DIOS PADRE 

   NOS ENSEÑA CON EL SALMO 138

 

(Lecciones Divinas)


    

 

 

 

Para una mejor comprensión, recordemos el Salmo primero.

 
Salmo 138(139)

 

Himno a la omnisciencia divina.

 

1 Al Maestro de coros, salmo de David

Yahvé, Tú me penetras y me conoces.


2 Sabes cuando me siento y cuando me levanto; de lejos disciernes mis pensamientos.


3 Si ando y si descanso Tú lo percibes, y todos mis caminos te son familiares.


4 No está todavía en mi lengua la palabra, y Tú, Yahvé, ya la sabes toda.


5 Tú me rodeas por detrás y por delante, y pones tu mano sobre mí.


6 Maravillosa sobremanera es para mí tal ciencia, demasiado sublime,
superior a mi alcance.


7 ¿Adónde iré que me sustraiga a tu espíritu? ¿Adónde huiré de tu rostro?


8 Si subiere al cielo, allí estás Tú; si bajare al abismo, Tú estás presente.


9 Si tomare las alas de la aurora, y me posare en el extremo del mar,


10 también allí me conducirá tu mano, y me tendrá asido tu diestra.


11 Si dijera: “Al menos las tinieblas me esconderán”, y a modo de luz me envolviese la noche.


12 las mismas tinieblas no serían oscuras para Ti, y la noche resplandecería como el día, la oscuridad como la luz.


13 Tú formaste mis entrañas; me tejiste en el seno de mi madre.


14 Te alabo porque te has mostrado maravilloso, porque tus obras son admirables;
largamente conoces mi alma,


15 y mi cuerpo no se te ocultaba, aunque lo plasmabas en la oscuridad, tejiéndolo bajo la tierra.


16 Tus ojos veían ya mis actos, y todos están escritos en tu libro; los días (míos) estaban determinados antes de que ninguno de ellos fuese.


17 Oh Dios ¡cuán difíciles de comprender tus designios! ¡Cuán ingente es su número!


18 Si quisiera contarlos, son más que las arenas; si llegara al fin, mi duración sería como la tuya.


19 ¡Oh, si quitaras la vida, oh Dios, al impío, y se apartasen de mí los hombres perversos!


20 Porque con disimulo se rebelan contra Ti; siendo tus enemigos, asumen tu Nombre en vano.


21 ¿Acaso no debo odiar, Yahvé, a los que te odian, y aborrecer a los que contra Ti se enaltecen?

22 Los odio con odio total; se han hecho mis propios enemigos.


23 Escudríñame, oh Dios, y explora mi corazón, examíname y observa mi intimidad;


24 mira si ando por el falso camino, y condúceme por la senda antigua.




Hijitos Míos, muy amados

Este salmo, que les quiero explicar hoy, explica Mi Amor hacia ustedes, y como los conozco. Yo soy Yahvé, su Padre, y desde el seno materno yo los formé. Soy Yo quien los forme con mi amor en las entrañas de su madre.

Mi Gracia los guarda y se cierne sobre ustedes y en ustedes; siempre que la busquen y la reciban con el corazón dispuesto.

Todo lo que les suceda, yo lo permito. Hay veces que se enfrentarán a problemas dolorosos, que si bien es cierto, Yo no se los mando, pero lo permito; porque como se los dije varias veces, a través de mis profetas fieles y de mi Santa Palabra; de todo mal que ustedes, mis hijitos muy queridos les suceda, Yo saco un Bien mucho mayor.

Porque ustedes están envueltos en mi amor.

Yo conozco cada acto de ustedes, antes de que suceda. Conozco cada palabra antes que salga de su boca. Todo esto sucede porque conozco el corazón de cada uno y a Mi nada se me oculta.

Porque de Mi Amor nada puede escapar.

Hijitos, cada vez que ustedes pecan, a mi me duele profundamente, porque principalmente, los amo, pero Mi dolor reside, porque el daño se los hacen a ustedes mismos. Porque el pecado los separa de Mí. Porque con el pecado se hacen amigos de mi enemigo, quien me odia y quiere arrebatármelos a toda costa.

Es por eso que entregué a Mi Amado Hijo, para que pueda rescatarlos, mediante La Divina Misericordia. Es Jesús mismo quien intercede y ora pidiéndome por cada uno de ustedes!

La Santísima Virgen María cae de rodillas ante Mi Hijo, cada vez que alguno de ustedes cae en “desgracia”, suplicándole que mediante su Corazón les otorgue Mi Santa Misericordia.

 

 

 

Por los pecadores



El Me ruega incesantemente que ninguno se pierda (Rm 8, 34; Jn 17, 6_19)
 

Romanos:

34 ¿Quién podrá condenar? Pues Cristo Jesús, el mismo que murió, más aún, el que fue resucitado, está a la diestra de Dios. Ése es el que intercede por nosotros.

 

 

San Juan:

6 “Yo he manifestado tu Nombre a los hombres que me diste (apartándolos) del mundo. Eran tuyos, y Tú me los diste, y ellos han conservado tu palabra. 7 Ahora saben que todo lo que Tú me has dado viene de Ti. 8 Porque las palabras que Tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han recibido y han conocido verdaderamente que Yo salí de Ti, y han creído que eres Tú quien me has enviado. 9 Por ellos ruego; no por el mundo, sino por los que Tú me diste, porque son tuyos.
Pues todo lo mío es tuyo, y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. 11 Yo no estoy ya en el mundo, pero éstos quedan en el mundo mientras que Yo me voy a Ti. Padre Santo, por tu nombre, que Tú me diste, guárdalos para que sean uno como somos nosotros. 12 Mientras Yo estaba con ellos, los guardaba por tu Nombre, que Tú me diste, y los conservé, y ninguno de ellos se perdió sino el hijo de perdición, para que la Escritura fuese cumplida. 13 Mas ahora voy a Ti, y digo estas cosas estando (aún) en el mundo, para que ellos tengan en sí mismos el gozo cumplido que tengo Yo. 14 Yo les he dado tu palabra y el mundo les ha tomado odio, porque ellos ya no son del mundo, así como Yo no soy del mundo. 15 No ruego para que los quites del mundo, sino para que los preserves del Maligno. 16 Ellos no son ya del mundo, así como Yo no soy del mundo. 17 Santifícalos en la verdad: la verdad es tu palabra. 18 Como Tú me enviaste a Mí al mundo, también Yo los he enviado a ellos al mundo. 19 Y por ellos me santifico Yo mismo, para que también ellos “sean santificados, en la verdad”.

 

 


Hijo, hace unos días vienes sintiendo angustia, y hoy lo comentabas con una hermana tuya…. Pues bien. La angustia que sientes inexplicablemente en el corazón es por los tiempos en que viven. Porque todo se acelera y al maligno le molesta que se le arrebaten almas.

Entonces a los que He separado para Mi, los atormenta con angustia, para que se dejen caer y el los pueda llevar. Pero Mi Gracia no los dejará abandonados a la maldad reinante.

Hijos míos deben prepararse para la prueba. (Eclesiastico 2, 1-13)

 

Eclesiástico: Constancia en la tentación
1 Hijo, entrando en el servicio de Dios, persevera firme en la justicia, y en el temor, y prepara tu alma para la tentación.

2 Humilla tu corazón, y ten paciencia; inclina tus oídos y recibe los consejos prudentes; y no agites tu espíritu en tiempo de la oscuridad.


3 Aguarda con paciencia lo que esperas de Dios. Estréchate con Dios, y ten paciencia, para que a tu fin sea próspera tu vida.


4 Acepta todo cuanto te enviare, en los dolores sufre con constancia, y lleva con paciencia tu abatimiento.


5 Pues como en el fuego se prueba el oro y la plata, así los hombres aceptos se prueban en la fragua de la humillación.


Confianza en Dios
6 Confía en Dios, y Él te sacará a salvo; endereza tu camino, y espera en Él; conserva su temor, hasta el fin de tus días.


7 Vosotros los temerosos del Señor, aguardad su misericordia; nunca os desviéis de Él, porque (para que) no caigáis.


8  Los que teméis al Señor, creed a Él; pues no se malogrará vuestro galardón.


9 Los que teméis al Señor, esperad en Él; que su misericordia vendrá a consolaros.


10 Los que teméis al Señor, amadle y serán iluminados vuestros corazones.


11Contemplad, hijos, las generaciones de los hombres: y veréis cómo ninguno, que confió en el Señor, quedó burlado.

12 Porque, ¿quién perseveró en sus mandamientos que fuese desamparado? ¿O quién le invocó que haya sido despreciado?


13 Pues Dios es benigno y misericordioso; en el día de la tribulación perdonará los pecados; y es protector de cuantos de veras le buscan.


El tiempo, tal como lo has venido sintiendo, se acorta. Las horas, aunque el reloj las marque aparentemente de igual forma, se van acelerando.

Es así como cumpliré mi promesa, de que si no acorto los tiempos, ¿quien se salvará? Ni siquiera mis elegidos.

Hijos los amo, y los protejo.

Oren, oren oren… para no desfallecer.

La oración permanente y constante del corazón, es lo único que los sostendrá!

Los Bendigo enormemente.

Su Padre que los Ama!

Les dejo Mi Paz.

Amén! Dice San Miguel

 

 

Mensaje dado a Carlos. S.

22 de junio de 2016

Argentina

 

 

 

 

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