EL DESEO DESCONOCIDO DE DIOS PADRE Y SU PROMESA
La reflexión es referente a nuestros pecados pasados, están confesados y perdonados y por ello no merecen el infierno, pero Dios los recordará en el Juicio Final. Para decirlo en una forma que se entienda, aparecerán en la pantalla gigante. Pero Nuestro Padre nos ha confesado aquí que a veces sufre de olvido, como que no los recuerda, pero eso dependerá de cada cual y de sus méritos presentes. Recordemos parte del párrafo:
"....con una imposibilidad fuerte de luchar contra vuestros defectos y poder levantar vuestro pasado a un olvido ante Mí. Que también eso quiero, Mis pequeños, que vuestro presente y vuestro actuar presente, haga que vuestro pasado no esté ante Mí, en vuestro Juicio Final".
En el Juicio Final o Universal se juzgará a cada alma frente a todos, estarán allí, los Ángeles, los Bienaventurados, las Almas del Purgatorio y también el Infierno completo con todos los demonios y los condenados. En ese instante veremos las cosas buenas y también los pecados cometidos por todos nosotros.
Imaginemos como lo dijimos que sea como una pantalla gigante, en 3D, en colores y con sonido estereofónico, todos van a ver nuestros pecados pasados, aun cuando estén perdonados. Esto es del todo bochornoso y vergonzoso para nosotros, por ello el Padre nos advierte: hagan méritos para que vuestro pasado no esté frente a Mí.
Trabajar para el Reino, permanente estado de gracia y darle almas, muchas almas (salvar almas), eso hará que cuando estemos frente de Él y de todo el mundo no recuerde nuestros pecados pasados. La clave es el amor, a Dios y a nuestros hermanos. No hay tiempo que perder, empezar a hacer méritos ¡ahora!
Y repetir con frecuencia recordando a Tobías 3,3:
"Señor, no recuerdes nuestros delitos, ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de nuestros pecados."
Y a ti varón que estás frente a la pantalla en estos momentos, tu sabes muy bien a lo que me refiero, ¿cuando vas a cambiar? ¿Qué estás esperando?
Te recuerdo la Carta de Santiago (1, 12-15):
"Feliz el hombre que
soporta pacientemente la prueba, porque, después de probado, recibirá la Corona
de Vida que el Señor prometió a los que lo aman. Que nadie diga en el momento de
la prueba: «Dios me manda la prueba.» Porque Dios está a salvo de todo mal y
tampoco manda pruebas a ninguno. Cada uno es tentado por su propio deseo, que lo
arrastra y lo seduce; el deseo concibe y da a luz al pecado; el pecado
crece y, al final, engendra la muerte".
El Santo Cura de Ars describe a la perfección el Juicio Final, si no lo han escuchado entrar aquí:
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