NICOLA D'ONOFRIO
ORACIÓN
Dios, bueno y misericordioso, que has llamado a tu Siervo Nicola D'Onofrio a seguir a Jesús para ofrecer la riqueza de su joven alma y de su ardiente corazón al servicio de tu Hijo en la persona de los enfermos; glorifica a tu Siervo fiel, y haz que los jóvenes de hoy reconozcan en él un modelo de vida en el camino del amor y del sacrificio para llevar las almas a Ti; y concédeme por su intercesión la gracia que te pido... (pídase), Tú que con el Hijo y el Espíritu Santo vives y reinas en los corazones de tus hijos. Amén. |
Nicolino, nació el 24 de marzo de 1943 en Villamagna, Italia. En 1955 entró al Seminario Camiliano, en Roma. Su familia se oponía a tal decisión, pero luego de un año aceptaron. La mañana del 7 de octubre de 1961, luego de un intenso año de preparación que los padres capitulares juzgaron óptimo, realizó por tres años los Votos de Pobreza, Castidad, Obediencia y Caridad hacia los enfermos, incluso los contagiosos. En el corto período de vida como estudiante religioso camiliano, demostró gran amor y adhesión a su nueva familia, declarándose feliz de permanecer en la Casa religiosa, no interesándose fácilmente por salidas fuera, y dedicando su corazón, su talento y su tiempo a las variadas urgencias y necesidades de la comunidad religiosa. Hacia fines de 1962 comenzó a advertir los primeros síntomas del mal que lo llevaría a la muerte a los 21 años apenas. Se subordinó obediente a las decisiones de los superiores y de los médicos desde el primer momento.
El 30 de julio de 1963 fue operado el Hospital San Camillo de Roma. El examen histológico de la parte extirpada dio la inequívoca respuesta de un final a breve plazo: teratosarcoma. Con la dispensa super triennium el Papa Paulo VI lo autorizó para hacer sus Votos Perpetuos. En la fiesta del Corpus Domini, el 28 de mayo de 1964, en la iglesia del Seminario Camiliano romano, se consagró a Dios para siempre: último acto de amor de una vida breve, pero intensamente vivida "rezando y amando". En la mañana del 5 de junio, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, con plena conciencia aceptó recibir la Unción de los Enfermos que le había propuesto el Superior Provincial. Momento de intensa emoción para los numerosos compañeros. Nicola recibe el sacramento al término de la Santa Misa celebrada en la pieza que lo acoge desde hace algunos meses en el primer piso. El cáncer que avanza e invade totalmente los pulmones, además de atroces dolores, le provoca momentos de ahogo. Nicolino vive heroicamente el sufrimiento unido a la Cruz de Cristo, invocando la ayuda de la Virgen María y de los Santos Camilo y de Santa Teresa del Niño Jesús.
Siempre sereno y nunca cayendo en desesperación, atento a no crear molestias a quienes lo asisten, y esforzándose por esconder lo más posible la inevitable máscara de sufrimiento para evitar mayores dolores a la mamá, que está a su lado. El último día para Nicolino llegó con el 12 de junio de 1964. Una larga agonía que se inició a las 16 horas para cerrar su última tarde a las 21.15 horas, después de una jornada pasada en oración y manifestaciones de Fe intensa y ardiente amor por Jesús y María, con la ayuda de sus dos Santos predilectos, y el consuelo de la emocionada súplica de compañeros y amigos. Su Superior recuerda todavía hoy los últimos instantes así: "Yo entonaba las oraciones a las que todos sus jóvenes compañeros, reunidos en torno a él en su pieza, respondían con ánimo lleno de fe. Él cada tanto nos invitaba diciendo: ¡todavía, todavía...más fuerte!, y de vez en cuando mezclaba con las nuestras alguna invocación particular suya que revelaba su Fe viva en la presencia de algo ultrasensible que sentía cercano."
Este contacto con lo ultrasensible fue también advertido por otros que estaban presentes en ese momento. Las puertas del Cielo se le abrieron mientras, lúcido hasta el último instante, repetía continuamente el acto de ofrenda de su propia vida y de sus sufrimientos rechazando los analgésicos, y estimulando a los presentes a rezar con él y por él. Un coherente término de vida con lo que se había propuesto vivir.
Un compañero unido a Nicolino por una profunda amistad, escribía en los días siguientes a la muerte:
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"Ahora aquí abajo entre nosotros no ha quedado más que un tallo truncado, su tallo. La flor está allá arriba clavada en el corazón de Dios. Es por esto que pensando o hablando de Nicolino me da por mirar a lo alto, extasiado, resignado. ¡Mi héroe! Había divisado, soñado el ideal de la Santidad, nunca la había alcanzado, porque para tocar una cosa hay que estar cerca de ella, y para que la admiración sea sin sombras, es necesario poder imitar al héroe que la inspira. He tocado a mi héroe, y después... pareció huirme. Pero como Teresita con Celina, yo creo que él caminará siempre al lado de quién ha sabido descubrirlo. Lo amé, se me murió entre los brazos, me miró con su última mirada, y me hizo adiós con la mano. Lo amo, ahora es mi pequeño gran Santo". |
La extraordinaria onda de emoción afectiva y religiosa que acompañó su tránsito, más dramático todavía por los terribles sufrimientos provocados por el mal, lo adscribe a la verdad de "que en el sufrimiento se llega a ser un hombre completamente nuevo...Cuando este cuerpo está profundamente enfermo, totalmente inhábil y el hombre es casi incapaz de vivir y de actuar, tanto más se ponen en evidencia la madurez y la grandeza espiritual interior, constituyendo una conmovedora lección para los hombres sanos y normales..."
"La voluntad debe ser tenaz, total, heroica en el ascenso. Una voluntad que no cambie de dirección según el viento, sino que permanezca fiel a los principios de Cristo Crucificado. Que no se pierda en tanta fatuidad de la tierra, sino que se mantenga siempre vívida y fuerte en el sostener y hacer progresar nuestra carrera hacia Dios. Nuestro ascenso requiere además una voluntad heroica porque el fin es difícil. Aspiramos a la imitación de un Cristo crucificado que no nos presenta sino la Cruz para abrazarla diariamente. Heroica además, porque nuestro ascenso no es de a poco, sino continuo y dificultoso, un ascenso que debería consumirnos totalmente. Sin embargo, para poder alcanzar a tanto, son indispensables la Confesión y la dirección espiritual."
Este futuro santo, que no alcanzó de Nuestro Padre Celestial, la mejoría, porque como casi siempre sucede, eran otros los designios de Dios para con él, está presente en el mundo de hoy, realizando sanaciones milagrosas en enfermos terminales. Existen casos imposibles de creer, como el de Mary, muchacha chilena, que a los seis meses de vida, sus padres notan que tiene una parálisis del lado izquierdo del cuerpo. Consultan con especialistas que le diagnostican un severo daño cerebral en evolución e irreversible. Mary pasa muchos años en cama, pero su situación se agrava aún más por las convulsiones epilépticas que se le producen. Luego de cuatro cirugías cerebrales, la niña ya no puede más, sólo quiere morir por lo que se niega a ingerir alimentos, la consiguiente baja de peso y la depresión obligan a sus padres a ingresarla nuevamente al hospital. Mary ya se encuentra en estado catatónico. Es en esa ocasión precisa, cuando unas voluntarias le regalan a la madre una estampa de Nicolino; para que le rece por la mejoría de Mary. En esos días, la muchacha empeora aún más, por lo que la madre decide encomendar a su hija a Nicola, sin embargo, el estado de la muchacha es de tal gravedad, que en el fondo de su corazón le pide que muera pronto para que así deje de sufrir. Al día siguiente cuando vuelve al hospital, cual no sería su sorpresa, al ver que la niña está conversando con el médico, come sola y por primera vez camina con cierta normalidad. Mary (María Mercedes Correa Maldonado) hoy en día se encuentra bastante recuperada, quiere estudiar sicología, para ayudar a los demás. Este caso ha sido tan sorprendente, que ha viajado a Chile una comisión del Vaticano para estudiar los antecedentes.
Esta historia se encuentra relatada en detalle en un libro titulado: "Camino sin fin, el milagro de Nicola", y la autora es precisamente su madre María Ester Maldonado, donde cuenta los esfuerzos de la familia por sacar adelante a su hija por más de 17 años y los detalles de la milagrosa recuperación.
Otro caso chileno:
También se encuentra en manos de La Congregación Cristiana para la causa de los Santos los antecedentes del sargento primero de Carabineros (policía) José Luis Pezo, quién fue baleado al responder a un llamado de un camionero por el secuestro de un diputado. Como se trataba de una bala tipo "dum – dum", los fragmentos estaban disperso dentro del cráneo, por lo que las expectativas de salvarle la vida eran escasas. El capellán Lorenzo Torres, quién entregó la extremaunción al suboficial empezó a rezarle a una imagen que se encontraba junto a la cama del desahuciado, la de Nicolino, seminarista Camiliano, cuya orden se caracteriza por la asistencia a los enfermos. Al cabo de un mes el sargento sale del hospital, atribuyendo su recuperación milagrosa a la intercesión de Nicola D’Onofrio.
Sus dos santos predilectos
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Jesús mi bien amado, En ti mi vida puse, mi gloria y porvenir; Y ya que para el mundo soy una flor marchita, No tengo más anhelo que amándote, morir…" (Santa Teresita del Niño Jesús)
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"En primer lugar, cada uno pida al Señor (S. Camilo de Lelis) |
San Camilo |
Se ruega a quién reciba gracias o favores por intercesión
del Siervo de Dios Nicola D'Onofrio, escriba a:
Se invita a participar los días miércoles, a las 12:00 hrs., en la misa que se celebra en honor del Siervo de Dios, en la capilla del Hospital de Carabineros ubicada en Simón Bolívar con Antonio Varas, Santiago, Chile. Informaciones en el teléfono 02-2229098
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