¡OH, QUÉ ALEGRÍA TRAERÁ AL
PUEBLO DE DIOS LA PRESENCIA DE ENOCH Y ELÍAS!
Amadísimos hijitos de mi corazón, que la paz de Dios esté con todos
vosotros.
Vivid en recogimiento y en oración estos días próximos a la semana
mayor (Semana Santa) ; haced buenas confesiones, para que estéis preparados para
el Aviso y no os coja por sorpresa el llamado de mi Padre.
Elías muy pronto se manifestará y junto con Enoch, del cual ya
tenéis referencia, serán los dos candelabros que allanarán conmigo el camino
para la próxima venida de mi Hijo. Ellos Destruirán las herejías y doctrinas de
mi adversario y sus falsos profetas; tendrán la Sabiduría del Espíritu y
profetizarán en la tierra por espacio de 1,290 días; tiempo en el cual los
cielos se cerrarán con el fin de que no llueva y así dar cumplimiento a lo que
está escrito. Os pido hijitos que le brindéis toda vuestra colaboración a
nuestros dos olivos, para que puedan cumplir la misión que el cielo les ha
encomendado.
Naciones fieles al Dios de la Vida, aclamad al Señor porque viene
delante de sus dos mensajeros a traer la paz y anunciar la salvación a su
pueblo; abridle paso porque él irá dejando huellas que harán camino, para que lo
sigan son dos olivos. Dichosas las naciones que han sido elegidas con la
presencia de los mensajeros del Señor. ¡Oh, qué alegría traerá al pueblo de Dios
la presencia de Enoch y Elías!. Ellos serán luz y disiparán las tinieblas, serán
paz y consuelo para el pueblo de Dios; ellos son los dos candelabros que el
Señor ha puesto para que alumbren la oscuridad de aquellos días.
Enoch y Elías le devolverán la fe a un pueblo de Dios que caminará
por el desierto en medio del dolor y el caos; ellos irán regando semilla de
esperanza y confianza en Dios; serán la voz del Señor en aquellos días. Y el
pueblo que yace en penumbras verá la luz. Y el corazón de los padres volverá a
los hijos y el corazón de los hijos volverá a los padres, para que cuando venga
el Señor no tenga que exterminar la tierra.
Ya se acercan los días de los mensajeros del Señor, alegraos
simientes del Dios de la Vida, porque harán grandes prodigios por la gracia de
Dios y mantendrán informado al Rebaño del Señor de la Voluntad del Padre.
Despejad los caminos, porque ya vienen los mensajeros del Señor, anunciando la
paz, devolviendo la fe y trayendo la esperanza a un pueblo que yace desvalido
por su paso por el desierto. La Gloria de Dios estará con ellos y el yugo que mi
adversario ha puesto sobre el pueblo de Dios, será roto.
Hijitos míos, acoged pues a los mensajeros del Señor, porque ellos
allanarán conmigo, el camino para el regreso triunfal de mi Hijo.
Que la paz de Dios habite en vuestros corazones y mi protección
maternal os asista siempre. Vuestra Madre María, Señora de todas las Naciones.
Dad a conocer mis mensajes, hijitos de mi corazón.
Mensaje entregado a Enoch, Marzo 8, 2012 - 2:40 P.M.
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