LOS SIETE DOLORES DE LA VIRGEN MARIA
Si a mis dolores quieres tener devoción,
Yo te haré 2000 favores
y pondré mi intercesión
a favor de tus errores.
Si siete días cabales,
que mis dolores contemplas,
ganarás contra tus males
unas 1.200 indulgencias parciales
a favor de tus errores.
No pienses que en escucharlos,
de paso tenga yo el gusto
y si no has de contemplarlos
con sentimiento, no es justo
que me ayudes a pasarlos.
PRIMER DOLOR: La Profecía de Simeón
Contempla este primer día:
Los filos de esta espada
que traspasó el alma mía
cuando escuché que declaraban
tan amarga profecía.
Presenté mi hijo al templo
como la ley lo mandaba
Simeón con regocijo
en sus brazos lo tomaba.
Y estas palabras me dijo:
Señora, este Hijo, amado, querido
que tanto estima,
lo verá, preso, azotado,
coronado de espinas
y muriendo crucificado.
Si me ayudas a pasar el dolor que sentí,
en tan amarga pasión
has de conseguir por mi
el perdón del Salvador.
(se pide algo)
AVE MARIA
SEGUNDO DOLOR: La Huída a Egipto
El segundo dolor, fue cuando
para matar a mi hijo
mandó Herodes iracundo
degollar según dijo, los inocentes del mundo.
Un ángel del cielo vino
y avisó a mi amado esposo
que emprendiésemos camino
que venía Herodes furioso
con su ejercito maligno.
Cogí a mi Hijo en brazos
con José, me fui a Egipto
andando con lentos pasos
considera que conflicto
el corazón se me hacía pedazos.
Cada instante la vista volvía
por ver si acaso el tirano seguía
sin dormir, sin descansar
sin la mayor prevención
afligido el corazón caminaba.
Unos ladrones sin tasa, nos salieron
y un ladrón, escuchando lo que pasa
hablando su corazón
nos hospedó en su casa.
Si haces como aquel ladrón
compadecerte de mí
lo que Yo haré por ti
es conseguirte el perdón.
(se pide algo)
AVE MARIA
TERCER DOLOR: Pérdida del Niño Jesús
El tercer dolor fue cuando
tres días tuve perdido mi bien.
Contempla las agonías
que tu también llorarás
las amargas penas mías.
Yo y José, mi amado esposo
con Jesús al templo fuimos
los tres habiendo llegado
un gran concurso vimos
de gente allí congregada
Un festín grande que había
habiéndose acabado
Yo del templo me salía
y José con gran cuidado
por otra puerta venía.
Reuniéndonos los dos
Yo a mi esposo pregunte:
José ¿Y el Hijo de Dios?
Maria, yo no lo sé
yo juzgué que iba con Vos
Aquel corazón partido
quedó como sin sentido
llorando su amarga suerte
de ver a Jesús perdido.
Si a Jesús tienes perdido,
por la culpa; ven a mi,
cuando te encuentres afligido
que como lo hagas así
descanso tendrás cumplido
(se pide algo)
AVE MARIA
CUARTO DOLOR: Encuentro con Jesús en la calle de la Amargura
El cuarto dolor fue cuando
Por la calle de la Amargura
Vi a mi Hijo caminar
Cada paso tropezaba
Siendo la sentencia dada.
Vino Juan a mi retiro
Y me dio esta embajada
Yo, pegué un tierno suspiro
Y quedé como desmayada.
Con valor que me dio el cielo
Y una angustia tan crecida
Caminaba con anhelo
Para ver el bien de mi vida
Afligida y sin consuelo.
Llegué a la calle cruel
Donde me paré a escuchar
Las voces y aquel tropel
Y sin cesar un momento
Todos murmuraban de Él
El pregón y la trompeta decían:
Muera el malvado, facineroso ladrón
Y pague crucificado su infame predicación.
Rompí por entre la gente
Y con mi Hijo abrazada
De dolor tan vehemente
Con la garganta anudada
Yo, le hablaba interiormente.
Si este dolor tan fuerte,
Te detienes en pensar,
En las ansias de tu muerte,
Yo te prometo ayudar.
Por tu angustia y tu dolor,
no nos abandones, Madre mía
ni en la vida, ni en la muerte,
ni en el tribunal de Dios
(se pide)
AVE MARIA
QUINTO DOLOR: La Crucifixión de Nuestro Señor
El quinto fue tan penoso,
Que es digno de contemplar,
Cuando a mi Hijo amoroso,
Yo lo vi crucificar,
En la Cruz como alevoso.
Llegamos a la montaña,
Donde con despojo,
Le arrancan con ciña y saña,
A la lumbre de mis ojos,
La túnica ensangrentada.
Yo que lo vi desnudado,
Renovadas las heridas,
Crecieron las ansias mías,
Al verle tan maltratado.
Que se tendiese
Ordenaron en la Cruz
Y con paciencia
Hizo lo que le mandaron
Y con tirana insolencia,
Pies y manos le enclavaron.
La Santa Cruz volvieron,
Y remacharon los clavos,
Con risas y baldones,
La Santa Cruz levantaron
Y el Santo Cuerpo dejaron
En medio de dos ladrones.
Si en este dolor tan fuerte,
Te detienes en pensar,
En las ansias de la muerte,
Yo te prometo ayudar.
(se pide)
AVE MARIA
SEXTO DOLOR: María recibe en sus brazos el cuerpo muerto de Jesús
El sexto con tiernos lazos,
Al hijo de mis entrañas,
Difunto y hecho pedazos
Lo pusieron en mis brazos.
Los santos varones vieron
Mi tristeza y amargura,
A Pilatos le pidieron licencia
Y la concedieron
Para darle sepultura.
Al punto desenclavaron
Aquel cuerpo sacrosanto
En mis brazos lo pusieron
En un lienzo limpio y blanco.
Y al punto lo amortajaron
Con ungüentos olorosos,
Que prevenidos traían
Aquellos santos varones,
Que a mí me asistan
Enlaces tan prodigiosos.
Yo que lo estaba mirando,
De los pies a la cabeza,
Mi dolor siempre avivando
En una amarga tristeza
Y decía suspirando:
Hijo mío, muy amado
¿Quién te ha puesto estas espinas?
¿Quién te ha abierto este costado?
¿Y estas manos divinas y estos pies taladrados?
Si contemplas el dolor
Dejando el vicio,
El día del juicio,
De lo que Dios te haga cargo,
Yo daré por ti el descargo.
(Se pide algo)
AVE MARIA.
SÉPTIMO DOLOR: Sepultura de Jesús y soledad de María.
Esto es muy fijo
Que toda me descoyunto
Al hallarme sin mi Hijo,
Ya ni vivo ni difunto.
Los varones con quebrantos me decían
Gran Señora; no os entreguéis al llanto
Que ya es llegada la hora,
Del entierro sacrosanto.
Mitigad tanto tormento,
Cese ya esa pena dura,
Dadnos el Cuerpo sangriento,
Para darle sepultura.
Yo aun agradecida,
A fineza tan hermosa
Dando a mi hijo les decía,
Tomad esta prenda mía,
El hijo que yo más quería.
San Juan y la Magdalena,
Me cogieron de la mano,
Todos cubiertos de pena,
Fuimos siguiendo los pasos,
Donde el sepulcro se ordena.
Llegamos al monumento,
Donde con piedad honrosa,
El Santo Cuerpo dejaron,
Cubierto con una losa.
Triste está la Virgen pura,
Aquel sepulcro mirando,
Cuan jamás vio criatura,
A su Hijo contemplando,
Con tal dolor y amargura.
Está viva y sepultada,
Está muerta y tiene vida,
Está llagada y herida,
Viendo muerto y destrozado,
Al que era su Luz querida
Todas estas siete espadas,
Traspasaron mi corazón,
Si de ti son contempladas,
Ganarás del galardón
De la celestial morada,
Prenda de inmenso valor.
Por tu angustia y tu dolor
no nos abandones,
madre mía
ni en la vida,
ni en la muerte,
ni en el tribunal de Dios.
(Se pide algo)
AVE MARIA
Agradecimientos a Elvira M.
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