REPARAD POR LAS ALMAS QUE NO ME RECONOCEN

COMO EL SEÑOR DE SUS VIDAS

 

 

 

 


Jesús dice:


 Venid alma reparadora y escuchad el clamor de mi voz. Tengo frío, me encuentro solitario. Busco corazones puros en donde descansar, pero no los encuentro. Sus corazones están cerrados a mi Presencia Divina.


 Busco cirineos que me ayuden a cargar con el peso de la cruz en esta noche. Pero los hombres, agotados por el trajín del día, buscan un lugar donde reposar.


 Busco centinelas para que sean como lámparas encendidas en esta noche lúgubre, pero la llama que arde en sus corazones es tenue, débil, opacada por las excesivas ocupaciones del diario vivir.
 
 Busco Verónicas para que limpien mi Divino Rostro ensangrentado y maltratado por los pecados de la humanidad. Humanidad con otros intereses. Humanidad cuyos ojos están puestos en las ilusiones del mundo, en las falsas seguridades.

 


Humanidad que debiera tener sus esperanzas en Mí.

Humanidad que debiera tener como primacía a Dios.

Humanidad que busque encuentros a solas conmigo para colmarlas de todo.

Humanidad que haga de sus vidas aventuras maravillosas.

Humanidad que deje el pecado y vengan a limpiar la suciedad de sus corazones en los Ríos de la Gracia.

Humanidad que comprenda que el hombre sólo es grande cuando está de rodillas, cuando se reconoce pequeño, finito, limitado.

 

 Pero lo más triste y angustioso para mi Divino Corazón es que la mayoría de los hombres caminan en dirección opuesta a mis valores, a mis principios, a mi Evangelio, corren a una velocidad vertiginosa, sin percatarse de los peligros y enemigos que ponen en alto riesgo la salvación de sus almas.


 
Alma reparadora que habéis atendido a mi llamado angustioso en esta noche, reparad por las almas que desechan mis enseñanzas, según ellas, obsoletas salidas de tono para un mundo moderno, científico y tecnicista.  Reparad para que me reconozcan como al Señor de sus vidas. Vidas que deben ser transformadas, restauradas, tocadas por mis pincelazos divinos.

 

Alma reparadora que habéis atendido a mi llamado angustioso en esta noche, reparad para que las almas sean Evangelio vivo. Palabra encarnada. Almas que se identifiquen con mis pensamientos, con mi estilo de vida: sencilla, descomplicada, pero a la vez profundo; estilo que agrada a mi Padre Eterno.

 

 

 

Alma Reparadora:


 Corazón agonizante de Jesús: heme aquí ante vuestra celestial presencia. Infinitas gracias os doy por haber puesto vuestra mirada en mi pequeñez, por haber susurrado palabras de Amor Divino en mi corazón, por haberme encadenado a vuestro Sacratísimo Corazón. Estoy aquí en esta noche mitigando vuestro dolor.


 Estoy aquí en esta noche alivianando un poco el peso de vuestra cruz. Estoy aquí en esta noche ofreciendo una hora de mi sueño para que dispongáis de mí como os plazca: si queréis hacedme partícipe de vuestra tristeza; si queréis descargad en mí vuestra justa cólera, si queréis descansad en mí, entregándome parte de vuestra cruz.


 
Corazón agonizante de Jesús: no estáis solo, estoy con Vos. Sois el desvelo de mis ojos. Sois la fijación de mis pensamientos.  Decidme amante Jesús mío: qué he de hacer en esta noche para llevarme vuestro dolor.


Qué he de hacer en esta noche para haceros sonreír. Qué he de hacer en esta noche para que los hombres vuelvan a vuestra Casa Paterna: Casa que nunca debieron abandonar.


Corazón agonizante de Jesús: heme aquí con mis ojos y mi corazón en vela. Escuchad cada latido de mi corazón como un acto de reparación a vuestro Santo Nombre. Nombre que ha de retumbar en toda la humanidad. Nombre ante el cual toda rodilla se ha de doblar y toda cabeza se ha de inclinar. Nombre que ha de ser pronunciado por boca de todos los hombres porque sois el Dueño y Señor de todo cuanto existe.

 


Corazón agonizante de Jesús: tomad esta hora de reparación como una ofrenda de amor por Vos.

 


 ¡Cómo ha de ser que los hombres no obedezcan vuestras Santas leyes!

¡Cómo ha de ser que los hombres caminen en dirección contraria al Evangelio!

 

 

 

Evangelio que ha de ser norma de vida para salvarnos. Evangelio que lleva a las criaturas al gozo y disfrute eterno en el Cielo.


Corazón agonizante de Jesús: recibid mi oración en esta noche y compadeceos de estas pobres almas que desechan vuestras enseñanzas; haced que reconozcan su miseria, su debilidad; encaminadlas a un encuentro de corazón a corazón con Vos; ellas sabrán reconocerse pecadoras, ellas en un gesto de humildad os pedirán perdón, ellas querrán permanecer siempre a vuestro lado.

 

Pocos rezan, pocos reparan

 

Esta oración es parte de:

LAS HORAS NOCTURNAS DE REPARACIÓN

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