárcel, luego de ser apresado y traicionado por Judas, fueron momentos terribles que han sido revelados por el propio Jesús y que se encuentran en alguna página de este Portal Católico. Detalles del camino al Gólgota, como nos cuenta Jesús, no fueron presenciados en su totalidad por testigos, simplemente porque no estaban, no vieron, no los dejaban acercarse, caminaba rodeado de soldados....
Aquí hermanos, debemos comprender, que La Pasión de Jesús no puede ser en vano, tanto dolor y sufrimientos debe ser aprovechada para la salvación de todos, por ello cada alma que se condena significa sangre derramada en vano.
Ayudemos a Jesús a salvar almas, a evangelizar y a preocuparnos que todo hermano nuestro se salve, conversando y rezando mucho por la salvación de todos. Esa es nuestra misión en la vida: salvar almas.
El Reloj de la
Pasión
de Jesús
El Reloj de la Pasión es una oportunidad para estar con Nuestro Señor en los
momentos más importantes de su vida. Repasa hora a hora la vida de Jesús durante
el jueves y viernes santos.
Es una devoción popular que lleva hacia un hondo seguimiento en la pasión y
muerte de Jesús, ayuda a comprender la semana Santa, alimenta la vida de
oración, la meditación y a contemplar a Jesús que continúa sufriendo en las
personas de tantos crucificados.
JUEVES
7. 00 pm. Jesús lava los
pies de los discípulos (Jn 13, 4-5)
“Cuando estaban cenando,
se levantó de la mesa, se quito el manto y se ató una toalla a la cintura.
Entonces echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies de los
discípulos, y a secarlos con la toalla que llevaba en la cintura”.
8.00 pm. Jesús instituye
la Eucaristía (1Cor 11, 23-27)
“La misma noche en que
Jesús fue traicionado, tomó en sus manos el pan y, después de dar gracia a Dios,
lo partió y dijo: “Esto es mi Cuerpo, partido para su bien. Hagan esto en
memoria mía”. Así también, después de la cena, tomó en sus manos la copa y dijo:
“ Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre. Cada vez que la beban,
háganla en memoria mía. De manera que, hasta que venga el Señor, ustedes
proclamarán su muerte cada vez que coman de esta copa”.
9.00 pm. Jesús ora en el
huerto de los Olivos (Lc 22, 39-42)
“Entonces Jesús salió, y
como era su costumbre se fue al monte de los Olivos; y los discípulos lo
siguieron. Al llegar al lugar, les dijo: “Oren, para que no caigan en
tentación”. Luego se alejó de ellos como a una distancia a que uno tira la
piedra, y se puso de rodillas para orar. Dijo: “Padre, si quieres, líbrame de
este trago amargo; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
10.00 pm. Jesús entra en
agonía y suda sangre (Lc 22, 44)
“Y al estar sufriendo muchísimo, oraba con más fuerza, y su sudor era como
grandes gotas de sangre que caían a tierra”.
11.00 pm. Jesús recibe el beso de Judas (Lc 22, 47-48)
“Jesús estaba todavía hablando, cuando llegó mucha gente. El que se llamaba
Judas, que era uno de los doce discípulos, venía a la cabeza de ellos, y se
acercó a Jesús para besarlo. Entonces Jesús le dijo: “Judas, ¿con un beso
traicionas al hijo del Hombre?”
12.00 pm. Jesús es preso y conducido a Anás (Jn 18, 12-13)
“Entonces los soldados de la tropa, con su comandante y los guardias de los
judíos, apresaron a Jesús y lo ataron. Luego lo llevaron a la casa de Anás. Anás
era suegro de Caifás, el que ese año era el jefe de los sacerdotes”.
VIERNES
1.00 am. Jesús es conducido al
sumo sacerdote Caifás (Mt 26, 57-58)
“Los que apresaron a Jesús
lo llevaron ante Caifás, el jefe principal de los sacerdotes, donde los maestros
de la ley y los ancianos estaban reunidos. Pero Pedro los siguió de lejos hasta
el patio de la casa del jefe principal, donde entró y se quedó sentados con los
guardias, para ver en que iba a terminar aquello”.
2.00 am. Jesús es
calumniado (Mt 26, 59-62)
“Los jefes de los sacerdotes, los ancianos y toda la junta suprema buscaban
alguna acusación contra Jesús, aunque fuera falsa, para condenarlo a muerte.
Pero no encontraron pruebas, aunque muchas personas se presentaron y dijeron
mentiras contra él. Pero por fin se presentaron dos testigos falsos, que
dijeron: Este hombre dijo: “Yo puedo destruir el templo de Dios, y volver a
levantarlo entre días.”
Entonces el jefe de los sacerdotes se levantó, y dijo a Jesús: “¿no contestas
nada? ¿Qué es esto que están diciendo contra ti?”
3.00 am. Jesús es
abofeteado (Mt26, 67-68)
“Entonces le escupieron la cara y le golpearon. Otros le dieron de bofetadas y
le dijeron: Tú que eres el Cristo, ¡adivina quién te pegó!
4.00 am. Jesús es
abofeteado por el siervo del sumo sacerdote (Jn 18, 19-23)
“El jefe de los sacerdotes
comenzó a preguntarle a Jesús quiénes eran sus discípulos y qué era lo que él
enseñaba. Jesús le dijo: Yo he hablado públicamente delante de todo el mundo;
siempre he enseñado en las sinagogas y en el templo, donde se reúnen todos los
judíos; así que no he dicho nada en secreto. ¿Por qué me preguntas a mí?
Pregúntales a los que me han escuchado, y que ellos digan de qué les he hablado.
Ellos saben lo que yo he dicho.
Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias del templo, que estaba allí, le dio
una bofetada y le dijo: ¿Así contestas al jefe de los sacerdotes? Jesús le
respondió: si dije algo malo, di en qué está lo malo; pero si lo que dije está
bien, ¿por qué me pegas?
5.00 am. Jesús es negado
por Pedro (Jn 18, 17.25-27)
“Entonces la portera le
preguntó a Pedro: ¿no eres tú uno de los discípulos de ese hombre?
Pedro contestó: No, no soy…Entre tanto, Pedro seguía de pie calentándose junto
al fuego; y le dijeron: ¿no eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Y Pedro
lo negó, diciendo: No, no soy.
Entonces le preguntó uno de los siervos del jefe de los sacerdotes, que era
pariente del hombre a quien Pedro le había cortado la oreja: ¿no te vi yo en el
huerto con el? Pedro lo negó otra vez, y en ese mismo momento cantó un gallo.”
6.00 am. Jesús es
presentado al tribunal de Pilato (Jn 18, 28-31)
“Entonces llevaron a Jesús
de la casa de Caifás al palacio del gobernador. Ya comenzaba a amanecer, y los
judíos no entraron en el palacio, para no hacerse impuros ceremonialmente, pues
entonces no podrían comer la cena de la pascua. Por eso Pilato salió para
hablarles, y les dijo: ¿De qué acusan a este hombre? Ellos le contestaron: Si no
fuera un criminal no te lo habríamos entregado. Entonces Pilato les dijo:
llévenlo y júzguenlo conforme a su propia ley. Los judíos le contestaron: pero
nosotros los judíos no tenemos derecho a dar muerte a nadie”.
7.00 am. Jesús es
despreciado por Herodes (Lc 23 8-12)
“Al ver a Jesús, Herodes
se puso muy contento; porque por mucho tiempo había querido verlo, pues había
oído hablar de él, y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo muchas
preguntas, pero Jesús no le contestó nada. Allí estaban los jefes de los
sacerdotes y los maestros de la ley, que le acusaban con mucha insistencia.
Entonces Herodes y sus soldados lo trataron con desprecio, y para burlarse de él
le vistieron con ropas lujosas como de rey. Luego Herodes lo mandó nuevamente a
Pilato. Ese día Pilato y Herodes se hicieron amigos; pues eran enemigos”.
8.00 am. Jesús es
flagelado (Mt 27, 25-26)
“Y toda la gente contestó:
¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte! Entonces
Pilato dejó libre a Barrabás; luego mandó azotar a Jesús, y lo entregó para ser
crucificado”.
9.00 am. Jesús es coronado
de espinas (Jn 19, 2-3)
“Los soldados pusieron en
la cabeza de Jesús una corona tejida de espinas, y lo vistieron con una ropa de
color rojo oscuro. Luego se acercaron a él, diciendo: ¡Viva el rey de los
judíos! Y le daban de bofetadas”.
10.00 am. Jesús, liberado
a barrabás, es condenado a muerte (Jn 18, 39-40)
“…Yo no encuentro ningún
delito en este hombre. Pero ustedes tienen la costumbre de que yo suelte un
preso durante la fiesta de la pascua; ¿quieren, pues, que deje libre al rey de
los judíos?. Entonces todos volvieron a gritar: ¡A ese no! ¡Suelta a Barrabás! Y
este Barrabás era un ladrón”.
11.00 am. Jesús recibe la
cruz y la carga por nosotros (Jn 19-17)
“Jesús salió, pues,
llevando su cruz, para ir al lugar que llamaban la Calavera, que en hebreo se
llama Gólgota”.
12.00 am. Jesús despojado
de sus vestidos es crucificado (Jn 19, 23-24)
“Después que los soldados crucificaron a Jesús, recogieron su ropa y la
dividieron en cuatro partes, un apara cada soldado. Tomaron también la túnica, y
como era sin costura, tejida de una sola pieza de arriba abajo, los soldados se
dijeron unos a otros: No la rompamos; más vale que echemos a suertes sobre ella,
para ver a quién le toca. Así se cumplió la Escritura que dice: “Se repartieron
mi ropa, echando suertes sobre ella.” Esto fue lo que hicieron los soldados”.
1.00 pm. Jesús perdona al
buen ladrón (Lc 23, 39-43)
“Uno de los criminales que
estaban allí colgados, le insultaba diciendo: “Si tú eres el Cristo, sálvate a
ti mismo, y sálvanos también a nosotros”. Pero el otro reprendió a su compañero
y le dijo: “¿No tienes temor de Dios, tu que estás bajo el mismo castigo?
Nosotros, con toda razón estamos sufriendo, porque estamos pagando el justo
castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo nada malo. Entonces
dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar”. Jesús le contestó: “En
verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.
2.00 pm. Jesús nos deja a
María por madre (Jn 19, 25-27)
“Junto a la cruz de Jesús
estaba su madre, la hermana de su madre, María la esposa de Cleofás, y María
Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y de pie junto a ella al discípulo a
quien él quería mucho, dijo a su madre: “Mujer, ahí, tienes a tu hijo.” Luego
dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde entonces ese discípulo la
recibió en su casa.
3.00 pm. Jesús muere en la
cruz (Lc 23, 44-46)
“Era ya como el mediodía.
Entonces toda la tierra quedó en oscuridad, la cual duró hasta las tres de la
tarde. Le sol se volvió oscuro, y la cortina del templo se partió por la mitad.
Entonces Jesús gritó: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Y al decir
esto murió.
4.00 pm. Jesús es traspasado por la lanza (Jn 19, 31-37)
“Era el día antes de la pascua, y los judíos no querían que los cuerpos quedaran en las cruces en el día de descanso, pues ese día de descanso era un día muy solemne. Por eso le pidieron a Pilato que mandara quebrar las piernas de los que estaban crucificados, y que quitaran sus cuerpos de allí. Entonces los soldados fueron y quebraron las piernas del primero, y también del otro que estaba crucificado con Jesús. Pero al acercase a Jesús, vieron que ya estaba muerto, y por eso ya no le quebraron las piernas. Sin embargo, uno de los soldados le abrió el costado con un alanza, y al momento salió sangre y agua.
5.00 pm. Jesús, descendido de la cruz, es depositado en los brazos de María (Jn 19, 38-40)
6.00 pm. Jesús es
sepultado (Mt 27, 59-60) |
José de Arimatea junto a Jesús. Esta foto está confirmada como verídica, ese es el rostro verdadero de José de Arimatea. |
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