DIOS PADRE
VINE PARA ENCARNARME EN TODOS, PARA QUE ESTE
MUNDO SEA UN MUNDO DE AMOR
MENSAJE DE NAVIDAD - Rosario vespertino.
Temas:
Pedídmelo, Mis pequeños, para que Yo os prepare, para que en este Aniversario de
Su Nacimiento, pueda nacer en vosotros y gocéis los éxtasis de Amor, que Yo,
vuestra Madre, Maestra y Guía, tuve y sigo recordando con tanto Amor.
Soy el Niñito Jesús, Soy vuestro Salvador y así, como Niño paso, año tras año,
viendo cómo se reúnen en torno Mío, aparentemente, pero la reunión no es para
Mí, es para ellos.
Yo vine para la salvación de todas las almas y de todos los tiempos, vine para
Encarnarme en todos, para que este Mundo, sea un Mundo de Amor, para que Yo
pueda convivir entre los hombres.
Os repito esto tanto, Mis pequeños, de estar sueltos a Mi Voluntad, y para ello,
primeramente, Me debéis pedir la humildad y el abandono, para que Yo os pueda
mover como Yo quisiera que fuerais.
¡No os imagináis cuánto os necesito de regreso!, Soy el Rey de la Parábola del
hijo pródigo.
Mensaje de Dios Padre, el Niñito Jesús, y la Santísima Virgen María a J. V.
(Entregado el día 19 de Diciembre de 2013
Primer Misterio. Habla La Santísima Virgen María.
Sobre: Pedídmelo, Mis pequeños, para que Yo os prepare, para que en este
Aniversario de Su Nacimiento, pueda nacer en vosotros y gocéis los éxtasis de
Amor, que Yo, vuestra Madre, Maestra y Guía, tuve y sigo recordando con tanto
Amor.
Hijitos Míos, os voy a hablar de la alegría del momento de la Anunciación, Mis
pequeños. Ciertamente fui preparada por la Santísima Trinidad para ser la Madre
del Salvador, ciertamente se Me dio una Creación especial, Inmaculada, Santa,
Bellísima en cuerpo y alma.
Ciertamente fui creada para ser el medio por el cual, Mi Hijo, el Salvador,
vendría al Mundo. Mi Ser, desde Mi Nacimiento, estaba lleno de Mi Señor. Tantas
bellezas, tantas Virtudes, la Llena de Gracia.
Mis pequeños, ¡cuánto se derramó Mi Señor en Mí!, ¡Cuánto Amor! Y tenía que ser
Perfecta por Su Gracia, porque, de Mí, tenía que nacer el Perfecto, el Santo de
los Santos.
Yo, Su Sierva y ahora, Su Madre, Le iba a alimentar, iba a vivir en Mí.
Una madre da vida al hijo de sus entrañas, pero aquí, era Mi Dios, Mi Creador,
el que, al Vivir en Mí, Me daba Vida, Me daba Gozo, un Gozo incomparable,
bellísimo, Santísimo. Yo Le alimentaba en Su Cuerpo, Él Me alimentaba en Mi
Alma, era un éxtasis amoroso, Mi Dios en Mí, Mi Señor, Mi Creador y ahora, el
Salvador. La Promesa del Padre realizándose en Mí, Su Sierva, Su Esclava.
¡Cuánto Amor derramó en Mí, Mi Señor y Mi Dios! ¡Pero qué regalo tan grande!, de
ser quien Le cuidara, Le alimentara, Le enseñara a ser un Pequeño Niño en el
Mundo y, ayudarle a crecer en humildad, para presentarse después ante los
hombres como un Dios-Hombre.
Mis pequeños, esta vida que Me regaló Nuestro Dios, este éxtasis de Amor, es un
regalo inmenso, no hay nada comparable, escoger a esta Su Sierva, para llevar en
Su Vientre al Dios Hecho Hombre.
¡Cuánto aprendí de Él! ¡Cuánto gocé de Él! ¡Cuánta Vida Me dio! Os quiero
compartir este gozo, Mis pequeños y os quiero preparar también, para que
vosotros abráis vuestro corazón, para que Mi Hijo, vuestro Dios y Salvador
también pueda Vivir en vosotros.
Pedídmelo, Mis pequeños, para que Yo os prepare, para que en este Aniversario de
Su Nacimiento, pueda nacer en vosotros y gocéis los éxtasis de Amor, que Yo,
vuestra Madre, Maestra y Guía, tuve y sigo recordando con tanto Amor. Estas
delicadezas de Nuestro Dios, son tan grandes, tan delicadas, que uno pasa toda
la eternidad agradeciendo a Nuestro Dios y Creador por Sus Bendiciones.
Dejadme pues, Mis pequeños, que os prepare, para que vosotros, siendo Mis hijos,
podáis gozar también las bellezas con las que Nuestro Dios os quiere regalar y
así empecéis a gozar el Cielo en la Tierra, como Yo lo gocé y lo gozaré en cada
uno de vosotros, cuando Mi Hijo se Encarne en vuestro corazón.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio. Habla el Niñito Jesús.
Sobre: Soy el Niñito Jesús, Soy vuestro Salvador y así, como Niño paso, año
tras año, viendo cómo se reúnen en torno Mío, aparentemente, pero la reunión no
es para Mí, es para ellos.
Hijitos Míos, hermanos Míos, imaginad por un momento, que vosotros invitáis a
muchos niños y personas queridas a vuestra casa, a celebrar vuestro cumpleaños
y, ciertamente, llegan todos ellos, con regalos en las manos, y vosotros os
emocionáis porque los veis a todos reunidos y traen regalos y, vosotros, estáis
contentos porque es vuestro cumpleaños y os imagináis que todos ellos están
pensando en vosotros, porque es vuestro cumpleaños pero, de repente, se apartan
de vosotros, se van a otro lugar y se empiezan a intercambiar esos regalos.
Los regalos no eran para vosotros, eran para ellos, se los intercambiaron y os dejaron abandonados, era vuestro cumpleaños, vosotros los invitasteis, vosotros quisisteis que fueran a celebrar con vosotros esa alegría de cumplir un año más, pero se olvidaron de vosotros. Ellos están gozando de la fiesta, que era vuestra fiesta, pero se apartaron e hicieron su propia fiesta y vosotros os quedasteis solos, sin ningún regalo, nadie se acercó a deciros cosas bonitas, a felicitaros por un año más. Os quedáis tristes porque nadie os recuerda y ellos están contentos porque tienen un regalo que les dio algún amigo, algún pariente, pero ese regalo no fue para vosotros.
Soy el Niñito Jesús, Soy vuestro Salvador y así, como Niño paso, año tras año,
viendo cómo se reúnen en torno Mío, aparentemente, pero la reunión no es para
Mí, es para ellos. Se reúnen con amor fraterno, pero el amor se lo dan entre
ellos y no hay nada para Mí.
Se celebra Mi cumpleaños, es una Fiesta Divina, es una Fiesta del Cielo, se
celebra la Promesa de Mi Padre, de enviar al Salvador para protegeros de Satanás
y de todas sus obras, él ya tenía al mundo en tinieblas y Yo vengo como Luz,
para alumbrar nuevamente la vida de los hombres y para darles una guía de
salvación, pero el Mundo os sigue jalando, os sigue apartando de Mí.
Los seres humanos no Me buscan, no Me recuerdan, ciertamente, quizá pongan algún
Nacimiento por ahí, junto a un árbol inmenso, un árbol lleno de esferas y de
luces, que opaca el recuerdo de la Venida del Salvador a salvar al género humano
y para abriros nuevamente las Puertas del Cielo que estaban cerradas por el
Pecado Original.
Esto es un acontecimiento Celestial, el Cielo celebra este acontecimiento tan
grande y lo goza inmensamente y lo agradece a Mi Padre, vuestro Padre, vuestro
Dios. Y, vosotros, una gran mayoría de hogares, Me dejan abandonado y solamente
se reúnen en familia, en vuestra familia, Yo no Soy parte de vuestra familia.
Es triste esto, Mis pequeños, porque mientras el Cielo celebra éste
acontecimiento tan grande, un acontecimiento Universal, la gran mayoría de las
familias ni Me recuerdan, todo se queda en lo humano, en un intercambio de
regalos del Mundo y poco hay de lo espiritual entre ellos.
Os pido, Mis pequeños, que vosotros os acordéis, aunque sea un momentito, en ese
día, en que Yo vengo al Mundo a traer Luz, la Luz Divina, la Luz Salvadora, en
ese día, en que vuestro Salvador, empieza Su Misión para salvar al género humano
y para enseñaros nuevamente cómo se debe vivir el Amor que se vive en el Cielo.
Espero Me deis, algunos minutitos para que Yo pueda vivir en vuestro corazón
aunque sea unos momentos, antes de que Me dejéis abandonado, solo, en el Pesebre
y os vayáis con los vuestros a hacer una fiesta en la que no estoy invitado Yo,
vuestro Dios.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: Yo vine para la salvación de todas las almas y de todos los tiempos,
vine para Encarnarme en todos, para que éste Mundo, sea un Mundo de Amor, para
que Yo pueda convivir entre los hombres.
Hijitos Míos, Yo Vine al Mundo para mostraros el Amor que se Vive en el Cielo. Yo, Soy todo Amor, Soy el reflejo del Padre, de vuestro Creador y vosotros fuisteis creados también para ser reflejo del Amor de vuestro Dios.
Yo Soy el Amor Encarnado y os di toda una Evangelización para que vivierais el
Amor y que el Amor se diera en todos los corazones para que, a pesar de la
maldad que se vivía y se sigue viviendo, no entrara a vuestro corazón y
predominara el Amor entre los hombres, porque, al final, es el Amor el que
vencerá.
Con esto, Mis pequeños, os quiero advertir hacia dónde os está queriendo llevar
Satanás. Lo estáis viendo a través de los medios de comunicación, es la maldad,
es la destrucción, es la lucha fraterna, pero, si os dais cuenta, está la
venganza atrás de todo ello y es maldad por maldad.
Mi Padre os dice: ¿Dónde estaríais todos vosotros si Yo actuara en venganza con
lo que Le hicisteis a Mi Hijo y con lo que hacéis de mal todos los días? Si Yo
os pagara con la misma moneda, con el mal que tenéis en vuestro corazón, no
quedarían almas sobre la Tierra.
Me visteis a Mí, vuestro Salvador, caminar en el mundo y, a pesar de los ataques
que constantemente tenía, de aquellos que se habían vendido a Satanás, no los
ataqué con la misma moneda, ni aún a Mis Mismos verdugos. Pude haber enviado a
legiones de ángeles a destruirlos y no lo hice porque, entonces, toda Mi
Evangelización de Amor se hubiera venido para abajo, no hubiera servido para
nada.
Estáis rodeados de maldad en estos momentos, Satanás se ha entronizado en toda
la Tierra. Estáis viendo injusticias, estáis viendo muertes, secuestros, maldad
fraterna, maldad en muchas formas y, en vuestro corazón, ¿qué es lo que está
sucediendo?, ¿hay amor o hay maldad? ¿Estáis perdonando a los que están causando
el mal y pedís por ellos, por su conversión, o estáis pensando cómo contraatacar
con otro mal?, que, de esta forma, no estáis siendo ejemplo de amor,
primeramente ante Mí, vuestro Dios y, luego, por dar un mal ejemplo ante
vuestros hermanos.
Se os dio el don de la vida para que fuerais ejemplo de amor y de respeto a otra
vida humana, a un hermano vuestro que está en el error, que está enfermo de
maldad, que ha sido tomado por Satanás pero que, vosotros, en lugar de ayudarle,
orando por él, poniéndolo en Mi Corazón, para que le salve, al contrario, lo
hundís más, al desear cosas negativas y maldad hacia su persona, hacia su alma
y, de esta forma, ante Mis Ojos, no sois dignos hijos de Dios, ni almas que
merezcan entrar al Reino de los Cielos, porque vuestra alma no está actuando en
el Amor, sino en el odio y en la venganza.
Meditad esto, Mis pequeños, porque Satanás os está llevando a eso, a que no
seáis dignos hijos de Dios porque un alma así, llena de odio y de venganza no
puede entrar al Reino de los Cielos. El ataque de Satanás es muy sutil, se
aprovecha de vuestra carnalidad, caída en el pecado y no crecida en la virtud,
por eso hay tantas y tantas almas que se pierden y tantas y tantas más, que
tienen que pasar mucho tiempo en el Purgatorio, para limpiar esta sed de maldad
y de venganza que ha crecido en vuestro corazón.
Para eso vine Yo, vuestro Dios Encarnado, para enseñaros cómo se debe de pagar a
aquellos que os tratan en el mal y es, deseando un bien, deseando una
conversión, deseándoles su salvación eterna. Sé que eso es difícil para
vosotros, caídos en el pecado y con una espiritualidad débil, pero contáis
Conmigo, con vuestro Dios y Salvador. Uníos Conmigo, para que Yo os haga crecer
en la virtud, para que Yo Me pueda Encarnar en vosotros y para que podáis salvar
a infinidad de almas, que ahora son instrumentos de Satanás. Yo vine para la
salvación de todas las almas y de todos los tiempos, vine para Encarnarme en
todos, para que este Mundo, sea un Mundo de Amor, para que Yo pueda convivir
entre los hombres, pero hombres ya transformados por Mi Gracia, por el Ejemplo
que Yo os dejé.
Recordad eso siempre, vosotros solos no podréis alcanzar nunca vuestra
salvación, Satanás es muy fuerte para vosotros, pero Yo Soy mucho más fuerte que
él y, si estáis Conmigo, aseguraréis vuestra salvación eterna y la salvación de
muchas almas, que para eso vinisteis a la Tierra.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Os repito esto tanto, Mis pequeños, de estar sueltos a Mi Voluntad, y
para ello, primeramente, Me debéis pedir la humildad y el abandono, para que Yo
os pueda mover como Yo quisiera que fuerais.
Hijitos Míos, cuando escogí a Mis apóstoles y, escogí solamente a doce,
ciertamente, había muchos que Me seguían, pero escogí solamente a doce y esto es
para haceros saber que no necesito multitudes para lograr un cambio. Pocas
almas, como ya os he dicho antes, totalmente sueltas a Mi Voluntad, pueden
lograr que Mis Gracias, Mis Bendiciones, caigan sobre multitudes y se logren
milagros, conversiones, cambios, que parecerían difíciles de lograr y se logran,
porque son almas entregadas totalmente a Mi Voluntad.
Estos son momentos en que hay multitudes que viven en el mal y, si pudierais ver
los pequeños grupos con los que cuento alrededor del Mundo, no lo creeríais,
sois muy pocos los que estáis Conmigo para los tantos millones de almas que
vivís ahora en vuestro Mundo.
Vosotros, cuando os entregáis plenamente a Mí, es Mi Gracia la que está fluyendo
a través de vosotros, es Mi Divinidad a través de vosotros, son Mis Potencias a
través de vuestra pequeñez y, por eso, se logran tantas bendiciones sobre
multitudes, pueblos, naciones, porque Soy Yo, vuestro Dios actuando a través de
vuestra pequeñez y de vuestro pequeño número.
Quisiera Yo que todo el Mundo estuviera en esa situación, de ser vehículos Míos,
que a través de cada uno de vosotros, todas Mis Potencias se derramaran sobre
vuestros hermanos, Me daríais una dicha muy grande, el ver a cada una de las
almas existentes en deste momento sobre la Tierra, iluminadas por Mí y ser
transmisores fieles de Mis potencias de Amor, porque ellas mismas estarían
viviendo en Mi Amor, totalmente sueltas a Mi Voluntad.
Os repito esto tanto, Mis pequeños, de estar sueltos a Mi Voluntad, y para ello,
primeramente, Me debéis pedir la humildad y el abandono, para que Yo os pueda
mover como Yo quisiera que fuerais, como una manguera por la que pasa el agua,
ese líquido que va a dar vida a las plantas. Vosotros, por vosotros mismos, no
podéis dar vida a vuestros hermanos, es Mi Gracia, la que pasa a través de
vosotros, Mi Sabiduría, Mis Potencias, las que os llenan primeramente a vosotros
y salen de vosotros para el bien de vuestros hermanos, porque vosotros no tenéis
las capacidades espirituales para lograr un cambio en algún hermano vuestro que
lo necesite.
Cuando logréis ser inertes a vosotros mismos, que seáis esa manguera que
solamente pueda hacer su bien cuando alguien la toma y la dirige hacia la
planta, hacia el árbol, hacia el césped y riega, dándoles un bien a ellos, es
cuando entráis realmente en acción para cumplir con vuestra misión en la Tierra.
Sed inertes a vosotros mismos, no engrandeceros con lo que no os pertenece, sed
vida para vuestros hermanos, porque Yo, Soy el que está dando vida a través de
vosotros. No os apropiéis de nada, porque Yo, Soy el Dueño de vosotros por
completo. Cuando aprendáis eso, Mis pequeños, es cuando seréis de ese grupo que
necesito para que, unidos, podáis cambiar a pueblos y naciones, de la maldad en
que ahora viven a un bien que necesitan para su salvación y para que podáis
vivir en las Tierras Nuevas que se han de dar, Tierras llenas de la Voluntad de
Nuestra Santísima Trinidad, Tierras de Amor, Tierras de hermandad en Dios.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: ¡No os imagináis cuánto os necesito de regreso!, Soy el Rey de la
Parábola del hijo pródigo.
Hijitos Míos, ¡no os imagináis cuánto os necesito de regreso!, Soy el Rey de la
Parábola del hijo pródigo. Sois los hijos que os apartasteis del palacio, de Mis
cuidados, de Mis Enseñanzas, de Mi Amor. Quisisteis actuar por vosotros mismos,
pero vuestras capacidades no os dieron para más, no estabais capacitados,
todavía, para llevar la vida que se vive en el palacio y vuestra carnalidad y
vuestras pasiones os llevaron a vivir en el mal.
Estáis sufriendo porque vuestra espiritualidad no era madura todavía, vivíais en
el palacio, en Mi palacio, pero quisisteis hacer lo que vosotros queríais,
visteis el mundo y lo que el enemigo del palacio os ofrecía. Creísteis que ese
cambio de vida era bueno para vosotros y le seguisteis, os hicisteis de
amistades que tenían esa mentalidad.
Ciertamente, cuando salisteis del palacio, llevabais buenas intenciones, pero
las fuisteis perdiendo, esa era vuestra riqueza y ya que perdisteis vuestras
riquezas, riquezas espirituales, los que os rodeaban, porque os veían
diferentes, os abandonaron, ya no tenían más qué quitaros, traíais Luz, pero os
volvisteis tinieblas como ellos y, ya que os apagasteis, nadie os hizo caso.
Estuvisteis en el lodo, entre los puercos, o sea, os llenasteis de pecado, de
maldad, ya no servíais para nada, no erais transmisores de Luz, o sea, de buenas
cosas que aprendisteis en el palacio, pero Yo cuido a los Míos, meditasteis y os
disteis cuenta que habíais perdido todo, que vuestra vida era inútil, viviendo
según vuestra voluntad, según vuestras pasiones, según vuestras capacidades tan
limitadas que teníais y que perdisteis aún lo poco que teníais. Pero sois Mis
hijos y siempre os estoy llamando, siempre estoy viendo a lo lejos, si ya venís
por el camino, si ya atendisteis Mi Llamado y le seguisteis.
Estoy esperando en el palacio, envío a Mis sirvientes a cuidaros mientras estáis en el Mundo, para que os protejan, para que os guíen, para que entréis en vosotros mismos y os deis cuenta de vuestra realidad, que sin Mí, no podéis hacer cosas buenas, porque vuestra espiritualidad deja mucho que desear, pero cuando sois inteligentes y sabios, cuando atendéis a Mi Llamado, que está en vuestro corazón y entra en vosotros esa Sabiduría de arrepentiros de vuestro error y de tratar de regresar a lo bello que teníais antes de vuestro error, ahí estoy Yo, vuestro Rey, vuestro Dios, viendo hacia el horizonte, esperando que volváis y, tan pronto os veo, inmediatamente voy en vuestra búsqueda, os abrazo, os beso, y os agradezco que hayáis atendido a Mi Llamado y os regreso a vuestro hogar, en el palacio.
Sois esas almas, como el hijo pródigo, necesitadas de Mí, que os debéis llenar
de humildad y reconocer que al estar en la maldad, sois inservibles, que estáis
produciendo maldad y no el bien, para lo que fuisteis creadas. Pero con esto os
quiero decir, que no os desaniméis, que tenéis vida todavía y que vuestra vida
puede cambiar, como la del hijo pródigo, que después de haber caído a lo más
bajo, al lodo, vivir entre los puercos, que es vivir en lo más bajo de las
pasiones del hombre, se recuperó, y cada uno de vosotros se puede recuperar,
hasta alcanzar la santidad de vida.
Para Mí, no hay imposibles, Mis pequeños, el imposible está en vuestro interior,
al no reconocerme como vuestro Dios, que Soy Omnipotente, que Soy
Misericordioso, que perdono cualquier falta, aún por más grande que os imaginéis
que pueda ser. Aunque hayáis caído a las pasiones más bajas, a las más
horrendas, vuestra alma puede ser purificada nuevamente y os puedo poner nuevas
vestiduras y un anillo al dedo, queriéndoos con esto decir que estáis perdonados
y que volvéis a ser hijos Míos, con el derecho de habitar nuevamente en el Reino
de los Cielos. No hay imposibles para Mí, vuestro Dios, simplemente, acercaos,
con humildad, con un corazón contrito y lleno de amor y Yo estaré ahí,
observando desde lo alto del castillo vuestra llegada y gran alegría Me daréis,
porque un alma que estaba perdida, recibió Mi Llamado, se humilló y regresa a
Mí, para ser nuevamente, un hijo Mío, que habitará nuevamente en el lugar que le
pertenece, que es el Reino de los Cielos.
Os amo, Mis pequeños, os amo a todos, porque fuisteis creados por Amor y
vosotros tenéis Mi Amor, no lo desperdiciéis.
Gracias, Mis pequeños.
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